Viernes, 27 de enero de 2023.
El pasado martes 13 de diciembre de 2022 celebramos en la sede del Instituto Cervantes de Madrid la ceremonia de entrega del XVII Premio de Traducción Esther Benítez a Joaquín Fernández-Valdés por su traducción de Guerra y paz, de Lev Tolstói. Reproducimos la intervención de Idoia Moll, de Alba Editorial.
En nombre del equipo de Alba quiero dar las gracias a los socios y socias de ACE por otorgar el Premio de Traducción Esther Benítez a Joaquín Fernández-Valdés, por su espléndida traducción de Guerra y paz, editada por Alba en 2021.
Estamos muy contentos, muy emocionados y muy agradecidos.
Alba lleva casi treinta años, desde 1995, desarrollando una labor de recuperación de clásicos universales que cuida en extremo la traducción, la edición y el diseño y que se ha convertido en sello de identidad de la editorial.
Hemos tenido la suerte de haber desarrollado este trabajo sin interrupciones ya que nuestros libros han encontrado un público fiel y numeroso que nos ha permitido continuar.
Nuestro compromiso con los clásicos queda pues reflejado en un catálogo de más de 250 títulos publicados hasta la actualidad. Estamos muy agradecidos, hasta el punto de que este compromiso también se ha convertido en una deuda. Deuda, en especial, con los traductores y traductoras que han colaborado con nosotros a lo largo de estos años y que, en una colección de clásicos universales, son tan importantes como los autores.
En esta labor de recuperación de clásicos es esencial el papel de Luis Magrinyà, que es el impulsor y el editor de las colecciones de clásicos de Alba. Su rigurosidad, buen gusto y el mimo con el que revisa y edita las traducciones, y los textos en general, contribuyen a que las ediciones de Alba sean una garantía de calidad.
Guerra y paz es probablemente el proyecto más faraónico al que nos hemos enfrentado nunca: no solo es una novela larguísima, de más 1.600 páginas, sino que necesitaba una introducción, un sinfín de notas (más de mil), un extenso índice de personajes y todo un aparato de soporte al texto que orientara al lector en ese maremágnum de episodios ficticios e históricos.
Joaquín no solo ha traducido la novela, sino que desde el principio comprendió la necesidad de esos refuerzos y ha contribuido enormemente a asegurarlos. Ha sido, además de un traductor, un investigador y un editor.
A lo largo de los cuatro años invertidos en el proyecto, la editorial ha tratado de cuidar de su trabajo y cuidarlo a él, y esperamos haberlo hecho bien.
En cuanto a la labor de traducción, me cuenta Luis, que ha sido quien ha estado al cargo de lo que podríamos llamar «la edición de la edición», que las relaciones han sido fluidas y han sido muy conscientes de la importancia de lo que tenían entre manos, pero que no han faltado las dudas y las amables discusiones.
Luis, por ejemplo, estaba un poco alterado con las continuas repeticiones de palabras (a veces en una misma frase) y la aparente dejadez del estilo de Tolstói, aspectos de los que Joaquín da cuenta en su excelente introducción, y sentía que su mano de editor de textos se le iba, queriendo arreglar y poner orden en todas esas «desviaciones».
Afortunadamente, ahí estaba Joaquín para frenar esa mano impulsiva cada vez que se pasaba… Ha habido, pues, muchas conversaciones, muchos tira y afloja, sobre lo que es el estilo, el estilo de Tolstói y el estilo en general…
En fin, todo esto confirma lo delicado y emocionante que es el trabajo de traducción y, en este caso, cuánto lo ha sido el de Joaquín. Es de veras un honor que hoy quienes lo premian –tan merecidamente– sean sus propios compañeros y compañeras de profesión.
Muchísimas gracias a todos.
Fotografías de Carlos de Rivas, de Halos Fotografía.