El traductor entrevista al autor: conversación con David Nel·lo

Viernes, 25 de septiembre de 2020.

«Los traductores somos responsables de que una obra viva o muera en nuestra lengua», David Nel·lo

 

Carlos Mayor

Llega a la cita en su bicicleta portátil Brompton, todo él agilidad, puro nervio y ganas de hablar de literatura de género y no de género, de traducción y de su último libro. Y es que el escritor y traductor David Nel·lo (Barcelona, 1959), con una trayectoria plagada de galardones, publica dentro de pocos días Amistades traicionadas (Catedral), el último Premio Sant Jordi. El narrador de la novela, Salvador Togores, decide pasar varias semanas en una residencia de traductores suiza en la que coincide con Markus Bachtel, antiguo amigo de su familia que, tras muchos años de distanciamiento, empieza a contarle su vida, noche tras noche. A lo largo de la entrevista charlamos de distintos temas que dan mucho de sí, en parte gracias a una tormenta de verano que nos mantiene recluidos un buen rato, y al acabar recuerdo una de las reflexiones de Togores: «La conversación nos abre ventanas y, cuantas más ventanas tengamos en la cabeza, mejor podremos traducir. Y es que, al fin y al cabo, lo que queremos (o lo que quiero yo) no son ventanas solo para traducir, sino para entender el mundo y a la gente que vive en él».

 

Carlos Mayor: ¿Te parece que empecemos por el tema del año y así nos lo quitamos de encima? Tu novela Les amistats traïdes es una ganadora del Premio Sant Jordi, el galardón mejor dotado de las letras catalanas, que se ha quedado sin día de Sant Jordi: la publicó Enciclopèdia Catalana en febrero y pocas semanas después llegó el confinamiento. ¿Cómo has vivido todo eso?

David Nel·lo: Sí, nos confinaron poco después de la presentación de la novela. En abril, a pesar de todo, hubo iniciativas de promoción, pero era muy difícil mantener la atención. Y luego ha habido una frustración tras otra, porque el 23 de julio no acabó de funcionar, en especial en Barcelona. Después, durante todo el verano, la editorial ha defendido el libro y sí he podido hacer bastante promoción por toda Cataluña. Lo hemos presentado en muchos sitios, leyendo fragmentos de la obra, y así he llegado a muchos lectores. Los que no somos mediáticos tenemos que vender los libros uno a uno, y eso a mí me gusta.

 

Carlos Mayor: Hablemos de la novela, que de buenas a primeras parece una historia de camaradería y de traición, pero acaba hablando en gran medida de la creación artística y los sacrificios que comporta. ¿Tu intención era escribir sobre el anhelo del talento literario y sobre el poder de la literatura?

David Nel·lo: Sí, sí. Bueno, todo eso es cierto, pero yo creo que se trata sobre todo de la historia de una ambición, la ambición literaria exacerbada de Bachtel. El tema de la amistad y la traición deriva de ahí: si él traiciona, es por culpa de esa ambición, de ese sueño de creación. Algo que me interesaba contar en la novela es cómo Bachtel [que es catalán pero de origen suizo] consigue ese éxito brutal, que lo traduzcan a todas las lenguas. Por desgracia, el catalán es una lengua pequeña, de modo que la trascendencia en otros idiomas suele costar mucho. De ahí la pequeña trampa de que sea él mismo quien se traduzca al alemán. Con eso una parte de mí quería jugar y hacer posible que él, con poca obra, tuviera ese éxito fulgurante e internacional.

En cuanto a las intenciones, no soy de esos escritores que tienen muy claros sus objetivos de entrada. Con esa idea de partida de querer hablar de una ambición, del pacto que hace Bachtel en la novela para triunfar como escritor, me puse a buscar los ingredientes para preparar el guiso y busqué lo que tenía en la despensa. Recurrí a lo que vivo en mi día a día, que es la traducción. Es algo que creo que tiene interés y además está muy vinculado con todo ese proceso creativo, por lo que tiene de interpretación de las intenciones de otra persona. Y eso puede aplicarse a la lectura o interpretación de la vida de alguien.

