Traductoras unidas por las flores: entrevista a Gemma Rovira y Raquel García Rojas por Noemi Risco

Lunes, 27 de mayo de 2024.

Alice Hart, de nueve años, se despierta en el hospital tras un incendio que ha arrasado su casa, le ha arrebatado a sus padres y la ha dejado muda. Su único familiar es la abuela paterna, June, que dirige una plantación de flores en la que acoge a mujeres que atraviesan circunstancias complicadas. En el ambiente sosegado y luminoso de la granja, la chica recupera poco a poco la voz y la confianza en sí misma mientras se va haciendo mayor y aprende el lenguaje de las flores autóctonas y los sentimientos que estas expresan, un tiempo feliz cuya placidez se verá truncada tras una traición y una pérdida irreparables.

Holly Ringland. Imagen de Giulia Zonza

Las flores perdidas de Alice Hart es una magnífica historia emotiva, llena de crudeza, resiliencia, naturaleza, amor y sororidad. Descubrí esta novela de Holly Ringland gracias a la adaptación para televisión de Sarah Lambert, protagonizada por Sigourney Weaver. La miniserie me encandiló y, tras el episodio final, averigüé que la traductora para el doblaje era Raquel García Rojas, una compañera de ACE Traductores con la que había tenido contacto gracias al Traduamigo Invisible que organizo en Navidad y cuyas traducciones literarias ya me habían resultado interesantes. Me pregunté entonces si habría sido ella la traductora de la novela en la que se basaba la serie y al comprobarlo vi el nombre de Gemma Rovira Ortega, otra socia de ACE Traductores con la que había coincidido en más de una charla de traducción y a la que conocía desde hacía muchos años. ¿Qué mejor ocasión para reunirnos las tres traductoras a hablar de una historia sobre los abusos que sufren las mujeres y cómo podemos ayudarnos entre nosotras?

Noemi Risco: La novela se publicó en español en 2019 y la serie se estrenó en 2023. Gemma, ¿has tenido oportunidad de ver la adaptación para televisión?

Gemma Rovira: Sí, la verdad es que tenía bastante curiosidad y, en cuanto tuve ocasión, la vi.

Noemi Risco: ¿Traducida o en versión original?

Gemma Rovira: En versión original. Procuro verlo todo siempre en el idioma en el que se rueda.

Noemi Risco: Sé que tu opción suele ser lo habitual entre traductores, pero yo he de confesar que por ocio consumo más traducciones que originales y me gusta fijarme en quién ha traducido el libro, la serie o la película. ¿Sabías quién era la traductora para el doblaje de Las flores perdidas de Alice Hart?

Gemma Rovira: Me sabe fatal decirlo, pero no, no suelo fijarme en quién traduce las series o las películas.

Noemi Risco: Y tú, Raquel, ¿leíste la novela para tenerla en cuenta cuando tradujiste la serie? ¿Te fijaste en quién la había traducido?

Raquel García Rojas: Sí, desde el momento en el que me propusieron la traducción y vi que estaba basada en un libro, como no tenía otros encargos, lo busqué y me dio tiempo a leerlo mientras me enviaban los episodios. Y sí, me fijé en la traductora, no sé si por deformación profesional. El nombre me sonaba de algo, pero no sabía quién era, eso es cierto.

Noemi Risco: ¿Te pusiste en contacto con Gemma Rovira a raíz de la traducción de la serie? ¿Las traductoras audiovisuales soléis contactar con las compañeras de literaria en caso de que la película o la serie esté basada en un libro? ¿Crees que los estudios o las productoras tienen en cuenta a los traductores de esas novelas para la traducción de la obra audiovisual?

Raquel García Rojas: Al no conocerla, me daba un poco de pudor. Si hubiera tenido confianza, quizá la habría llamado y le habría dicho que me habían encargado la serie basada en la novela y que a lo mejor le consultaba algo, pero no fue el caso. De todas formas, a no ser que sea muy necesario, hago mi trabajo sin molestar a la compañera. Y no, por lo general no se tiene en cuenta a los traductores literarios desde el estudio de doblaje.


