Lunes, 13 de marzo de 2023.
Continuamos esta serie de entrevistas breves originada en el número 43 de VASOS COMUNICANTES, en esta ocasión con Chiara Giordano, traductora, profesora de italiano y doctora en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Madrid. Junto con Javier Echalecu, ha vertido al castellano a autores como Alda Merini, Salvatore Satta, Umberto Saba, Cesare Pavese, Carlo Petrini y Ernesto Ferrero. Además, colabora con distintas librerías de Madrid, con el Istituto Italiano di Cultura y con el Departamento de Estudios Románicos, Franceses, Italianos y Traducción de la UCM en la organización de actividades académicas y clubes de lectura. Es una firme defensora del asociacionismo y desde marzo de 2022 forma parte de la junta de ACE Traductores.
Un libro sobre traducción
Hace unos años me regalaron un ensayo autobiográfico de Jhumpa Lahiri —In altre parole, vertido al castellano por Marilena De Chiara para la editorial Salamandra— en el que la escritora indobritánica habla de su relación visceral (y algo obsesiva) con la lengua italiana, y el «hijo» de ese amor, por así decirlo, es justamente ese mismo libro: el primero de la autora escrito directamente en italiano. No es un ensayo sobre traducción, pero, releído ahora, a la luz de mi experiencia como cotraductora (¡bendito sea ese «co»!) de mi idioma materno a otro, encuentro numerosas anécdotas que creo podrían divertir a cualquiera que se dedique a esta profesión. Y otro que se me ocurre (este lo tengo más reciente, a pesar de ser casi un clásico) es Dieciocho conferencias nada magistrales y dos discursos de circunstancias de Miguel Sáenz, una recopilación de artículos y conferencias publicada en 2013 por la Universidad de Salamanca.
Una traducción favorita
Esto es casi como preguntar por un libro favorito: ¡qué difícil contestar en pocas líneas! En casa nos gusta comparar las distintas traducciones que tenemos del mismo libro. Claro, al juntar una biblioteca traída de Italia con una nacida aquí, de repente se encontraron en la misma estantería, bien juntitos, el Proust de Natalia Ginzburg y el Proust de Consuelo Berges, Pedro Salinas y José María Quiroga Plá; el Moby Dick de Pavese y el de Enrique Pezzoni; unos cuantos Joyce y muchos —demasiados, si tenemos en cuenta el tamaño de los pisos de Madrid— «Dantes». Entre las traducciones recién llegadas, hay dos que me han gustado especialmente y, además, se las debemos a dos admirados compañeros de la asociación: El libro de los errores de Carlos Mayor (y Gianni Rodari, claro) (Editorial Juventud, 2020), con las preciosas ilustraciones de Chiara Armellini, y Niña, mujer, otras de Julia Osuna (y Bernardine Evaristo) (AdN, 2020).
Un diccionario
El diccionario al que más cariño le tengo es mi primer «Devoto-Oli» (Dizionario della lingua italiana, Le Monnier): un volumen bastante compacto y manejable, color verde aceituna, que está todavía repleto de las chuletas que consultaba a escondidas durante los exámenes de lengua y literatura (estoy hablando de los años del Instituto, naturalmente, luego me convertí en una alumna aplicada y honesta). Cuando traduzco al castellano, suelo consultar el Diccionario de uso del español de María Moliner (Gredos), el Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española de Manuel Seco (Espasa) y, entre los bilingües, Il grande dizionario di spagnolo de Rossend Arqués y Adriana Padoan (Zanichelli).
La búsqueda más rara que he hecho en mi vida
No sé si la calificaría de «rara», pero una de las más divertidas ha sido cuando tuve (tuvimos) que traducir un famoso monólogo de Roberto Benigni en el que el cómico toscano se lanza a enumerar, ante una atónita y divertida Raffaella Carrà, todas las posibles formas de llamar los genitales masculinos y femeninos, con regionalismos procedentes de toda Italia y metáforas eufemísticas que pescan de los campos semánticos más dispares.