 

Carlos Mayor: En lo relativo a la estructura, la parte central de la novela tiene mucho de relato oral, entronca con esa tradición. Nos encontramos en Bachtel a una especie de Sherazade que va desgranando su historia. Y eso también está muy relacionado con la traducción: Togores oye esa historia noche tras noche y la traduce al escribir el libro que tenemos entre manos, donde entra también su ambición como escritor.

David Nel·lo: Hay un refrán húngaro que dice: «el viajero que viene de lejos cuenta lo que quiere». Y ese es exactamente el caso de Bachtel: le va contando su vida a Togores y podemos creérnoslo o no. Lo único que sabe el lector a ciencia cierta de Bachtel es que ha tenido un éxito apabullante con tres novelas que se tradujeron a muchos idiomas. Y punto. Eso es lo que sabemos. Después, si todo el resto se lo inventa o no es algo que queda ambiguo, por una razón muy sencilla: si nos creemos al pie de la letra lo que cuenta, se abre la puerta a una novela mucho más de fantasía. Esa ambigüedad me parecía interesante y ya la había trabajado en la literatura para jóvenes y para niños, pero para mí en el mundo de la literatura para adultos era algo nuevo.

 

Carlos Mayor: Ahora sale en Catedral la traducción castellana, Amistades traicionadas. Todo el recorrido es bastante curioso: nos conocimos en la residencia de Looren hace un año, congeniamos y vimos que teníamos una serie de cosas en común, como haber estado traduciendo durante años los libros infantiles de Bat Pat, tú al catalán y yo al castellano… Luego, en diciembre, te concedieron el Sant Jordi por Les amistats traïdes y cuando hablaron de la novela vi que pasaba en un sitio muy parecido a Looren con un protagonista llamado Bachtel, como la montaña próxima a la residencia. Me entró mucha curiosidad y, al cabo de pocos días, como hablé con alguien de la editorial sobre otro libro, le dije que me encantaría traducir tu novela si la sacaban en castellano… ¡y me contestó que tú ya les habías dado mi nombre!

David Nel·lo: (Risas). Sí, todo encajó. Enseguida pensé que tú, conociendo el lugar, serías el traductor adecuado.

 

Carlos Mayor: Entonces quedamos tú y yo, te viniste aquí con tu bicicleta y me pasó algo que no me había pasado nunca: el autor me contó la trama del libro antes de que me diera tiempo a leerlo, me habló de sus intenciones, de las posibles dificultades, me orientó… Y luego también interviniste en la parte de revisión, lo cual me dio lógicamente mucha tranquilidad. ¿Tú cómo has vivido todo el proceso de estos meses?

David Nel·lo: Bueno, es que aquí hay algo muy curioso y divertido que pasa con más frecuencia de lo que creemos: y es que se producen esos misterios y coincidencias. Para empezar, teniendo en cuenta la trama, parece casi un salto bachteliano que la novela gane el Sant Jordi. Para mí, eso fue toda una sorpresa, porque enlazaba con el tema de la ambición literaria de la que habla. Y mucha gente me pregunta entre risas qué pacto he hecho yo y con quién. Pero, luego, con el hecho de que nosotros nos conociéramos en Looren y yo pensara: «Bueno, si esto se traduce al castellano sería estupendo que lo hiciera Carlos», es como si todo encajara. Y es evidente que tú al traducir, sobre todo la parte que pasa en Suiza, tienes la suerte de poder imaginártelo de otra forma.

 

Carlos Mayor: Traducir este libro ha sido una experiencia única. No solo porque te conocía y porque me lo habías contado antes, todo un lujo, sino porque aparecen distintos lugares de mi mundo, el Cafè Roure, el Cafè del Centre, el Zúrich, la Barcelona de cuando era pequeño… Y sí, como dices, esa parte central en la residencia de traductores de Suiza, con los personajes basados en gente real que he conocido, el ambiente, las relaciones que se establecen entre los traductores, me la imaginaba con mucha intensidad. Ponerme a traducir el pasaje en el que Togores llega a Wernetshausen fue como ver una película rodada con cámara subjetiva, como La dama del lago.

