Jueves, 9 de octubre de 2025.
Victoria Alonso ha traducido del inglés Perdidas en el bosque, de Margaret Atwood, Salamandra, 2024.
Obra finalista del XX Premio de Traducción Esther Benítez.
Sinopsis
Perdidas en el bosque es la última colección de relatos de Margaret Atwood, escrita tras la muerte de Graeme Gibson, su compañero de vida durante casi cincuenta años. Articulados en tres secciones, estos quince relatos proponen un itinerario narrativo que transita entre lo autobiográfico, lo fantástico y lo elegíaco.
Con una pizca de nostalgia y grandes dosis de humor, en la primera sección Atwood nos conduce a ciertos episodios del pasado en común de «Tig&Nell», trasuntos literarios de la propia autora y su pareja. En ellos recuerda la inconsciencia con la que vivieron los omnipresentes peligros que acechan en la vida, resucita literariamente a ciertas atrabiliarias amistades del pasado o ironiza sobre el dolor desproporcionado que siente por la muerte de uno de sus gatos, al que rinde un irónico tributo parodiando un poema artúrico de Tennyson.
La parte central de la colección, «Mi maléfica madre», actúa a modo de paréntesis lúdico y está compuesta de ocho relatos en los que la autora despliega todo su repertorio narrativo y da rienda suelta al ingenio e incluso al disparate. Aquí nos encontramos con una madre-bruja que transforma a su exmarido en un enanito de jardín, una revisión de la figura de Hipatia de Alejandría, la metempsicosis de un caracol reencarnado en una empleada bancaria, un relato apocalíptico y distópico, una mordaz meditación sobre la amistad y el perdón, una subversión en clave feminista de la sumisa Griselda caracterizada en el Decamerón de Boccaccio, una entrevista (médium mediante) a su admirado George Orwell y una delirante tertulia entre feministas de la vieja escuela.
Finalmente, el tono cambia y los cuatro últimos relatos, reunidos bajo el epígrafe «Nell&Tig», nos conducen de nuevo a la intimidad para ofrecernos una reflexión sutil y melancólica sobre el duelo y el paso del tiempo (Tig ha muerto, Nell se ha quedado varada en la otra orilla), matizada por la contención y las habituales pinceladas de sagaz ironía propias de la autora. Desde una cabaña en el bosque, las dos entrañables abuelitas a las que alude el título del libro cierran la narración lastradas por un pasado que a duras penas les permite avanzar, física y emocionalmente, por el presente.
Comentario de la traductora sobre la traducción
Confieso que al adentrarme en la espesura de este bosque de relatos, con toda su diversidad estilística y temática, a veces me he sentido tan perdida como las criaturitas de ese título, que por sí solo merecería ya toda una tesis.
La propia autora ha afirmado que traducir sus obras es «una pesadilla» (Atwood in Translationland), pero dejando a un lado los ya habituales escollos atwoodianos —la ironía, la economía expresiva de su estilo, los juegos de palabras y dobles sentidos, el libérrimo uso de coloquialismos—, ¿cómo abordar, por ejemplo, el idiolecto agramatical de ese patán aficionado al chascarrillo fácil? ¿Interpretaría el lector esas incorrecciones como errores de la que esto escribe? ¿Arquearía luego una ceja ante «arrancalabios», «suripantas» y demás lindezas puestas en boca de ese otro personaje atrabiliario que salpica su discurso de creaciones léxicas y exabruptos trasnochados?
¿Qué convenía hacer con los pentámetros yámbicos dedicados al difunto gato de la autora con los que parodia el poema de Tennyson «Morte d’Arthur»? ¿Convertirlos en endecasílabos? ¿Recurrir al verso libre, mantener su léxico arcaizante, conservar al menos el sentido?
¿O con esos amorosos versos escritos por su suegro que ella misma califica de mediocres? ¿Atribuiría el lector dicha mediocridad a la sufrida traductora?
¿O con los neologismos de ese país distópico descrito en «Pandemónium»? ¿O con los disparates que salpican los discursos de los octópodos alienígenas que invaden nuestro planeta y que, al desconocer nuestro idioma, cualquier idioma terrícola, tergiversan géneros, refranes y expresiones?
¿Cómo trasladar esos partes de guerra sin puntuación, repletos de elipsis y errores tipográficos, que envía desde el frente la célebre corresponsal Martha Gellhorn?
¿O la delirante charla, plagada de equívocos, disquisiciones semánticas y sicalípticas derivaciones etimológicas de «Mujeres en el aire», en la que tres académicas feministas ya jubiladas se reúnen para redactar la propuesta de una cátedra universitaria subvencionada y, embotadas por el alcohol y las inseguridades propias de la edad, se descubren incapaces de manejar el espinoso tema del género y la cultura de la cancelación en un mundo cuyas formas de expresión se les escapan?
Hay muchos caminos para salir de un bosque. Os invito, pues, a recoger las migajas de pan que he ido dejando a través del mío durante esta nueva excursión por el Territorio Atwood, y confío en haber hecho justicia a la sagacidad incandescente de esta hechicera de las palabras, capaz de iluminar con su implacable humor incluso los rincones más sombríos de la existencia.
La sección de NOVEDADES TRADUCIDAS ofrece a los traductores un espacio donde analizar las dificultades a las que han tenido que enfrentarse al traducir una obra concreta. Animamos a todos los traductores a colaborar: véase la plantilla en este enlace.