Viernes, 2 de julio de 2021.
Llega julio y empezamos el número 58 de VASOS COMUNICANTES, el correspondiente al verano de 2021. Así pues, cumplimos ya dos años completos y ocho números en formato exclusivamente digital, lo que supone más de 500 textos publicados y decenas de colaboradores. Por otra parte, el número de lectores se ha ido incrementando paulatinamente. Confiamos en seguir haciéndonos un hueco en el confuso mundo de las redes sociales y, al mismo tiempo, en ser capaces de situar en ellas toda la información previa, disponible en una hemeroteca que refleja años de trabajo asociativo.
En relación con la historia de ACE Traductores (que es, en gran medida, la historia de la traducción editorial en España), tal como anunciamos en el número anterior, hemos iniciado una serie de artículos con la intención de reconocer el trabajo de la vieja guardia acetétera y poner al alcance de los jóvenes traductores y estudiantes un panorama de lo que han sido estas últimas cuatro décadas para que ellos imaginen cuál podría ser el paisaje laboral de no haber contado con una asociación que defendiera nuestros derechos. En realidad, no hace falta imaginar: basta con que comparen nuestras condiciones de trabajo con las de los traductores de otros países con otro marco legal y laboral (véanse los datos de las encuestas del CEATL para Europa; para otras latitudes la comparación resulta más difícil por falta de datos fiables).
Pero, volviendo al presente, tampoco puede decirse que este sea fácil. El reciente estudio de la Asociación Colegial de Escritores sobre La Covid 19 y la situación de los escritores y traductores realizado en noviembre y diciembre de 2020 aporta datos relevantes: un tercio de los traductores encuestados vieron aplazados los pagos de sus trabajos (sin que, en un 80 % de los casos, se informara de la nueva fecha de pago). En torno a un 42 % sufrió el aplazamiento o la cancelación de un proyecto, y solo un pequeñísimo porcentaje (4,6 %) se ha beneficiado de las ayudas o fondos. En dicho estudio, Vicente Fernández González, presidente de ACE Traductores, concluye:
Un año después de la declaración del estado de alarma, la incertidumbre se mantiene; quienes ejercemos esta profesión, sin embargo, seguimos traduciendo muchos de los libros que la ciudadanía necesita. Que podamos seguir haciéndolo y que podamos hacerlo dignamente es para nuestro colectivo una lucha que no cesa, pero es también un reto para nuestras instituciones y para la sociedad española en su conjunto.
Confiamos en que el estudio de ACE (tan necesario como el anterior de ACE Traductores) tenga en la prensa y en las instituciones el eco que merece.
Mientras tanto, estaremos atentos a la inminente transposición de la Directiva europea sobre los derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital, así como a las próximas negociaciones en torno al Estatuto del Artista. De todo ello nos haremos eco en próximos números.
Carmen Francí
Codirectora de VASOS COMUNICANTES