David Nel·lo: Creo que esas cosas son importantes en el trabajo de traducción, son grandes ayudas. Yo personalmente veo una enorme diferencia cuando traduzco si hablo de lugares y ambientes que conozco, porque eso te permite ver con más facilidad qué hay detrás del gusto de las palabras, y no me refiero al gusto estético sino al gusto casi físico, al sabor. Lo considero importantísimo y cuando los traductores tenemos eso al alcance de la mano es una gran suerte.

 

Carlos Mayor: Háblame de la relación con tus traductores. Porque te han traducido ya mucho y a muchas lenguas, desde el turco hasta el tagalo. ¿Cómo suele ser esa relación? ¿Varía en función de si hablas la lengua en cuestión o no?

David Nel·lo: Sí, por supuesto que varía. Un caso que recuerdo, y que me gustó mucho, fue el de La nova vida del senyor Rutin. Me escribió el traductor griego y me dijo: «Voy a ir a Barcelona tal día. ¿Podríamos vernos?». Quedamos y resultó un encanto de hombre. Vino con una serie de dudas y estuvimos comentando varias cosas del libro, pero en gran parte le hacía ilusión conocer al autor. Y me gustó mucho la experiencia. Yo evidentemente en griego no podía ayudarlo, porque es una lengua que no hablo, pero sí es cierto que, como era sobre todo traductor de castellano, aunque también había hecho varios libros del catalán, tenía una serie de dudas lingüísticas. Por otro lado, naturalmente, en una traducción al francés, por ejemplo, puedo entrar más, al ser una lengua que domino bastante, e incluso puedo sugerir algún cambio.

 

Carlos Mayor: Y, en el caso del castellano, ¿te has planteado alguna vez autotraducirte, como hace Bachtel con sus libros?

David Nel·lo: No, no. Con el español es verdad que siempre pido ver las traducciones, pero autotraducirme no, creo que no lo haría bien. Eso es lo curioso: no lo haría bien, y lo digo no por una cuestión de falsa modestia, sino porque sencillamente no domino tanto el castellano como el catalán, pero al mismo tiempo sí que puedo ver en el texto algo que me chirría y me siento capacitado para decirlo. Tengo algunas certezas, pero para la esencia de la traducción creo que no sería la mejor solución.

 

Carlos Mayor: La traducción entre idiomas tan próximos encierra muchas trampas, hay que ir con pies de plomo.

David Nel·lo: Es cierto, los bilingües apreciamos los matices de los dos idiomas, pero, por ejemplo, en mi caso, el hecho de llevar más de veinticinco años puliendo las sutilezas del catalán hace que el castellano se haya quedado bastante arrinconado. Cuando empecé a escribir era mucho más salvaje e incluso podría decirte que quizá habría sido más correcto un texto mío en castellano que en catalán, que es mi lengua materna y la que tengo más viva oralmente. En cambio, ahora no, ahora lo tengo todo mucho más definido.

Y sí, traducir entre catalán y castellano es algo muy arriesgado. Con combinaciones de idiomas menos próximos tienes más libertad y se espera que la ejerzas. En el caso de Amistades traicionadas, y esto si no quieres no lo pongas porque es muy específico, me encantó que pusieras minga.

 

Carlos Mayor: Que además sale tantas veces en el libro…

David Nel·lo: (Risas). Sí, sí. En catalán era cigala… Bueno, son cosas que son muy delicadas, porque según lo que pongas puede irse completamente de registro. Y, si no encuentras la solución que de verdad te gusta, siempre tienes esa especie de insatisfacción. Ese es uno de los aspectos fascinantes de la traducción.

 

Carlos Mayor: Tú tienes esas dos vertientes, la de escritor y la de traductor. A veces hay traductores que en un momento dado empiezan a escribir, pero en tu caso fue al revés. Tú empezaste a escribir hace algo más de veinticinco años y a traducir hace unos quince. ¿Cómo diste ese paso?

