Invisible es nombre de mujer: la feminización de la traducción literaria, Carmen Francí

Con motivo  del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo de 2020 publicamos este artículo de Carmen Francí, resumen de otro más extenso sobre el tema. 

Oímos con frecuencia que, a lo largo de la historia, la traducción ha sido una ocupación mayoritariamente femenina (idea tal vez inspirada en la frase de Virginia Woolf que se resume y traduce habitualmente como “Anónimo es nombre de mujer”). No obstante, esta afirmación no parece sustentarse en cifras concretas (al menos, en lo que respecta a la lengua española) y el mero repaso del índice onomástico de las obras de consulta más extensas de que disponemos (LAFARGA y PEGENAUTE 2004 y 2009) muestra una abrumadora mayoría de varones, no solo en tiempos pasados sino en fechas más recientes. Lo que, si no es reflejo exacto de la historia, es sin duda un síntoma significativo de cuál es el relato de la profesión en relación con el sexo de los traductores.

Hasta la aparición de los estudios de ACE Traductores es escasísima la información sobre el perfil del traductor de libros en España. Y lo cierto es que los dos primeros Libros Blancos apuntan a una distribución profesional por sexos aproximadamente igualitaria. Pero en los estudios más recientes, en los análisis por franjas de edad destaca una llamativa feminización, tanto mayor cuanto más jóvenes son los traductores (de acuerdo con el estudio de la CRUE, según el INE, los titulados en “Artes y Humanidades”, que es el epígrafe generalista, son mujeres en un 65 %; las tituladas en Traducción e Interpretación en las universidades públicas presenciales son un 80,7 % del total).


En los análisis por franjas de edad destaca una llamativa feminización, tanto mayor cuanto más jóvenes son los traductores


 

Este proceso de feminización de la profesión ¿es bueno, malo o irrelevante?

No es un asunto sencillo, pero los estudios sobre el tema (muchos de ellos centrados en el sector de la sanidad[1] ) concluyen que debe considerarse una señal de alarma, ya que cuando un sector laboral se feminiza, ese proceso suele ir acompañado de una reducción del estatus social y salarial. El modelo de superioridad masculina (BOSERUP 1993) sugiere que la entrada de mujeres en determinado sector devalúa el prestigio y la remuneración. De acuerdo con esta hipótesis, los dos efectos se refuerzan mutuamente: las mujeres entran en áreas de remuneraciones bajas y este hecho, a su vez, reduce los salarios.


Cuando un sector laboral se feminiza el proceso suele ir acompañado de una reducción del estatus social y salarial.


¿Sucede lo mismo en la traducción editorial? Dado que las negociaciones de nuestras condiciones contractuales son individuales, no nos resulta fácil tener una visión de conjunto de lo que sucede. Por ello se hace imprescindible un nuevo estudio que, siguiendo el modelo de los anteriores Libros Blancos publicados por ACE Traductores, analice si existe una relación causal entre la feminización de nuestro sector y el enquistamiento de la precarización, tanto más llamativo cuanto más profesional se ha hecho el traductor editorial en fechas recientes.

¿Cuáles serían los puntos más significativos de todo el proceso de traducción de un libro en relación con la discriminación por sexo? Veámoslos uno por uno:

  1. La editorial elige traductor

 La elección del traductor es el primer paso. Y es ya un filtro relevante al que pocas veces se le presta atención.

¿Elige el editor a los traductores varones para autores o libros de mayor prestigio? Eso es lo que se desprende del artículo de Fruela Fernández titulado De la profesionalización a la invisibilidad: las mujeres en el sector de la traducción editorial que analizaremos con detalle más adelante.

¿Preferirá el editor a una mujer por ser esta menos «conflictiva»? También eso es lo que apunta Manuel Rodríguez Rivero en un artículo muy esclarecedor publicado en El País en 2011 y que reproducimos parcialmente, si bien todo él merece una lectura atenta:

A principios de los años noventa, cuando ya era un hecho evidente que las mujeres habían llegado a la edición para quedarse, el consejero delegado de la editorial en la que yo trabajaba me explicó que las contrataba porque «resultaban más baratas que los hombres y protestaban menos». De lo segundo nunca estuve demasiado seguro. Pero lo primero tenía mucho que ver con la enorme reticencia que este sector (en particular) ha mostrado a equiparar salario igual a trabajo igual.

