Entrevista a Lucyna Rodziewicz-Doktór

© Lucyna Rodziewicz-Doktór

Con la entrevista a Lucyna Rodziewicz-Doktór, seguimos con la serie publicada los anteriores viernes 13, 20 y 27 de noviembre, realizada por Celia Filipetto a otras traductoras de Elena Ferrante.

Cuéntanos brevemente tu trayectoria profesional como traductora literaria.

Han pasado ya veinte años desde aquel lejano 2000 cuando empecé a traducir libros y a colaborar con editoriales. Pero solo con las novelas de Elena Ferrante me he convertido en una «verdadera» traductora literaria. Antes traducía sobre todo ensayos, libros de historia, psicología, etc. Debo reconocer que fue un buen aprendizaje, a pesar de que la índole del trabajo era algo distinta, porque debía concentrarme en los conceptos y no tanto en cómo transmitir emociones. Esto lo aprendí con Genialna przyjaciółka (La amiga estupenda). Desde entonces prácticamente me he dedicado a la narrativa; he tenido la suerte de traducir escritores de gran alcance como Alessandro Baricco y Margaret Mazzantini. Mi última experiencia, obviamente, está ligada una vez más a Elena Ferrante y su última novela Zakłamane życie dorosłych (La vida mentirosa de los adultos), que en Polonia ha alcanzado un éxito enorme.

 

¿Qué supuso en tu carrera profesional haber dado voz a una escritora ausente? ¿Hubo un antes y un después?

El hecho de que Elena Ferrante sea una escritora «ausente» no ha cambiado nada para mí. Ausente o no, con ella mi carrera de traductora literaria dio un vuelco, he podido demostrar mi competencia y habilidad. Pero eso se lo debo a su escritura, a su maravillosa forma de contar y no al hecho de que se esconda detrás de un nombre y un apellido inventados.

 

¿Cómo resolviste la presencia/ausencia del napolitano en las obras de Ferrante?

Es una pregunta muy interesante que me han planteado en varias ocasiones. Lo resolví casi por instinto, de forma natural, elegí un léxico familiar, cotidiano. En mi país, la situación lingüística es completamente distinta, no disponemos de muchos dialectos y jergas, de manera que sería inoportuno sugerir al lector soluciones estrechamente vinculadas a nuestro contexto cultural. Por lo demás, Ferrante «recurre» (lo entrecomillo porque, en el fondo, en la mayoría de los casos la autora solo menciona el uso del napolitano) al dialecto en las situaciones de tensión o ambientadas en zonas populares, por lo tanto, en mi opinión, el registro cotidiano del polaco es el más adecuado.

 

¿Podrías hablarnos de una dificultad especial de la traducción de las obras de Elena Ferrante?

Sinceramente no encontré demasiadas dificultades, lo cual es prueba evidente de la calidad de su escritura. No resulta fácil lo que es fácil sino lo que está bien escrito, aunque a veces exige un poco de esfuerzo. Evidentemente hubo fragmentos en los que tuve que trabajar más a fondo para obtener un efecto comparable al del texto original. Entre ellos, sobre todo los correspondientes a las escenas de sexo y los monólogos interiores con las imprecaciones que aparecen en Czas porzucenia (Los días del abandono) que, en mi opinión es el texto más exigente de todos, no solo por el argumento de la novela sino por las emociones que debe despertar en el lector. También las rimas presentes en Lalka (La muñeca olvidada), un libro dedicado a los niños.

¿Cuál es la situación profesional de los traductores literarios en tu país?

La vida de los traductores editoriales en Polonia no es fácil, en primer lugar por la situación económica. Para la mayoría de los traductores se trata de un segundo trabajo, realizado a menudo por las tardes y las noches. No podría ser de otro modo, puesto que nuestra profesión no nos garantiza medios suficientes para vivir. Después está el problema del anonimato: se sigue hablando demasiado poco del papel del traductor, como si los libros se escribiesen directamente en polaco, sin la ayuda de nadie. Poco a poco, evidentemente, la situación va cambiando; en los últimos tiempos, gracias a los escritores que decidieron no desvelar su identidad, por lo que la atención se centró en los traductores como autores del texto traducido pero, sobre todo, gracias a la Asociación de Traductores Literarios,  que, de muchas maneras, intenta destacar nuestro trabajo. Por desgracia, todavía queda mucho por hacer.

 

Traducción del italiano de Celia Filipetto

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