Lunes, 22 de mayo de 2023.
Ante la inexistencia de un galardón de estas características, el Festival LEA, coorganizado por el Instituto Cervantes de Atenas, decidió en 2021 crear un Premio de traducción literaria español-griego. El objetivo es encontrar vías para reconocer el trabajo que muchos traductores hacen en el país desde hace décadas y que sirve para la promoción de la obra de autores españoles y latinoamericanos.
El III Premio de Traducción Literaria LEA se fallará y entregará este año 2023 el día de la inauguración del festival, el 13 de junio, en el Museo de la Acrópolis de Atenas.
El autor del artículo, que se publicará en griego en un medio de comunicación del país, Michalis Klapakis, fue ganador del I Premio LEA de Traducción Literaria por la traducción de la obra de teatro Bodas de sangre, de Federico García Lorca (Ediciones Skarífima). El artículo ha sido traducido al español por Eduardo Lucena.
Debía de ser diciembre de 1971, en plena Dictadura, en el Club Universitario de la calle de Hipócrates. Subido a una mesa, un viceministro de Papadópulos posaba frente a una cámara del canal del Servicio de Información de las Fuerzas Armadas, mientras premiaba con un billete de quinientos dracmas a los estudiantes que habían aprobado todas las materias del año, o algo por el estilo. Grotescas situaciones a lo Fellini, Amarcord con nosotros de extras alrededor mientras nos apuntaban las cámaras de dos soldados, con su indispensable policía secreta de cerca: un premio, caricatura del régimen. Esta era en general la percepción de mi generación sobre los premios, desde la época de la célebre hucha de las Cajas de Ahorro, galardón para la redacción escolar bajo el tema de Sobre lo bueno de Ahorrar, con la A así, endiosada, pero con la llave de la hucha en manos de un Banco.
Hablemos ahora, pues, sobre el LEA. No, no tiene nada que ver con galardones estatales o académicos. Pero entonces, ¿a qué se asemeja este premio del LEA? O, más bien, ¿qué cosa es este LEA, esta Literatura en Atenas?
El Festival LEA es una muestra de la conjunta presencia cultural de todos los países de América Latina y la Península Ibérica, apoyada por las embajadas de estos estados en Grecia, así como por otros patrocinadores. El LEA anda ya por su decimοquinto aniversario, y entre sus intereses un lugar destacado ostenta el realzar la enorme y la importantísima producción literaria de todos estos países. Una producción que no se ve plenamente reflejada en Grecia porque se traduce una pequeña parte de ella, si tenemos en cuenta el valor, la originalidad y la cantidad.
Pues exactamente en este punto ha hallado el lugar para brotar una aportación desinteresada, objetiva, independiente y ambiciosa que, tal y como demuestra, puede y debe echar raíces: el premio LEA. El Festival LEA, este año por tercera vez, ofrece su relevante contribución material e inmaterial: reunir y, con sentido de la responsabilidad, juzgar las mejores traducciones al griego de las lenguas española y portuguesa de cuantas obras han sido editadas en nuestro país durante el año anterior. La cosa no es nada simple, y considero imprescindible una postura responsable de todas las partes comprometidas, en especial las editoriales, con el fin de que todos los libros sin excepción, del año que precede al premio, sean puestos bajo juicio, ya que constituyen un bien público desde el mismo momento de su publicación. Fácil de entender será, pero añadiré que los buenos libros dan su máximo provecho, no en las cajas registradoras sino en las manos de sus lectores.
Esta es la meta de la adopción del premio LEA, que por supuesto expone su juicio al juicio de todos. Mi implicación personal como participante y como miembro del jurado me confirma que su recién nacida trayectoria de apenas dos años, así como su plural elección (2021: traductor novel, pequeña editorial, un clásico como Lorca y sus Bodas de sangre; 2022: traductor consagrado, editorial conocida, un escritor revelación como Pedro Lemebel y su Tengo miedo, torero) van por muy buen camino. Y que debe continuar aportando segura y firmemente.
Ojalá, deseo y llamamiento, que en un futuro cercano veamos premiar una joyita de una pequeña editorial, traducida por un algún o alguna joven que ha cavado con insistencia hasta hallarla en la infinita mina de diamantes de América Latina y de la Península Ibérica. Que agarre esta nueva generación, tan prometedora y tan aprendiz de lenguas, la llave con sus propias manos. Y añado lo del premio en metálico, aunque solo sea ahora a lo último. Mil euros. Un treintañero o una treintañera de hoy en día sabrá muy bien qué hacer con ellos. Gracias por la acogida.