Conversación entre Susana de la Higuera y Noemi Risco

 Lunes, 9 de octubre de 2023.

La invisibilidad del traductor hasta hace poco era una característica de la profesión. Quien había hecho posible que leyéramos en nuestro idioma esa obra que nos había gustado tanto permanecía en la sombra, a no ser que se tratara de un escritor famoso.

Hoy en día, en cambio, el nombre de muchos compañeros ya resuena en los medios de comunicación, estamos muy presentes en las redes sociales y cada vez más aparecemos en las cubiertas de los libros. Sin embargo, todavía hay traductores de los que apenas sabemos nada, ya sea por falta de reconocimiento o por elección propia, pues estamos en nuestro derecho de no querer ser figuras tan públicas y limitarnos a aparecer en los créditos.

Hace unos años, debido a mi interés en los nativos norteamericanos, descubrí la extensa obra de Louise Erdrich, cuya novela El vigilante nocturno ganó el premio Pulitzer de ficción en 2021, y La casa redonda, el National Book Award de 2012, ambos traducidos por Susana de la Higuera Glynne-Jones, así como el resto de libros de esta escritora descendiente de la tribu ojibwe, publicados por la editorial Siruela.

La intención de esta entrevista es conocer un poco más a la compañera que ha traducido tantas historias de otros invisibles como son los nativos norteamericanos, porque como ellos existimos y de vez en cuando es bueno recordar lo que aportamos al mundo.

Noemi Risco: Susana, antes de leer a Louise Erdrich, no había oído tu nombre y cuando supe que eras su traductora, te busqué en internet, pero solo te encontré en fichas de libros. No había web, ni redes sociales públicas, ni e-mail de contacto. ¿Por qué esta elección?

Susana de la Higuera: Me da cierto apuro hablar de mí misma o de mi trabajo en redes sociales. Tengo cuentas de Twitter e Instagram, pero apenas publico nada personal. Me cuesta mucho vender mi trabajo. No sé si traducir tiene algo casi de íntimo. No me gusta traducir con gente mirándome, por ejemplo. Estar en las redes o en una web es un poco como desnudarme. Pero estoy de acuerdo con que la figura del traductor literario merece más reconocimiento. Si lees una obra traducida, lees la obra del autor a través de su prisma. Así que agradezco la labor que hacen tantos otros profesionales para visibilizar nuestro trabajo y que además nos enseñan mucho. En mi caso, puede ser el clásico síndrome del impostor. También mi recorrido profesional ha sido un poco atípico. No tengo una formación de traductora, si bien comencé a trabajar en 1995 como traductora audiovisual. Fue un golpe de suerte lo que me llevó a coincidir un día con la editorial Almuzara. Me propusieron hacer una prueba de traducción para la novela Daniel no habla de Marti Leimbach. Les gustó y así comenzó mi aventura en la traducción literaria. En aquellos años no había redes sociales y funcionaban las recomendaciones directas. No me faltaba trabajo y tenía niños pequeños. Podía conciliar bastante bien. Los años fueron pasando y empecé a colaborar con Siruela. Y al final llegamos a 2023 y sigo sin tener una web. Pero supongo que debería hacerme una.


«La figura del traductor literario merece más reconocimiento. Si lees una obra traducida, lees la obra del autor a través de su prisma», Susana de la Higuera


Noemi Risco: ¿Cómo te llegó el primer texto de Erdrich?

Susana de la Higuera: Me llegó con otro golpe de suerte. Almuzara acababa de publicar una traducción mía de la novela El río secreto de Kate Grenville, finalista del Man Booker Prize en 2006, en una edición preciosa. La novela cuenta la historia de un convicto británico a comienzos del siglo XIX, que es desterrado a Nueva Gales del Sur, Australia, y la convivencia con los aborígenes. En esa época yo quería ampliar mi cartera de clientes y dio la casualidad de que Siruela buscaba a alguien para traducir Plaga de palomas de Louise Erdrich. Con mi currículo les llevé un ejemplar de mi traducción de El río secreto. Les interesó y me propusieron hacer una prueba de traducción. Les gustó y desde entonces traduzco la obra de Louise Erdrich para Siruela.

