Teresa Benítez ha traducido del polaco la obra de Kornel Filipowicz Memorias de un antihéroe, editada por Las afueras en octubre 2019.
Sinopsis
Publicada en 1961, esta novela corta retrata la conducta fría, oportunista y sin escrúpulos de un hombre polaco durante la Segunda Guerra Mundial, cuya única aspiración es sobrevivir a cualquier precio.
Comentario sobre la traducción
Una de las grandes aficiones de Kornel Filipowicz era caminar por el monte o, dicho con más propiedad, hacer senderismo. Quiero imaginar que en esos esforzados paseos pergeñaba gran parte de la trama de sus relatos. Como subir la ladera de una montaña, traducir a Kornel Filipowicz es exigente y, al mismo tiempo, altamente gozoso. Su prosa abunda en meticulosas descripciones de paisajes —físicos y mentales—, escuetos diálogos de una fuerza aplastante y numerosas referencias culturales e históricas que obligan a un trabajo previo de documentación. Si bien la escritura del apodado «Chéjov polaco» es clara y muy pura, al traducir sus textos, hay que ser muy consciente del sinnúmero de sutilezas, matices y colores que, discretamente, marcan su personal estilo. La traducción de esta novela entrañaba varias dificultades. En primer lugar, era fundamental respetar el tono, la música de las palabras, ya que la narración tiene lugar en primera persona, el protagonista es el narrador, y su discurso, indiferente, amoral, destila ironía y sarcasmo. Sucede lo mismo con las atmósferas. Se trata de un texto con escasa acción, pero que recrea ambientes muy pesados, escenas violentas que el autor perfila de manera magistral eligiendo las palabras justas. A lo largo de todo el proceso de traducción viví esa lucha interna que libramos los traductores entre la domesticación o la extranjerización del texto. Creo que logré dar con un afortunado punto medio que me permitió plasmar esas atmósferas a través de mis palabras. Por otro lado, la estructura temporal del relato me desorientó durante buena parte del proceso. Aunque la novela está construida como unas memorias, en ella el narrador no habla desde el final de todo lo ocurrido, sino que el texto es más bien un compendio de memorias de distintas etapas de la guerra. Así, en el original el protagonista a veces habla en presente y otras en pasado simple. El idioma polaco es muy flexible en este aspecto, se puede hablar en presente aunque se esté relatando algo que ocurrió en el pasado y, además, es posible intercalar ambos tiempos. Un baile temporal que me obligó a buscar otras músicas en castellano.
Finalmente, este encargo tiene un valor personal muy especial porque me llegó un mes antes de dar a luz a mi hijo. Es de justicia reconocer aquí la gran paciencia del editor, que me dio todo el tiempo que necesité para poder trabajar en condiciones.
Sí, fue duro el camino, y ¡qué entretenido!