Del amigo, el consejo: entrevista a Laura Salas Rodríguez

Miércoles, 19 de agosto de 2020

Continuamos en esta serie de entrevistas breves originada en el número 43 de VASOS COMUNICANTES, en esta ocasión con Laura Salas Rodríguez, traductora para editoriales desde 2008. Ha traducido a gente tan variopinta como Aléxandros Papadiamandis, David Mitchell, Irvine Welsh, Elizabeth Smart, Carmen Maria Machado, Nathaniel West, Michel Pastoureau, Agnès Desarthe y Velibor Čolić.

 

Un libro sobre traducción

Bueno, este es mi gran fracaso. No sé si he conseguido terminar algún libro teórico sobre la traducción; mi inconstancia y mi falta de rigor no me impidieron apreciarlos durante la facultad, y nunca fui más allá de los fragmentos que trabajábamos en clase (por suerte, nos hacían leer bastante). Ni siquiera me he leído el After Babel, de Steiner (todo sea que me quiten el título). El texto sobre traducción que más recuerdo es el Pierre Menard, autor del Quijote; quizá porque fue el primer texto que leí de Borges, ante la bendita insistencia de Vicente Fernández González (sin él todavía no habría escuchado a los Beatles). Otro texto sobre traducción y lectura que disfruté mucho fue el Cómo aprendí a leer, de Agnès Desarthe, que me encargó Periférica hace unos años.

Torre de Babel, de Marten van Valckenborch

Una traducción favorita

Soy lectora voraz de traducciones… y de traductores. Así, a bote pronto, se me vienen a la cabeza varias traducciones relativamente recientes que daban ganas de besar las manos que las habían sacado del horno: la de Dientes blancos (Zadie Smith), de Ana María de la Fuente, la de El club de los mentirosos (Mary Karr), de Regina López Muñoz, la de Manual para mujeres de la limpieza (Lucia Berlin), de Eugenia Vázquez Nacarino, Caminos ocultos (Tawni O’Dell), de Clara Ministral. También destacaría el enorme placer de leer con mis hijos literatura bien traducida, como la serie Escuela de piratas (Sir Steve Stevenson), de Julia Osuna, que disfrutamos literalmente como enanos. Pero tengo mucha suerte, y estoy virtualmente rodeada de compañeros que merece la pena leer, así que tendría que seguir mencionando nombres y más nombres.

Un diccionario

La verdad es que cuantos más, mejor… La ya mencionada Julia Osuna me contagió la adicción, y desde entonces no hubo vuelta atrás. Todavía no tengo todos los que necesito, ahora he empezado a investigar a ver si encuentro uno de modismos. Pero uno al que he sacado muchísimo partido ha sido el Diccionario de gentilicios y topónimos de D. Santano y León.

La búsqueda más rara que has hecho en tu vida

La más rara, no lo sé, porque, como ya han comentado algunos compañeros, una traduce lo que le cae en suerte, es decir, un poco de todo; de las más laboriosas, las que realicé para el libro Por qué cantan los pájaros, que de momento no se ha publicado (espero que lo haga algún día): me chupé una cantidad de guías ornitológicas que no era normal. Lo bueno fue que otros compañeros estaban con lo mismo (momento de pasión pajarera en las editoriales) y pudimos intercambiar recursos; otra ventaja fue que aprendí a apreciar el mundo, y el canto, de los pájaros.

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