Del amigo el consejo: Juan Pascual Martínez Fernández

Lunes 6 de febrero de 2023.

Continuamos en esta serie de entrevistas breves originada en el número 43 de VASOS COMUNICANTES, en esta ocasión con Juan Pascual Martínez Fernández, traductor editorial en lengua inglesa, además de, quién lo iba a decir, profesor asociado de traducción en la Universidad de Málaga. Ha traducido, entre otra gente, a Philip K. Dick, Ursula K. Le Guin, George Orwell, Anthony Burgess, Ian Watson, Philip J. Farmer, Robert A. Heinlein, Neil Bartlett, Jack Ketchum, Dan Abnett, Katherine Addison o Dean Koontz.

Un libro sobre traducción

Dos, me temo. Soy muy poco dado a la teoría, por carencias propias, pero hay dos obras a las que les tengo un especial aprecio.

La primera es una recomendación que me llegó cuando hacía los estudios de doctorado (en el siglo pasado), Teoría y crítica de la traducción: antología, una selección de Julio-César Santoyo de textos con todos los niveles de erudición sobre el arte y la práctica de la traducción, y que me abrió mucho los ojos ante lo que se me venía encima.

La segunda es La enseñanza de la traducción, una selección de textos (más académicos) elegidos por Amparo Hurtado Albir, muy útil, y a la que le tengo especial cariño porque me la dio en/de propia mano Emilio Ortega, gran traductor y mejor persona.

Una traducción favorita

Maemía. ¿Puedo coger el comodín del público? ¿Y el de la llamada? Bueno. Pues otras dos, una antigua y otra reciente.

La primera, allá a finales de los ochenta, o principios de los noventa, en la que realmente me di cuenta de la dificultad de la traducción: Bosque Mitago, de Robert Holdstock, con la traducción de Cristina Macía y Francisco Pérez Navarro. La traslación del vocabulario, los distintos términos arcaicos y similares tuvo que ser para beber y no parar.

De las más recientes, Gideon la Novena, de Tamsyn Muir, con la traducción de David Tejera. Ya cuando tienes que traducir «palabros» inventados y que encajen con el resto de la obra, ese nivel.

Un diccionario

Aunque hoy, por suerte, tenemos «las internetes», sigo enganchado al Diccionario de usos y dudas del español actual de Martínez de Sousa.

La búsqueda más rara que he hecho en mi vida

Como dice mucha gente compañera traductora, si las fuerzas de seguridad nos hicieran un repaso del historial de internet…

Creo que la más peculiar fue en la traducción de una obra erótico-festiva donde aparecía el término «kinky cottage», una casita de campo equipada con cadenas, postes y todo lo necesario para disfrutar de tu fin de semana sadomaso. Nadie entre la gente traductora sabía de qué iba aquello (o no me lo confesaron), así que en la búsqueda virtual tuve que escribirle a un «amo del calabozo» (literal) que encontré para que me ilustrara. No, no volví a utilizar esa cuenta de correo.