«A no ser que sea muy necesario, hago mi trabajo sin molestar a la compañera. Y, por lo general, no se tiene en cuenta a los traductores literarios desde el estudio de doblaje», Raquel Garcia Rojas


Noemi Risco: Lo primero que llama la atención de esta novela son las ilustraciones de Edith Rewa Barrett de las flores nativas australianas que abren cada capítulo. Si el lector es lo bastante curioso y lo busca, comprobará que, en efecto, el dibujo se corresponde con la flor que da título al capítulo. Bajo el nombre común aparece el significado en el Diccionario de Thornfield, creado por la familia de la protagonista; debajo, el nombre científico y en qué parte de Australia se encuentra esta flor, seguido de una descripción de sus características y los datos más relevantes. Son treinta capítulos en total y me imagino, Gemma, que no sería fácil encontrar la equivalencia en español cuando se trata de especies propias de Australia. ¿Qué procedimiento seguiste para la documentación? ¿Cuál fue tu fuente principal de información?

Gemma Rovira: Buscaba en varios diccionarios si existía una traducción al castellano de la flor australiana y algunas sí aparecían, a pesar de ser únicas de esa zona, pero otras las traduje echándole un poco de imaginación. Si cuando la busco en inglés, no la encuentro, luego voy a por el nombre científico, que resulta muy útil para dar con la equivalencia en nuestro idioma. Me gusta mucho la web Infojardín.

Noemi Risco: Raquel, cada episodio, como los capítulos del libro, empieza con una flor y su significado, aunque en la serie solo hay siete. ¿Recurriste a la novela o seguiste tu propia documentación para encontrar las equivalencias?

Raquel García Rojas: Traducir nombres comunes de plantas es complicado porque incluso en un mismo país la planta puede llegar a recibir muchos nombres distintos, pero, claro, en este caso eran nombres de plantas australianas y encontrar una equivalencia en español era más difícil. A veces son traducciones más o menos literales o poéticas, dependiendo de lo que te pida el texto. Recuerdo la primera, la orquídea de fuego negra, que según en la zona de Australia en la que te encuentres, la llaman de una forma u otra. Uno de los nombres era «orejas de elefante», otro «pico rojo» y después encontré «orquídea de fuego negra». Es una planta que florece después de un incendio, y con todo el simbolismo que tiene el fuego en la serie, tenía que elegir la tercera opción. También es relevante que la serie no sigue fielmente la novela y algunos términos no se respetan en versión original, por lo tanto, yo tampoco los traduje como aparecían en el libro. Sin embargo, siempre que el original de la serie me lo permitía, intentaba mantener los términos que había puesto Gemma.

Noemi Risco: La escritora está muy vinculada a la naturaleza y de hecho trabajó como guarda forestal en el desierto occidental australiano. ¿Le hiciste alguna consulta?

Gemma Rovira: No me hizo falta, porque cuando te pones a documentarte, te metes tanto, que, aunque podría haberme ayudado, no vi necesario molestarla.

Noemi Risco: Tanto en el libro como en la película aparecen personajes de distintos orígenes, pero las mujeres aborígenes están muy presentes. En la novela, incluso, salen palabras en lenguas indígenas. ¿Cómo te acercas a este idioma como traductora, Gemma? Me llamó especialmente la atención que se usara la palabra minga para referirse a los turistas. ¿La editorial o tú misma os llegasteis a plantear no poner esa palabra por el significado que tiene en castellano?

Gemma Rovira: Han pasado años y muchas traducciones desde entonces, y la verdad es que no recuerdo que la presencia de la lengua indígena nos supusiera algún problema. He consultado el glosario para ver si tenía algo apuntado, pero no he encontrado nada.

Noemi Risco: Con la lectura de este libro no solo he aprendido esas palabras aborígenes, sino también algunas en mi propio idioma como «floriógrafa», aunque sí sabía que cada flor tiene un significado cuando te las regalan. ¿Recordáis alguna palabra que aprendierais traduciendo esta historia y se quedara con vosotras para siempre?

