LITERATURÜBERSETZEN. ÄSTHETIK UND PRAXIS, RAINER KOHLMAYER

Viernes, 18 de diciembre de 2020.

Literaturübersetzen. Ästhetik und Praxis. [«Traducir literatura. Estética y práctica»], Rainer Kohlmayer, Peter Lang, 2019, 213 págs.

Belén Santana

El volumen Literaturübersetzen. Ästhetik und Praxis es el segundo de una serie en la que Rainer Kohlmayer, profesor emérito del Departamento de Estudios lingüísticos, culturales y traductológicos de la Universidad de Maguncia, vierte el contenido de sus lecciones magistrales, en este caso sobre traducción literaria, enriquecido con su experiencia como traductor —principalmente de obras teatrales escritas en inglés y en francés— y como director de un grupo de teatro universitario. Es justo su origen didáctico lo que confiere a este libro un tono más personal que académico, el cual se refleja en la claridad de la exposición, la abundancia de ejemplos, la propuesta de ejercicios prácticos y la mirada crítica de su autor (tanto con el sistema académico como con el mundo editorial), una aproximación no tan habitual en este tipo de obras y que resulta, por tanto, especialmente bienvenida.

El objetivo principal de Kohlmayer es establecer un vínculo entre teoría y práctica de la traducción literaria basado en su experiencia docente y profesional, así como en la premisa de que la práctica, por regla general, se basa en una teoría coherente, que, en su opinión, no se ha visto reflejada en las corrientes dominantes hasta la fecha dentro de los Estudios de Traducción (pág. 10). Así, el libro se dirige en primer término tanto a estudiantes interesados en dedicarse a la traducción literaria como a docentes de dicha rama, pero su lectura también puede ser provechosa para traductores profesionales con ganas de reconciliarse con «la teoría» o que deseen dar el salto a la docencia en cualquiera de sus variantes.

El volumen está divido en tres grandes bloques, cada uno de los cuales viene precedido de un resumen en inglés: Fundamentos estéticos (I), La práctica traductora de los tres grandes géneros (II) y Un epílogo divertido (III). El primer bloque se centra en las que, según el autor, son las tres características principales de toda traducción literaria en tanto que producto y proceso: la inevitable subjetividad del traductor, la linealidad que debe guiarle a la hora de imitar la estructura retórica del original y el concepto de oralidad, que bebe de autores como Leonardo Bruni, Erasmo de Rotterdam o Lutero y que se concreta en la manera de traducir que germina en la Alemania del siglo XVIII. Así, a los lectores familiarizados con esta tradición no les sorprenderá encontrarse con nombres como Herder, Wieland, Voß, Schlegel y, sobre todo, con Novalis y su noción de la «voz escrita», mientras que aquellos menos conocedores de dicha tradición disfrutarán con un excelente resumen que puede servir como complemento a otros manuales al uso, más centrados en el ámbito anglosajón, cuyas corrientes dominantes tan en boga (p. ej. los estudios culturales o los más recientes Post-Translation Studies) no escapan a la certera crítica del autor y su defensa de la traducción como ejercicio retórico y textual. Pero lejos de perderse en los recovecos de la historia o en batallas teóricas, Kohlmayer también logra tender un puente hacia el concepto de oralidad aplicado a la práctica de la traducción literaria en el presente.

El segundo bloque tiene un enfoque esencialmente práctico, centrado en la traducción de los tres grandes géneros: teatro (nótese que aparece en primer lugar), narrativa y poesía. Aunque esta clasificación pueda parecer obsoleta, habida cuenta de la evolución de los géneros y su hibridación dentro de la literatura actual, no deja de resultar útil en una obra concebida con fines eminentemente didácticos, los cuales hacen necesaria una mínima sistematización que guíe al aprendiz, sobre todo en una fase inicial. Del mismo modo, nos parece un acierto que cada capítulo de este bloque incluya un apartado de ejemplos y ejercicios prácticos pensados para el autoaprendizaje, en forma tanto de traducción comparada como de invitación a realizar una traducción propia. Estos ejercicios pueden ser atractivos incluso para lectores con otras combinaciones lingüísticas, puesto que Kohlmayer pone el acento no tanto en la solución concreta a una dificultad determinada, sino en el análisis del texto original y en la reflexión posibilista sobre los medios de los que el traductor disponga en la lengua de llegada (especialmente interesante nos ha parecido todo lo relativo a la supuesta intraducibilidad, por ejemplo en lo que respecta a traducción de los dialectos, véase cap. 3).


Este libro no solo reviste interés para profesores, estudiantes y traductores por su singularidad en lo que respecta al fondo y a la forma, sino que además constituye un ejemplo de cómo tender puentes entre teoría y práctica en un ejercicio de humor y amor a la traducción literaria


Una prueba más de la condición de «verso suelto» que Rainer Kohlmayer ha ostentado dentro del rígido panorama académico es el divertido epílogo con el que finaliza la obra y que tiene por objeto rendir tributo al aspecto más creativo, y por tanto placentero, de la traducción literaria. Guiado por la máxima de que «Por suerte, no solo traducimos lo que somos y lo que ya conocemos, sino que gracias a la traducción podemos transformarnos y renovarnos» (pág. 189), avalado por su trayectoria académica y profesional, y estimulado por la calma y la libertad que otorga una merecida jubilación, Kohlmayer se permite parodiar un poema de Rilke y recrearse en la traducción de una escena de La ilusión cómica, de Corneille. El volumen concluye con una amplia bibliografía y un índice onomástico.

Por todo lo dicho, creemos que este libro no solo reviste interés para profesores, estudiantes y traductores por su singularidad en lo que respecta al fondo y a la forma, sino que además constituye un ejemplo de cómo tender puentes entre teoría y práctica en un ejercicio de humor y amor a la traducción literaria.

 

Belén Santana estudió Traducción e Interpretación en Madrid y se doctoró en la Universidad Humboldt de Berlín con una tesis sobre la traducción del humor. Es traductora profesional de alemán y Profesora Titular en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Salamanca, donde trabaja desde 2003. Sus líneas de investigación comprenden la traducción del humor, la traducción literaria y su didáctica, así como los vínculos entre la traducción y la documentación. En su faceta profesional ha traducido a diversos autores en lengua alemana, tanto de ficción como de no ficción (Sebastian Haffner, Ingo Schulze, Julia Franck, Alfred Döblin, Siegfried Lenz y Yoko Tawada entre otros). Fue miembro de la junta de ACE Traductores. Cree firmemente en los puentes entre teoría y práctica, entre academia y profesión. En 2019 ganó el Premio Nacional  a la Mejor Traducción por Memorias de una osa polar, de Yoko Tawada.