Noemi Risco: ¿Estás especializada en la historia de los nativos norteamericanos o empezaste a especializarte por traducciones que te iban llegando?

Susana de la Higuera: Empecé a especializarme gracias a las traducciones. Internet es una herramienta fabulosa para poder documentarse. A raíz de esos trabajos de traducción de las extraordinarias novelas de Erdrich, me fue interesando cada vez más la manera de vivir y los problemas de esta comunidad nativa norteamericana, tanto en el pasado como en la actualidad. He leído todos los libros que han caído en mis manos sobre la cultura y los conflictos de esta comunidad.

Noemi Risco: En los libros de Erdrich aparecen constantemente términos en lengua nativa y conceptos propios de su cultura. ¿Cómo te enfrentas a estas cuestiones cuando traduces? ¿Has tenido contacto con miembros de algunas tribus?

Susana de la Higuera: Me enfrento a ello a veces con mucho vértigo. No he viajado a Dakota del Norte o a Minnesota desde que comencé a traducir la obra de Louise Erdrich aunque Minnesota sí es un estado que conocía de antes. Me encantaría volver. Pero en internet he buceado en un sinfín de páginas web de tribus y asociaciones culturales, festivales, powwows, libros, bibliotecas etc. La cultura ojibwe es una cultura muy viva y Louise Erdrich la plasma muy bien en sus novelas. Todas las expresiones en ojibwe se dejan tal cual, como lo escribe la autora en el texto original. Así que no, directamente no he tenido contacto con ninguna tribu, pero gracias a internet he podido ver los trajes que llevan sus personajes, las danzas que practican, escuchar la música y los cantos, conocer los juegos infantiles, ver las recetas de cocina… Es fascinante.

También suelo leer y escuchar todas las entrevistas que da la autora sobre sus novelas.

Noemi Risco: Por lo general, se suele relacionar a «los indios» con los wésterns, pero Erdrich nos cuenta su vida en épocas más recientes. El fantasma de las palabras, tu última traducción de esta escritora, es una historia contemporánea, cuya protagonista, que trabaja en una librería, es una nativa con un pasado muy duro. ¿Qué representó para ti traducir esta novela? ¿Con qué dificultades te encontraste?

Susana de la Higuera: Louise Erdrich escribió esta novela casi en tiempo real. Está ambientada en Minneapolis durante la pandemia y el confinamiento y con el trasfondo del asesinato de George Floyd y las protestas del movimiento Black Lives Matter. Era muy interesante ver la pandemia y el confinamiento desde otra vivencia. Louise Erdrich nos presenta siempre a narradores que nos muestran el mundo desde una perspectiva que no suele ser la nuestra. Por eso siempre es un reto traducirla. En este caso podía empatizar más fácilmente con el tiempo que describía de los inicios del Covid.  Todas las novelas de Louise Erdrich son un desafío, (desde el punto de vista literario pero también antropológico), y tienen sus dificultades a la hora de traducir. A veces son aspectos culturales, botánicos o legales (los tratados son endiablados). En este caso, la dificultad residía en el uso del diccionario que hacía la protagonista. El fantasma de las palabras transcurre en gran medida en la librería que tiene la propia autora en Minneapolis (de nuevo Internet te ayuda a visitarla y a visualizar mejor el espacio). En toda la novela, las palabras y las obras literarias tienen una gran importancia. En concreto, la protagonista cita a menudo definiciones de palabras que busca en un diccionario. Eso es muy complicado de traducir, porque no siempre encuentras equivalencias. Por ejemplo, el título original The sentence tiene el doble sentido de «sentencia judicial-condena» y «frase-oración». Otra dificultad ha sido la extensa bibliografía que contiene.

Noemi Risco: ¿Crees que los traductores literarios tenemos algo en común con la precariedad e invisibilidad de los nativos norteamericanos? ¿Nos ayuda que existan historias que hablen de nosotros?