Gemma Rovira: Es curioso, porque de este libro tengo pocos apuntes, no recopilé mucho material, por lo que el plazo para la entrega seguramente fue muy corto.

Raquel García Rojas: Palabras concretas no, pero sí he aprendido varias cosas que se me han quedado, como la floriografía, el lenguaje de las flores, que venía de la época victoriana y no era un concepto inventado para esta miniserie. También me encantó el mito de las selkies.

Noemi Risco: Para finalizar, querría comentar que me ha gustado esta historia por muchos motivos, pero la escritora se lleva unos puntos más por el agradecimiento a los traductores al final del libro. También hay que destacar que son ocho páginas de buenas palabras a muchas personas, creo que los agradecimientos más largos que he leído en mi vida, pero no se hacen nada pesados. ¿Han sido los agradecimientos más largos que has traducido en tu carrera profesional, Gemma? ¿Creéis que los traductores como autores también deberían tener un par de líneas para poder dar las gracias a quienes les han ayudado en el proceso?

Gemma Rovira: No sé si serían los más largos, pero en cualquier libro debería haber solo un par de frases y no páginas enteras. Y sí, claro, los traductores también deberían poder dar las gracias, pero brevemente. Yo he conseguido hacerlo sólo una vez, aunque lo he pedido en varias ocasiones. Cuando te han ayudado mucho en la traducción, tendríamos que poder decirlo.

Raquel García Rojas: En traducción audiovisual desde luego no podemos hacerlo, pero estaría bien que nos lo permitieran en literaria.

Noemi Risco: Yo os doy las gracias a vosotras por esta entrevista y vuestras magníficas traducciones que me han hecho disfrutar de esta historia en dos formatos distintos. El cine y la literatura muchas veces van de la mano y sería bonito que también hubiera esa comunicación entre las traductoras de libros y películas o series, aunque nuestra forma de trabajar sea distinta, igual que la de los artistas que crean el producto original.

 

Raquel García Rojas (1982) es licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, tiene un máster en Edición, trabajó siete años como correctora y editora de mesa en plantilla en diversas editoriales y, desde entonces, otros tantos como autónoma en traducción editorial y audiovisual (EN>ES) y corrección de textos (ES). Ha traducido hasta ahora 33 libros y más de 70 obras emitidas en televisión y plataformas, entre películas, series y documentales, que pueden consultarse con más detalle en www.raquelgrojas.com. Como afición también ha escrito algún relato y no descarta animarse con una novela, aunque sea como reto personal.

Gemma Rovira Ortega desde 1988 se dedica exclusivamente a la traducción literaria del inglés al castellano. Ha colaborado con muchas editoriales españolas, entre ellas Salamandra, Anagrama, Minotauro, Plaza & Janés, Penguin Random House, Ediciones B, Edhasa, Maeva, Seix Barral, Blackie Books y Alfaguara. Entre más de dos centenares de obras traducidas que incluyen diversos géneros de novela se encuentran títulos como El niño del pijama de rayas de John Boyne, El afinador de pianos de Daniel Mason o escritores de la talla de J. K. Rowling, Patrick Rothfuss y Margaret Atwood.

Noemi Risco Mateo (Barcelona, 1978) es traductora editorial desde 2005, de inglés, alemán y catalán a español. Licenciada en Traducción e Interpretación, con un posgrado en Traducción Literaria y un máster en Escritura Narrativa, tiene publicadas unas cien traducciones, entre las que destacan autores como Michael Ende, Louisa May Alcott o Bram Stoker. Aunque en un principio se especializa en géneros fantásticos, a los que sigue dedicándose porque le apasionan, así como la literatura infantil y juvenil, tiene especial interés en las historias que hacen sentir bien a lectores de todas las edades o aquellas donde la naturaleza es la protagonista.

Asimismo, desde 2009, organiza tertulias y encuentros literarios en colaboración con librerías, centros de enseñanza y entidades culturales. Escribe artículos para distintas publicaciones y hace entrevistas relacionadas con traducción y literatura, a la vez que dirige y produce el podcast Viaje Alternativo en el que aparecen de vez en cuando compañeros de profesión.