Lunes, 28 de junio de 2021.
Son 40 los filmes enlistados por VASOS COMUNICANTES en la actualización del 22/6/21 de su valioso repertorio «Traductores en el cine». Es obvio que faltan muchas en las que, aunque sea de manera incidental, se registran diálogos entre dos idiomas que son traducidos por intérpretes: es el caso de no pocos western donde el hombre blanco conversa con miembros de las tribus indígenas, y siempre hay en los dos colectivos alguien que entiende la lengua ajena y la traduce para el suyo.
Sucede lo mismo en los que para entendernos, y como contraposición a los western, podemos llamar eastern, aquellos que relatan los primeros contactos del hombre occidental con los orientales, y aquí bastaría con recordar El último samurái.
Entre los western me limitaré a uno de los más recientes, News of the World (Noticias del gran mundo) con Helene Zengel, la chica berlinesa de 12 años que actúa tête-a-tête con Tom Hanks en el papel de una niña de ascendencia alemana crecida entre los indios kiowas, que la secuestraron.
En una entrevista que le hicieron hace poco a su regreso a Alemania, le preguntaron qué aprendió de TH y qué aprendió TH de ella, y contestó:
He aprendido mucho de él en el arte de actuar, me enseñó un par de trucos, por ejemplo cómo llorar cuando lo pide el guion y no te salen las lágrimas. Tiene mucha experiencia. Y ha mejorado mi inglés. A cambio le enseñé cosas de equitación y algo de alemán. En las pausas iba por todo el set preguntando a la gente: «Wo finde ich etwas zu essen? Ich suche Kaffee und Pflaumenkompott». [¿Dónde encuentro algo de comer? Busco café y compota de ciruelas].
Comento el caso porque la joven Zengel, para desempeñar su papel, tuvo que aprender el idioma kiowa. Y a mi manera de entender las cosas le pasó flor de factura al equipo enseñándole un alemán elemental a Tom Hanks.
Se le dé las vueltas que se le dé, el menester del intérprete está en el cine hasta en the making of del rodaje, como enseña el ejemplo que acabo de contar. Pero volviendo a la lista de «Traductores en el cine» de VASOS COMUNICANTES, quisiera completarla con dos pelis cuyos respectivos escenarios son el Brasil amazónico a comienzos del siglo pasado, la una, y el Brasil carioca en el siglo XVI, la otra.
Haskin, Byron: The Naked Jungle (Cuando ruge la marabunta), 1954, Estados Unidos
Transcribo, adecentándolo y acrecentándolo, el resumen de su argumento en la enciclopedia del cine, el portal www.imdb.com: «Es 1901. A los 19 años, el duro y testarudo Christopher Leiningen llegó a la cuenca amazónica y construyó diques a fin de poder cultivar miles de acres de tierra cerca del río Negro, para una plantación de cacao. Ahora, con 34 años y sin saber nada de mujeres, recluta una esposa por correo en Nueva Orleans. Joanna es hermosa, independiente y llega dispuesta a ser su incondicional compañera; sin embargo, nadie le ha dicho a Leiningen que es viuda. Al enterarse, él la rechaza, no quiere poseer nada que no lo haya poseído él por primera vez. «Incluso este piano –le comenta a Joanna– no lo tocó nadie antes de llegar aquí», a lo que ella le responde: «Si supiera más de música, se daría cuenta de que un buen piano suena mejor cuando ya ha sido tocado». Durante la semana siguiente, mientras esperan la llegada del barco que la llevará de regreso a los Estados Unidos, se enteran de que legiones de hormigas soldados (la plaga de la marabunta) atacarán dentro de unos días, y ella se une a la lucha para salvar la plantación. El ejemplar coraje de Joanna y la probable pérdida de todo lo conseguido a lo largo de tantos años pueden llegar a cambiar la decisión de Leiningen de devolverla a Nueva Orleans». No cuento el final, por si no la han visto nunca, y, si no lo han hecho, se la recomiendo.
Va de suyo que además del inglés que hablan entre sí Joanna, Leiningen y el Comisionado brasileño de la zona, también hay diálogos en la lengua de los indígenas locales, que tanto Leiningen como el Comisionado conocen, pero Joanna no, por lo que muchas veces tienen que traducirle. Además de ello y por haberla visto dos veces en los últimos días, una doblada al español, otra al alemán, pude constatar que existen diferencias muy significativas entre ambas versiones, pero sería farragoso entrar en tales pormenores. Solo añadir que no solo se oyen en la banda sonora el inglés y la lengua nativa, sino también el idioma de los tambores y de las caracolas, que los actores o bien lo traducen o bien lo preanuncian, en el caso de impartir órdenes por medio de las caracolas.
Un caso curioso relacionado con este film es su incidencia en el lenguaje popular español. Tal vez por su sonido exótico, «la marabunta» pasó a engrosar el repertorio de nuestra lengua, como lo hizo también la expresión «solo ante el peligro», derivada del título con que se tradujo High Noon (A la hora señalada, en Hispanoamérica).
Otro aporte del cine a nuestro léxico es la palabra «rebeca», definida por EL diccionario como «chaqueta femenina de punto, sin cuello, abrochada por delante, y cuyo primer botón está, por lo general, a la altura de la garganta»; la Academia explica además que el sustantivo se debe a «Rebeca, título de un filme de A. Hitchcock, basado en una novela de D. du Maurier, cuya actriz principal (Joan Fontaine) usaba prendas de este tipo». En cambio, «marabunta» no ha tenido tanta suerte, EL diccionario define su primera acepción como «población masiva de ciertas hormigas migratorias, que devoran a su paso todo lo comestible que encuentran», mientras que la segunda es «conjunto de gente alborotada y tumultuosa»… pero sin la menor referencia a la peli donde Eleanor Parker luce bella como nunca.