Susana de la Higuera: Posiblemente tenemos en común estar en peligro de extinción. Pero quizá tengan más futuro los nativos porque por un lado hay una cultura detrás que resiste y personas como Louise Erdrich que consiguen darle una voz potente que llega a todo el planeta. Creo que poco a poco se va tomando conciencia de que se cometió un auténtico genocidio contra todas las poblaciones indígenas. A su favor también está la lucha contra la crisis climática. Ahora mismo los nativos son grandes defensores de la naturaleza y el medio ambiente. Sin embargo, con la llegada imparable de la inteligencia artificial, los traductores vamos a experimentar una transformación radical. La traducción literaria aguantará un poco más, pero no cabe duda de que el oficio tal y como lo conocemos ahora desaparecerá. Por eso no sé si es solo cuestión de visibilizar nuestro trabajo. El problema es que estamos en un mundo que busca el consumo inmediato. En la cultura también. Una traducción artesanal hecha con tiempo y mimo cada vez es menos habitual y menos rentable, y muchos lo hacemos por puro romanticismo y amor al arte. La inteligencia artificial se encargará de traducir y habrá una posedición y listo. Para las editoriales será más rápido y más rentable. No creo que tengamos un futuro muy prometedor.

Noemi Risco: Si pudieras pedir un deseo para ambos colectivos, ¿cuál sería?

Susana de la Higuera: Reconocimiento y respeto. Para los nativos, reconocer todo el daño que se les ha hecho y reconocerles sus derechos. Y mostrar respeto por sus tierras y su cultura.

Para los traductores literarios, reconocer el trabajo que hacemos y nuestros derechos. Dejamos parte de nosotros mismos en cada traducción. Nos podemos equivocar, pero trabajamos desde el mayor respeto por el autor que ha creado una obra literaria. Al final somos un poco coautores en otro idioma. Una mala traducción destroza una obra. Así que también pido respeto por nuestro oficio.


«Dejamos parte de nosotros mismos en cada traducción. Nos podemos equivocar, pero trabajamos desde el mayor respeto por el autor que ha creado una obra literaria», Susana de la Higuera


 

Susana de la Higuera Glynne-Jones nace en París en 1966, de padre español y madre británica, y se cría en Francia. Una third culture kid avant la lettre. Los idiomas y la comunicación intercultural la marcan desde la infancia. En 1988, se gradúa en la Escuela Superior de Comercio de Burdeos en 1988. Tras unos años viajando por el mundo, incluido un año en Argentina, se traslada a Madrid en 1990, donde comienza a trabajar en la industria cinematográfica. En 1994 se especializa en la traducción audiovisual, que combina desde 2007 con la literaria. Ha traducido una veintena de novelas, entre ellas toda la obra de Louise Erdrich publicada por Siruela desde 2010. También ha traducido recientemente Días sin final y Mil lunas de Sebastian Barry para AdN Alianza de Novelas, y El legado de Maude Donegan / El hijo superviviente y Como un espectro / Miao Dao de Joyce Carol Oates para Siruela. En octubre de 2022 se publicó, también en Siruela, su última traducción: El fantasma de las palabras de Louise Erdrich.

Noemi Risco Mateo (Barcelona, 1978) es traductora editorial desde 2005, de inglés, alemán y catalán a español. Licenciada en Traducción e Interpretación, con un posgrado en Traducción Literaria y un máster en Escritura Narrativa, tiene publicadas unas cien traducciones, entre las que destacan autores como Michael Ende, Louisa May Alcott o Bram Stoker. Aunque en un principio se especializa en géneros fantásticos, a los que sigue dedicándose porque le apasionan, así como la literatura infantil y juvenil, también tiene especial interés en las historias que hacen sentir bien a lectores de todas las edades o aquellas donde la naturaleza es la protagonista.

Asimismo, desde 2009, organiza tertulias y encuentros literarios en colaboración con librerías, centros de enseñanza y entidades culturales, entre las que se incluye su ciclo Charla entre traductores, en el que da visibilidad a la profesión. Escribe artículos para distintas publicaciones y hace entrevistas relacionadas con traducción y literatura, a la vez que dirige y produce el podcast Viaje Alternativo en el que aparecen de vez en cuando compañeros de profesión.