Lunes, 14 de febrero de 2022.
Enrique Alda ha traducido del inglés La otra historia de los Estados Unidos de Howard Zinn, editada por Pepitas de Calabaza, diciembre 2021.
Tiempo después de que venciera el plazo de entrega estipulado en el contrato, en un año pandémico de muertes cercanas, entregué las mil ciento treinta y seis páginas que había traducido de esta historia de los Estados Unidos. Una historia diferente e iconoclasta, contada desde el punto de vista del pueblo, de los perdedores, de los indios, los negros, las mujeres, los obreros, los descreídos y los que no se han dejado engañar por ese enorme país del oropel en el que el uno por ciento de la población posee un tercio de la riqueza, ni por sus políticos.
El libro abarca prácticamente toda la historia de esa gran potencia y acaba en las infames elecciones de 2000, en las que resultó elegido como presidente George W. Bush, los sucesos del 11 de septiembre de 2001, la guerra contra el terrorismo, el bombardeo de Afganistán y la Ley Patriótica, y demuestra la manifiesta inutilidad de responder con violencia a la violencia.
A lo largo de ese periodo de la historia, Howard Zinn opta por no mentir sobre el pasado, no omitir atrocidades, no dejar de mostrar los conflictos de intereses encarnizados entre conquistadores y conquistados, amos y esclavos, capitalistas y trabajadores, y dominadores y dominados en raza y sexo. En ese mundo en conflicto de víctimas y verdugos prefiere poner en práctica hasta sus últimas consecuencias la labor de los intelectuales que, tal como sugirió Albert Camus, es no estar en el lado de los verdugos.
Es una historia irrespetuosa con los gobiernos y respetuosa con los movimientos de resistencia del pueblo, lo que la convierte en un relato sesgado, que se inclina en una dirección.
Un historiador se ve obligado a elegir entre un número infinito de datos y esa decisión refleja inevitablemente, de forma consciente o no, sus intereses.
Por ello, en esa obligación ineludible de tomar partido, implícita en la selección y enfoque de los hechos históricos, prefiere «intentar contar la historia del descubrimiento de América desde el punto de vista de los arahuacos; la de la Constitución, desde la perspectiva de los esclavos; la de Andrew Jackson, tal como la vieron los cheroquis; la de la guerra de Secesión, como la vivieron los irlandeses de Nueva York; la de la guerra de México, como la sufrieron los desertores del ejército de Scott; la del ascenso del capitalismo, como la soportaron las jóvenes de las fábricas textiles de Lowell; la de la guerra hispano-estadounidense, desde la óptica de los cubanos; la de la conquista de Filipinas, como la padecieron los soldados negros de Luzón; la de la Edad de Oro, desde la visión de los granjeros sureños; la de la Primera Guerra Mundial, tal como la sobrellevaron los socialistas; la de la Segunda Guerra Mundial, a través de la mirada de los pacifistas; la del New Deal, como la percibieron los negros de Harlem; y la del Imperio estadounidense de posguerra, a través de los ojos de los peones de Latinoamérica».
Comentario del traductor sobre la traducción
La principal dificultad de esta traducción fue la ingente tarea de documentación que tuve que realizar, tanto en castellano como en inglés, para cotejar y ahondar en los datos que aparecen en el libro. Encontrar los nombres de todos los sindicatos, asociaciones, federaciones, gremios, organismos, comités, hermandades, sectas, cofradías, corporaciones y coaliciones que menciona Zinn fue otra labor desmedida.
Enlace a las primeras páginas.
Nota de prensa.
La sección de NOVEDADES TRADUCIDAS ofrece a los traductores un espacio donde analizar las dificultades a las que han tenido que enfrentarse al traducir una obra concreta. Animamos a todos los traductores a colaborar: véase la plantilla en este enlace.