Life Behind An Author’s Works–Memoir of a Translator, de Danuta Borchardt

Lunes, 28 de septiembre de 2020.

Life Behind An Author’s Works–Memoir of a Translator: How I Came to Translate Witold Gombrowicz and the Many Faces of Thom, Danuta Borchardt, publicado por Amazon. Fecha indeterminada.

Jordi Fibla

En el otoño de 2011 tuvo lugar en la localidad polaca de Wsola, cerca de donde nació Witold Gombrowicz, un encuentro de traductores de este autor. Una de las ponentes fue Danuta Borchardt, la primera traductora de Gombrowicz al inglés directamente del polaco. Asistieron traductores al español, sueco y alemán, pero en sus memorias Danuta solo menciona, aparte de lo agradable que fue escuchar las reminiscencias de Rita, la viuda del escritor, la sorpresa que le produjo saber que la traducción castellana de Ferdydurke, que en los años cuarenta hicieran en Buenos Aires Gombrowicz «y sus jóvenes amigos literatos hispanos», se había convertido en una gran obra literaria en lengua española.

Casi todas las obras de Gombrowick en castellano han sido traducidas a cuatro manos. Un polaco aporta el material más o menos bruto, y una o varias personas de lengua española se devanan los sesos para sortear los numerosos escollos lingüísticos y refinan el texto hasta que la traducción es literariamente homologable al original. Las traducciones de Ferdydurke al castellano y al inglés son especiales, puesto que tanto el traductor de la versión española como la traductora de la inglesa son polacos. En el primer caso, al autor, que vivía exiliado en Argentina, le asesoró un «comité de traducción». Por su parte, Danuta Borchardt, polaca que emigró a Estados Unidos en su juventud, también dispuso de un peculiar comité de traducción.

Imagino que a Danuta debieron de sorprenderla no solo la importancia literaria que había adquirido por sus propios méritos un texto traducido, sino también las circunstancias en que se tradujo y la variedad de personas que contribuyeron a la tarea. En el prólogo de la edición de 1964, Ernesto Sabato dice que Ferdydurke «empezó a ser traducido por un grupo de creyentes», y no menciona la intervención del autor. Sin embargo, este, en su prólogo a la edición castellana de 1947, dice: «Esta traducción fue efectuada por mí y solo de lejos se parece al texto original.» Desde luego, esta es una prerrogativa de la que solo disfruta el autor (hay otros ejemplos insignes, como la colaboración de Cabrera Infante en la versión inglesa de Tres tristes tigres) y que nos está vedada a los traductores que firmamos un contrato, una de cuyas cláusulas es la más absoluta fidelidad al original o por lo menos la mayor fidelidad posible. Gombrowicz sigue diciendo que el lenguaje de su novela presenta dificultades muy grandes para el traductor y que él no tiene un dominio suficiente del castellano. «La tarea resultó tan ardua como, digamos, oscura, y fue llevada a cabo a ciegas, solo gracias a la noble y eficaz ayuda de varios hijos de este continente, conmovidos por la parálisis idiomática de un pobre extranjero.» En la traducción española de Ferdydurke, además del autor, intervinieron dieciocho personas, cuyos nombres indica Gombrowicz en el prólogo, salvo el de «un simpatiquísimo señor, ya de edad, y muy aficionado al billar, que, en un momento de feliz inspiración, me procuró la palabra remover, de la cual me había olvidado por completo».

Más adelante el mismo autor manifiesta que su obra plantea dificultades de traducción no solo muy grandes sino insuperables. ¿Cómo las superó su traductora al inglés? Danuta Borchardt salió de Polonia con sus padres cuando los alemanes invadieron el país. Estudió en el Reino Unido y se licenció en psiquiatría, disciplina a la que se dedicó profesionalmente. Emigró a Estados Unidos porque allí le ofrecieron trabajo y se casó dos veces, primero con un hombre de origen polaco y luego con un americano. No empezó a traducir hasta que se jubiló como psiquiatra. En 1989 un poeta y editor amigo le habló de lo hermosas que eran las obras de tres autores polacos, Schulz, Witkiewicz y Gombrowicz, y, estimulada por él, empezó a leer Cosmos. Danuta era aficionada a escribir, y en el tipo de relatos que creaba discernió una notable correspondencia con la literatura de Gombrowicz. Descubrió en él a un espíritu afín al que le habría encantado conocer, y se produjo un flechazo literario.