¿La disponibilidad o rapidez son también factores para la elección del traductor? En ese caso, dado que según los Libros Blancos las traductoras más jóvenes son quienes tienden a dedicarse de modo exclusivo a la traducción, podrían ser ellas las elegidas (aunque no suela remunerarse la urgencia).


M.M. Rivero:  El consejero delegado de la editorial en la que yo trabajaba me explicó que las contrataba porque «resultaban más baratas que los hombres y protestaban menos»


Por último, si, como sucede algunas veces, las editoriales tienden a buscar un traductor que sea «espejo» del autor ―un profesional que sea en la medida de lo posible fiel reflejo en edad, sexo y circunstancias del creador original–, ese criterio también conduciría a reproducir un sistema de valores muy concreto, así como al predominio del varón en la difusión de obras y géneros de mayor prestigio.

          2. Negociación del contrato de traducción

Como sabemos, la negociación es compleja porque dista de ser un trato entre iguales. Según los Libros Blancos de ACE Traductores, son pocos los contratos que cumplen con todos los requisitos establecidos en la Ley de Propiedad Intelectual, y la capacidad de los traductores de sugerir u ofrecer algunos de los modelos de contrato pactados con la Federación de Gremios de Editores es manifiestamente escasa.

En este sentido, los estudios sobre el empleo femenino tienden a destacar que la negociación de los contratos es uno de los puntos delicados porque se pone de manifiesto cierta debilidad de las mujeres para exigir sus derechos o negociar condiciones ventajosas. Así pues, la imposibilidad de convenios colectivos en el sector de la traducción perjudica especialmente a las traductoras[2].


Los estudios sobre el empleo femenino tienden a destacar que la negociación de los contratos es uno de los puntos delicados porque se pone de manifiesto cierta debilidad de las mujeres para exigir sus derechos o negociar condiciones ventajosas


No obstante, ya en un estadio previo, el primer problema que se plantea es la ausencia de contrato. Y según el informe de ACE Traductores de 2003:

En el grupo en disminución de quienes han traducido siempre sin establecer relación contractual con las editoriales, las mujeres han mantenido una sobre representación significativa que, no obstante, se ha ido moderando en los años sucesivos: en 1995-1996 las mujeres superaban a los hombres en 14 puntos porcentuales y en 2001 sólo en 5 puntos. (….) Las mujeres y los menores de treinta y cinco años han trabajado siempre sin contrato en proporción mayor que el resto.

 

            3  Tarifas, porcentajes de derechos y ¿brecha salarial?

 En cuanto a la posible existencia de una brecha salarial, el informe de ACE Traductores de 2003 destacaba que los hombres, en conjunto, estaban mejor pagados; en cambio, los valores medios de la tarifas de las mujeres y de los más jóvenes eran muy próximos, lo que se explicaba por la incorporación a la traducción de mujeres jóvenes.

En los estudios posteriores no se observa diferencia en las tarifas por sexo. No obstante, hay que tener en cuenta que las distintas variables que entran en juego al negociar la tarifa —grado de «exotismo» de la lengua original, dificultad del texto, género de la obra, disposición del editor a negociar, capacidad de negociar del traductor, urgencia en la entrega, porcentaje de derechos de autor— pueden compensarse entre sí, por lo que sería necesario un análisis más detallado para llegar a conclusiones significativas.

Otro punto fundamental del contrato es el porcentaje de derechos de autor (tal como establece la Ley de Propiedad Intelectual en el Artículo 46: «La cesión otorgada por el autor a título oneroso le confiere una participación proporcional en los ingresos de la explotación, en la cuantía convenida con el cesionario»). Según el informe de ACE Traductores de 2003, la media del porcentaje de derechos de autor estipulado en los contratos aparece ligeramente más alta entre los hombres, entre los que tienen más de cincuenta y cinco años y los que llevan más de quince años traduciendo. Se deduce que se debe a una mayor capacidad de negociación y a que, además, traducen más clásicos (obras libres de derechos para las que suele establecerse mayor porcentaje).

           4 Aceptación de la traducción e introducción correcciones

Según los datos inéditos del estudio del Instituto DYM para el Libro Blanco 2010, las editoriales tienden a someter las correcciones al visto bueno del autor de la traducción con menor frecuencia si se trata de una mujer (son mayoría en la respuesta “nunca” y “pocas veces”).

Algunos editores consideran que este es un mero trámite engorroso, pero olvidan que con ello están violando el derecho moral del traductor a la integridad de su obra, tal como establece la ley de propiedad intelectual vigente.

