Irene Oliva Luque: Deep Me, de Marc-Antoine Mathieu

Viernes, 21 de marzo de 2025.

Irene Oliva Luque ha traducido del francés el cómic Deep Me, de Marc-Antoine Mathieu, publicado por Salamandra Graphic en septiembre de 2024.

Finalista del Premio Sophie Castille a la Mejor Traducción.

 

Sinopsis

«Historia mítica, enigmática y onírica [que] juega con los límites de las posibilidades formales del cómic»; «thriller metafísico que expande el lenguaje del cómic y reflexiona sobre los límites de la identidad y la conciencia humana»; «fascinante experimento narrativo de Marc-Antoine Mathieu que se cuestiona sobre qué nos convierte en humanos»; «libro-objeto que es una obra de arte en sí mismo, el autor nos regala una creación inteligente y enigmática que conecta con grandes cuestiones de la filosofía contemporánea». No son palabras mías, sino extraídas de la web de la editorial y de varias reseñas de la obra[1].

Con esas premisas, nos encontramos literalmente a oscuras (el negro es el color predominante del libro, la cubierta es toda negra) con el pensamiento y la voz interior de Adán, que no sabe muy bien qué o quién es ni qué hace ahí, dondequiera que esté. Como si se tratara de las piezas de un rompecabezas, a través de sus vigilias el autor nos va dando pistas sobre qué le ocurre a nuestro protagonista, a quien en realidad no vemos en ningún momento (ni a él ni a ningún otro personaje), solo lo oímos, a él y a la voz de su (¿in?)consciencia. No obstante, al leer la historia, no solo nos preguntamos qué le pasa a Adán, por qué está donde está y cómo ha llegado ahí, sino que esos interrogantes nos empujan a reflexionar sobre otras cuestiones de índole más filosófica, como el poder de la memoria y la mente, la linealidad del tiempo, la realidad de los sueños o qué es exactamente lo que nos hace humanos. Poco más se puede añadir sin destripar la trama de esta historia, que sigue acompañando a Adán en Deep It, la segunda entrega del díptico (en esta ocasión, de un blanco inmaculado).

Si después de estas, os quedáis con ganas de leer más obras del mismo autor, nuestras colegas Regina López Muñoz, Lucía Bermúdez y Eugenia Paredes tradujeron un par de sus cómics anteriores: Dios en persona y 3 segundos. Por cierto, Regina fue la flamante ganadora del Sophie Castille en su primera edición, el año pasado.

 

Comentario de la traductora sobre la traducción

Caudalosos ríos de tinta han corrido para verter los escollos y singularidades que desbordan la traducción de tebeos, cómics, novelas gráficas, historietas, viñetas. Yo me limitaré a decantar algunos aspectos reseñables o simplemente curiosos destilados de la traducción de esta obra concreta.

Su rasgo formal más relevante, característico e incluso polémico es que, con la excepción de unas pocas imágenes del interior de la mente del protagonista, en las viñetas solo aparecen los bocadillos y cartelas que reflejan las cavilaciones y diálogos de los personajes, pero no los propios personajes. Es decir, hay voces, pero no cuerpos, por lo que a la hora de traducir hay que estar muy atenta a la posible procedencia de esa voz, entre otras cosas, para adivinar a qué personaje corresponde.

Normalmente, además de la traducción y su factura correspondiente, tengo yo la costumbre (porque así me lo enseñaron mis maestras en estos menesteres) de enviar a las editoras un pequeño informe que tal vez les sirva de guía. Pues bien, con vuestro permiso lo reaprovecho y rescato del texto de marras:

[…] La he disfrutado muchísimo [la traducción, se entiende], aunque he tenido que dedicarle mucho más tiempo del que pensaba [menos mal que logré subir un poco la tarifa, pienso ahora], sobre todo, por un par de dificultades: una es la relacionada con la documentación y la búsqueda terminológica de conceptos de disciplinas bastante dispares y complejas, como la medicina, la inteligencia artificial o la informática [por ejemplo: amantadina, tDCS, síndrome de enclaustramiento, síndrome de vigilia sin respuesta, neometabolismo, autopoiesis, síntesis de consciencia exohumana, big data, axones, dendritas, abiogénesis, hipótesis de la panspermia, posthumano…]; y la otra es la transcreación [ese palabro] al español de distintos diálogos y frases incompletas, de los que en el original solo aparecen letras inconexas, pero que luego acabarán teniendo un sentido completo a lo largo de la historia, después de que el protagonista se haya planteado multitud de soluciones posibles. No sé si me explico, pero ya lo entenderás cuando lo veas, je, je.

 

Con ese «cuando lo veas», me refería a un buen número de viñetas como estas:

 

 

Adán ha sido capaz de captar fonemas sueltos de una conversación que, probando con múltiples combinaciones de palabras posibles, intenta descifrar en medio de un caos de bocadillos. Exactamente lo mismo que tuve que hacer yo, pero partiendo del original:

 

Es decir, me vi obligada a pergeñar una traducción totalmente libre para la que eché mano de papel, lápiz, diccionarios y una buena dosis de inventiva.

En cuanto a onomatopeyas, para muestra, ahí va un botón: shuiiiit, krrrt, ffllt, chhchhhiiii, tic tic tic, cclic, bbrrr, rrrrrrrrr, ffffffff, cloc, …k…k… pr… c… crrr… k… pr…, clanc, ding ddling k…liing, nomp, fiuiiiii, pum, sshhrrkkrrr, mmm, plop, stomp, aaaaaaaaah, ay, tap tap tap, ddring, ktrr, uuuuuuu, ftt… fft… ffftttt, plas plas plas, plin… Se trata de una lista no exhaustiva de algunos de los ruiditos presentes en la historia ya traducida. En el original, la mayoría no son de uso corriente, sino más bien invención del autor, por lo que he intentado respetarlas al máximo y simplemente adaptar la fonética francesa a la española. Para ello, conté con la inestimable ayuda del Diccionari d’onomatopeies i altres interjeccions (que es el libro más cotizado del despacho que comparto con otras traductoras) y de mis queridísimos Carlos Mayor y Montse Meneses, tradurietistas de pro y, por cierto, también finalistas del premio Sophie Castille 2025.

Como suele ser habitual, la editora, en este caso Débora Martínez (a quien desde estas líneas agradezco que confiara en mí para este proyecto), me pidió opinión para traducir el título. En todas las propuestas decidimos mantenerlo en inglés y añadir un subtítulo, como Fundido en negro, De profundis y Desde el abismo, pero finalmente la editorial optó por ceñirse al título original: Deep Me.

 

[1] 1, 2, 3 y 4. Adivinen en cuántas de estas reseñas se menciona la traducción…

Enlace a las primeras páginas de la obra.

Presentación con el autor en Fundación Telefónica.

La sección de NOVEDADES TRADUCIDAS ofrece a los traductores un espacio donde analizar las dificultades a las que han tenido que enfrentarse al traducir una obra concreta. Animamos a todos los traductores a colaborar: véase la plantilla en este enlace.