Más o menos tres décadas después (la fecha es incierta porque en el libro no se indica), Danuta publicó unas memorias. Es una obra autobiográfica muy original, pues, a diferencia de lo que sucede con la mayor parte de los libros de este género escritos por traductores, no se limita a su vida estrictamente profesional (y en este caso la larga etapa de dedicación a la psiquiatría brilla por su ausencia; no es eso lo que le interesa contar), sino que interrelaciona el amor a la literatura de Gombrowicz con el amor y el desamor hacia su segundo marido, Thom, que no tenía la menor idea del polaco, que era lapidario (se dedicaba a la busca, talla y pulimento de piedras semipreciosas), lector voraz y profundo conocedor de los entresijos del inglés, y que fue el elemento esencial del propio «comité de traducción» de Danuta, ya que, si bien había vivido y estudiado en Gran Bretaña antes de emigrar a Estados Unidos, donde se nacionalizó, su lengua materna era el polaco y, aunque su dominio del inglés era muy superior al que Gombrowicz tenía del castellano en la época en que emprendió la traducción de Ferdydurke, las dificultades de traducción eran enormes.

Danuta Borchardt ha vertido al inglés todas las obras principales de Gombrowicz, enviando al purgatorio de las traducciones prescindibles las que se habían hecho a partir de versiones de otras lenguas. Ha recibido las críticas más elogiosas y le han concedido importantes premios, una medalla del Ministerio de Cultura polaco y becas de estudio en Polonia. ¿Qué papel jugó en su actividad traductora su problemático segundo marido? ¿Y por qué era problemático? No voy a hacer un spoiler, en atención a quienes se interesen por las memorias de esta traductora, así que lo dejo aquí, no sin antes deciros que Gombrowicz es un autor apasionante y que las memorias de Danuta merecen la pena. Solo os pondré unos ejemplos:

Escribir narraciones en inglés me fue muy útil para traducir las particularidades de la prosa de Gombrowicz. Pero no fue ésa mi única preparación para la empresa. Después de haber leído a García Márquez, Barth y Cheever, y siguiendo el consejo de Thom de expandir y «liberar» mi inglés de una manera de escribir convencional, leí las novelas de Beckett. Traducir a Gombrowicz al inglés resultó ser otro modo de satisfacer mi deseo de fabular en esta hermosa lengua.

Puesto que Pornografía ya había sido traducida al inglés, se planteaba la cuestión de por qué volver a traducirla. La respuesta sencilla es que la traducción anterior se había hecho del francés y no directamente del texto original polaco, como yo me disponía a hacer. Es indudable que habrá errores en cualquier traducción indirecta, pero el idiosincrático e innovador uso del lenguaje que caracteriza a Gombrowicz agudizaba el problema, los malentendidos y los errores se multiplicaban.

Gombrowicz utilizaba cuatro idiomas, el coloquial, el polaco literario, el lenguaje de la intelligentsia y de la aristocracia rural, y el lenguaje de los campesinos[1]. Este último es el que planteaba más dificultades y (…) busqué ayuda en el lenguaje de John Steinbeck y en el de las personas con menos educación formal.

 

[1] Gombrowicz adoptó en alguna de sus obras el gawⱸda polaco, un tipo de narración oral.

 

Jordi Fibla Feito nació en Barcelona en 1946. Ha acumulado una obra abundante y muy diversa que él ha calificado alguna vez como «varios archipiélagos de excelencia en un mar de mediocridad». En 2015 le concedieron el Premio Nacional de Traducción por toda su obra.