             5 Visibilidad: críticas y premios

En el artículo mencionado, Fruela Fernández se plantea si la presencia creciente de las mujeres en la traducción editorial se manifiesta en una mayor visibilidad —tanto en la crítica como en los premios de más prestigio— o si, por el contrario, las traductoras desaparecen tras una doble invisibilidad. Sus conclusiones son muy llamativas: las traducciones realizadas por hombres obtienen el 71,86 % de las valoraciones de la crítica publicada en la prensa de mayor tirada en España, mientras que las hechas por mujeres suponen solo el 23,29 %; además, las valoraciones positivas y muy positivas a las traducciones de los hombres suponen un 83,12 % de las valoraciones frente al 74,42 % de las hechas por mujeres.

Fernández concluye en su artículo que las mujeres, pese a su mayor presencia e implicación en la profesión, tienden a ocupar una posición subordinada, traducen obras y géneros menos formales y tienen menos presencia en lenguas centrales.


Las mujeres, pese a su mayor presencia e implicación en la profesión, tienden a ocupar una posición subordinada, traducen obras y géneros menos formales y tienen menos presencia en lenguas centrales


Volvamos al artículo de Manuel Rodríguez Rivero:

Sabemos que las mujeres leen y compran más títulos. Sabemos también que escriben mucho, aunque no sabemos cuántos libros publican. Entonces, ¿por qué se reseñan en los medios tantísimos más libros de autores que de autoras? ¿Y por qué la aplastante mayoría de los que firman esas críticas son varones? ¿Quizás porque en ese ámbito el techo de cristal todavía está demasiado cerca del suelo? En España no existe, que yo sepa, un seguimiento fiable de la relación de fuerzas (hombre / mujer) a la hora de orientar a los lectores desde los medios acerca de los libros que se publican. En otros sitios, sí. Les recomiendo, por ejemplo, la instructiva página vidaweb.org, en la que se exponen los resultados del «peinado» de algunos de los medios literarios de referencia en el mundo anglófono. Un par de ejemplos: en 2010 el Times Literary Supplement, publicó 1036 reseñas de libros escritos por hombres y 330 por mujeres (las reseñas las firmaron 900 hombres y 341 mujeres), y en The New York Review of Books se publicaron 306 de hombres y 59 de mujeres (los autores de las reseñas fueron 200 hombres y 39 mujeres). No quiero ni pensar lo que aquí saldría si alguien hiciera el cálculo. A lo mejor se sonrojaban hasta los señores de la RAE, pongo por caso.

 

a) Premios Nacionales de Traducción

En cuanto al reconocimiento público, Fruela Fernández destaca que las mujeres son galardonadas con los Premios Nacionales de Traducción en menor medida y que «la configuración profesional de los jurados tiende a reproducirse en los premiados»: varones de cierta edad y con carreras profesionales académicas consolidadas.

Si nos atenemos a los porcentajes, entre 1984 y 2004 solo un 19 % de mujeres recibió el premio a la Mejor Traducción, y, entre 1989 y 2004, únicamente un 12,5 % de mujeres recibió el correspondiente galardón a toda la Obra de un Traductor.


En 1984-2004 solo un 19 % de mujeres recibió el premio a la Mejor Traducción.  En 1989-2004, únicamente un 12,5 % de mujeres recibió el premio a toda la Obra de un Traductor


Sin embargo, el cambio en las bases del Premio Nacional (BOE del 13 de abril 2005) por el que el Ministerio de Cultura estableció la paridad entre hombres y mujeres en la composición del jurado de los premios nacionales supone un importante punto de inflexión. A partir de ese momento se produce un cambio significativo y en el periodo comprendido entre 2005 y 2019 las premiadas en la categoría de la mejor Traducción suponen un 53,3 % del total y en la Obra de un Traductor son ya un 40%.


La paridad en el jurado de los Premios Nacionales de Traducción ha supuesto un cambio significativo


Al margen de que las políticas de paridad parezcan más o menos justas y necesarias, el hecho indiscutible es que los premiados reflejan ahora con mayor fidelidad, tanto en cuestión de sexo como de edad, la realidad de la profesión.

              b) Premio Esther Benítez

En contraste con los Premios Nacionales, es interesante señalar que el Premio de Traducción Esther Benítez que otorga ACE Traductores desde 2006, con un jurado constituido por todos sus socios, ha recaído en un número muy similar de mujeres y de hombres (10 mujeres y 9 hombres, sumando premiados ex aequo y las traducciones a cuatro manos).