Pereira dos Santos, Nelson: Como Era Gostoso o Meu Francês (Qué sabroso era mi francés), 1971, Brasil
La Enciclopédia brasileña Itaú Cultural resume así su trama: «La narración está ambientada en el Brasil del siglo XVI y tiene como protagonista a un francés, Jean, personaje inspirado en Jean de Léry, miembro de una misión que llega a la Antártida Francesa, colonia establecida por Nicolas de Villegagnon (1510-1571) en la bahía de Guanabara. En la película, Jean y algunos miembros del grupo se rebelan y son condenados a muerte. Nadando, Jean consigue escapar y llegar al continente. Entonces es capturado por los indios tupiniquines, amigos de los portugueses. Tras un ataque de los tupinambás, amigos de los franceses, Jean es hecho prisionero por ellos, pero los tupinambás lo creen portugués y lo condenan a muerte. Mientras espera la ejecución, y aprovechando sus saberes en el manejo de la pólvora, con unos cañones conquistados a los portugueses, se le permite quedarse con Seboipepe, la esposa del jefe de la tribu, Cunhambebe. Después de ocho lunas, lo matarán y será comido por los tupinambás». En la secuencia final la luminosa Seboipepe mordisquea un trozo de carne… pero es curioso que en sus ojos no se lea «¡Qué sabroso era mi francés!»…, antes bien parecen hasta tristes, según constato con el mando a distancia, pasando las imágenes una por una.
La película es un compendio de ironía sobre las fuentes históricas –las crónicas y cartas de viajeros europeos que estuvieron en Brasil en el siglo XVI, como el soldado alemán Hans Staden (1510-1576), el zapatero francés Jean de Léry (1534-1611), y presentes en los grabados de Theodoro De Bry (1528-1598)–, unas fuentes tratadas hasta con sarcasmo. Pero la ironía también está presente en la relación del cautivo francés con Seboipepe (interpretada por Ana Maria Magalhães, comestible a besos y justo premio de la Associação Paulista de Críticos de Arte a la mejor actriz revelación). Cito de la ya mencionada Enciclopédia: «La película ofrece al espectador, acostumbrado a los códigos de un romanticismo de origen europeo, la ilusión de que la india está enamorada del francés y que, por ello, lo salvará de la condena. Pero, al igual que el personaje, el espectador se engaña. La secuencia donde le explica a Jean cómo lo van a matar, anticipando los gestos de su ejecución y las reglas rituales que seguirá ella como miembro de la tribu, constituye el vértice del juego establecido por la película, en el que se pone en juego el conflicto entre los puntos de vista europeo y local». Hablando de su final, el poeta y novelista brasileño Joca Reiners Terron dice que es «un instante en que, en la pantalla, la esposa tupinambá sorbía el tuétano de un metacarpo del francés», pero creo que debe tratarse de una licencia poética, porque la porción que le correspondía a Seboipepe no era una mano sino el «pobre cuello» de su sabroso francés, expresión que se repite varias veces en las escenas finales de la peli.
(Dicho sea de paso, y desde un punto de vista contemporáneo, asombra que la ejecución de un reo de muerte, entre los indígenas tupís y en el siglo XVI, estuviera sometida a un ritual tan minucioso como el reglamento homologable de los modernos establecimientos penitenciarios en algunos países muy defensores de los derechos humanos, entre ellos los Estados Unidos de América).
Regresando ahora a lo que aquí más nos importa, la peli es políglota: en ella se habla portugués, francés y, sobre todo, la lengua tupí, en los diálogos escritos por el gran pionero del cine brasileño Humberto Mauro. Y según la información más generalizada, la censura de la dictadura militar la prohibió por considerarla «contraria a los principios morales y al pudor del pueblo brasileño». El problema dizque era el «exceso de desnudos masculinos», ya que todos los actores del reparto, caracterizados como indios, pero también el francés, aparecen sin ropa. Lo curioso es que, según eso, los desnudos femeninos no atentaban contra el pudor del pueblo brasileño, pero es que, además, no es una peli para voyeristas: las actrices actúan desnudas con la naturalidad que es propia de las indígenas (más aún en el siglo XVI) y, al cabo de un par de minutos de reajuste de la mirada al tema de la película, la desnudez en sí deja de ser un señuelo para el espectador. Y de este modo resulta claro como el agua que la explicación del rechazo de la censura debemos buscarla en otra parte.
La explicación es que la censura temía que los diálogos en tupí contuvieran un mensaje comunista. De modo y manera que se las ingeniaron para encontrar un indígena dizque conocedor de la lengua tupí, el cual, en arduas proyecciones de la peli, fue dando a conocer a la censura el contenido de aquellos diálogos. Corren varias leyendas en torno a dichas proyecciones y al conocimiento de la lengua tupí por el pretendido conocedor de la misma. Sea lo que fuere, la censura levantó la prohibición y Como Era Gostoso o Meu Francês se estrenó en 1971, todavía en plena dictadura militar (que se alargaría hasta 1985), y fue considerada desde el vamos como lo que es: una de las joyas más preciadas y preciosas de la cinematografía brasileña.
Ricardo Bada (Huelva, España, 1939), escritor residente en Alemania desde 1963. Coeditor allí de dos antologías de literatura española contemporánea, y en solitario, de la obra periodística de García Márquez y los libros de viaje de Camilo José Cela. Editor en España de la poeta costarricense Ana Istarú, y en Bolivia de la única antología integral en castellano de Heinrich Böll (Don Enrique).