Del amigo, el consejo: entrevista a Marta Sánchez-Nieves Fernández

Miércoles, 8 de julio de 2020.

Continuamos en esta serie de entrevistas breves originada en el número 43 de VASOS COMUNICANTES, en esta ocasión con la traductora Marta Sánchez-Nieves Fernández, licenciada en Filología Eslava por la Universidad Complutense, donde también realizó el DEA con un trabajo de investigación sobre el léxico carcelario en la obra Relatos del Kolymá del escritor Varlaam Shalámov. Ha sido profesora de ruso en la Escuela Oficial de Idiomas de Zaragoza y en la de La Laguna, y lleva casi veinte años traduciendo literatura rusa al español, combinando casi desde el principio la traducción editorial con la técnica y comercial. Fue Premio Esther Benítez en el año 2016 por su traducción de Noches blancas de Fiódor Dostoievski (Nórdica Libros). En el año 2018 obtuvo una mención especial del jurado en la V edición del premio la Literatura Rusa en España por la traducción de Relatos de Sevastópol de Lev Tolstói (editorial Alba) y también en 2018 y por esta misma traducción ganó el Premio Read Russia/Читай Россию en la categoría de literatura clásica del siglo XIX.

 

Un libro sobre traducción

No soy nada de ensayos de traducción, en general, soy poco de libros teóricos, iba a decir que quizá se deba a que vengo de filología, pero no cuela, ¿no? Pero hay dos libros que quizá sí podrían entrar en esta categoría, uno es Cómo aprendí a leer de Agnès Desarthe (traducción de Laura Salas, editorial Periférica) en el que la autora habla de su relación con la lectura, la escritura, la traducción. Y mucho más reciente todavía es mi lectura de Versión original. Memorias literarias narradas a Oleg Dorman de Lilianna Lunguiná (traducción de Yulia Dobrovolskaia y José María Muñoz Rovira, en Automática Editorial), donde Lilianna, traductora entre otros de Henrik Ibsen o de Astrid Lindgren al ruso, puede que no hable precisamente de su vida y labor como traductora, pero la traducción es el hilo conductor del libro. O quizá yo lo sienta así porque oí a Oleg Dorman contar que de niño él y todos sus amigos habían memorizado el nombre de Lilianna, la mujer que llenó de lecturas su infancia.

Una traducción favorita

Uf, esto es más un problema que una pregunta, ¿no? ¿Puedo citar dos, una de prosa y otra de poesía? Allá van: la traducción de Ricard San Vicente No vendrá el diluvio tras nosotros (antología poética, 1960-1996) de Joseph Brodsky, es un libro que saco de la biblioteca cada vez que paso por allí, a pesar de las bromas del bibliotecario. Y creo que vuelvo una y otra vez a los mismos poemas, no sé si como una especie de droga o para perder el miedo a los poemas que me salen continuamente cuando traduzco. Y, en prosa, Un puente sobre el Drina de Ivo Andrić, traducido por Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pištelek, es un libro que a toda mi familia le encanta, aunque mi hermana y yo siempre que lo recomendamos decimos que hay dos páginas que nos saltamos por su crudeza, y no paro de preguntarme cómo lograron sobrevivir Luisa y Tiho a esas dos páginas que mi hermana y yo ni fuimos capaces de leer.

Construcción de la Torre de Babel. Biblia Germanica

Un diccionario

Voy a repetirme, ¿solo uno? Me chifla el Corripio, ahora he conseguido que no se me vaya el tiempo leyéndolo. De los rusos, un diccionario enciclopédico de habla popular editado por la Academia de Ciencias de la Unión Soviética allá en 1966 y que conseguí de casualidad por una amiga. Me ha salvado de muchas dificultades, lo malo es que como lo conseguí como lo conseguí, solo tengo hasta la letra п (‘p’).

La búsqueda más rara que he hecho en mi vida

El año que estuve traduciendo artículos para un periódico ruso creo que se llevó la palma de búsquedas raras, tan pronto un día buscaba información sobre los nuevos misiles tierra-tierra del ejército ruso como al día siguiente estaba buscando datos sobre gaseoductos en el Báltico. Y hasta a mí me resultaba sospechosa. Y otra más divertida: no encontraba la onomatopeya del pavo real por ninguna parte, así que acabé llamando a mi hermana, que lo imita de maravilla, y ahí la tuve al teléfono haciendo el pavo durante varios minutos hasta que capté bien los sonidos y pude escribirla.