En contraste con los Premios Nacionales,  el Premio de Traducción Esther Benítez  ha recaído en un número muy similar de mujeres y de hombres


             6 Algunas notas finales

Los estudios de ACE Traductores han tratado este asunto de manera tangencial. Y si bien las encuestas y entrevistas del Instituto DYM para los distintos Libros Blancos arrojaron datos relevantes, algunos no se cruzaron y quedaron inéditos. Merece la pena rescatarlos:

  • Los hombres traducen más obras de dominio público (54,4 %) (datos inéditos procedente del estudio del Instituto DYM para el LB 2010).
  • Reciben más ejemplares justificativos de las obras traducidas (datos inéditos procedente del estudio del Instituto DYM para el LB 2010).
  • Sus traducciones suelen ser objeto de subvención con mayor frecuencia, lo que no siempre redunda en mejor tarifa, pero sí es indicativo del prestigio de la obra traducida (Libro Blanco 1997).
  • Si el traductor es varón, su nombre tiende a aparecer con mayor frecuencia en lugar destacado del libro (ACE Traductores, informe de 2003).

 

          A modo de conclusión

Solo cabe insistir en lo dicho: ante el hecho innegable de la feminización de la traducción literaria, merece la pena estudiar en qué medida los datos que sugieren una desigualdad llamativa entre sexos se relacionan con el relevo generacional y la llegada masiva de jóvenes traductoras a la profesión, y si, de manera adicional, tal como sucede en otros ámbitos, esta feminización debe ser tomada como una señal de alarma que indica un inquietante deterioro de las condiciones laborales de todo un sector.

 

[1] Este fenómeno está especialmente estudiado en las profesiones sanitarias, que se han feminizado muy rápidamente en Europa en los últimos años. Véase VÁZQUEZ 2010, págs. 49, 54, 193.

[2] Según los datos del estudio del Instituto de la mujer, la negociación colectiva es un instrumento para reducir la discriminación femenina

Pintada con collage en una calle de Narbona, 2019. Fotografía de Carmen Francí

Referencias bibliográficas

 ACE TRADUCTORES (1997), Libro blanco de la traducción en España, ACE Traductores, Madrid.

ACE TRADUCTORES (2003), Informe sobre la situación del traductor de libros en España

ACE TRADUCTORES (2010), Libro blanco de la traducción editorial en España, ACE Traductores, Madrid.

ACE TRADUCTORES (2016), Libro blanco de los derechos de autor de las traducciones de libros en el ámbito digital, ACE Traductores, Madrid.

ACE TRADUCTORES-AFI (2017), Informe del valor económico de la traducción editorial, Madrid.

BOSERUP, Ester, (1993), La mujer y el desarrollo económico, Minerva, Madrid.

CRUE, (2018), La Universidad española en cifras, 2016-2017, Madrid.

FERNÁNDEZ, FRUELA (2012),  «De la profesionalización a la invisibilidad: las mujeres en el sector de la traducción editorial» 4, TRANS, 16, pp. 49-64

FRANCÍ, Carmen (2020), «La feminización del ejercicio profesional de la traducción editorial: entre la precariedad y el entusiasmo», Transfer XV: 1-2, Traducir en femenino: prácticas textuales y políticas, pp. 93-114.

LAFARGA, F. y PEGENAUTE L. (Eds.) (2004), Historia de la traducción en España, Ambos Mundos, Salamanca.

— (2009), Diccionario histórico de la traducción en España, Gredos, Madrid.

RODRÍGUEZ DÍAZ, J. A., BOSCH, J. L. y RAMÓN ARIBAU, A. (2012), «Feminización de las profesiones sanitarias: una mirada sociológica» en La feminización de las profesiones sanitarias, Pablo Vázquez Vega, ed. Fundación BBVA, Madrid.

RODRÍGUEZ RIVERO, MANUEL (2011), «De nuevo sobre damas y libros» El País, 16 de febrero de 2011.

 

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Carmen Francí es traductora desde 1985. Es licenciada en Geografía e Historia por la UB y diplomada en Traducción por la EUTI de la UAB. Ha formado parte de diversas juntas de ACE Traductores y ha participado en la elaboración de varios estudios y Libros Blancos de ACE Traductores.