David Nel·lo: Empecé porque me ofrecieron una traducción del italiano. En aquel momento no dominaba el idioma como ahora, porque luego he hecho todos los cursos del Instituto Italiano de Cultura, pero decidí intentarlo y funcionó, aunque después quise tener una base sólida. Y es que el italiano es muy traidor y, bueno, creo que vale la pena decirlo: hay mucha gente que se tira el rollo, que se pierde muchísimos matices. Es mejor traducir de lo que se sabe. En traducción hay que ser muy cuidadoso y bastante humilde. Sabiendo lo que hay que saber puedes meter la pata, ¡imagínate si no sabes lo suficiente! Y sobre todo hay que tener ese gusto exacto por las palabras. Esa curiosidad lingüística es lo que ayuda más al traductor. Y, si no la tienes, por un lado, te aburres y, por el otro, haces un mal trabajo.

 

Carlos Mayor: Como escritor y como traductor has hecho una buena cantidad de residencias. De hecho, cuando nos conocimos para mí era la primera estancia en Looren, pero para ti ya la quinta. También has estado en Suecia, en Irlanda… Háblame un poco de tu experiencia en todas esas residencias. ¿Qué buscas? ¿Qué es lo más provechoso?

David Nel·lo: Lo que veo claro al hablar de residencias es que hay una diferencia sustancial entre las que son para creadores en general, como la de Annaghmakerrig en Irlanda, que no es solo de escritores, sino también de artistas plásticos, músicos, etcétera, y las especializadas en escritura. Y en este segundo caso también tenemos las generales y las que son como Looren, a las que solo se va a traducir. Pues bien, una diferencia clara que veo es que a las de traductores va gente con un perfil digamos más artesano, de modo que los egos están menos disparados. Porque algo que me parece muy interesante de la traducción es que estás al servicio del autor. Eso me parece muy sano: tienes que dedicar toda tu capacidad interpretativa a pasar un texto a tu lengua. Y ser muy meticuloso, porque al fin y al cabo nosotros, en nuestro papel de traductores, somos responsables de que una obra viva o muera en nuestra lengua.

Por otro lado, algo que me resulta muy positivo de esos momentos pasados entre traductores es la posibilidad de hablar entre nosotros del trabajo. La convivencia, las charlas, las cenas en grupo: todo eso me parece muy enriquecedor.

 

Carlos Mayor: ¿Y en una residencia nunca te has encontrado a nadie como Bachtel, el antihéroe de tu novela?

David Nel·lo: (Risas). Hasta ese punto no, aunque algún que otro personaje bastante curioso sí que ha habido.

 

Carlos Mayor: Uno de los aspectos que más me fascinan de las residencias es saber que en la habitación de al lado hay una persona que vive una aventura en paralelo a la tuya, que viaja por otro mundo y entre dos lenguas que tú quizá ni entiendes, pero que puede poner esa experiencia en común con los demás. El libro que tú estabas traduciendo el año pasado en Looren es Il segreto del Bosco Vecchio, de Dino Buzzati, que has publicado hace poco en catalán, en Males Herbes, con el título de El secret del Bosc Vell. A mí me ha parecido un libro complejo, en absoluto fácil de traducir, una fábula que habla de la relación con la naturaleza, pero también de la bondad de los seres humanos, de ser buena o mala persona. Cuéntame un poco cómo fue el proceso de trabajo.

David Nel·lo: Es un libro de una sencillez aparente que encierra una enorme complejidad. Una de las cosas por las que me fascina Buzzati, y creo que este libro en ese aspecto es magnífico, es que tiene una capacidad de síntesis brutal, es capaz de incluir mucha carga con una apariencia de ligereza, en el sentido de que no hay paja. En un texto así no hay nada superfluo. Y eso me admira. No hay tantos escritores que sepan hacer una cosa así. Es como una destilación, si quieres, de lo que pretende decir. Y te diría que este libro hoy quizá es más fácil venderlo como una especie de ecologismo avant la lettre, porque lo escribió en 1935, pero esa parte a la que hacías referencia sobre el enfrentamiento entre el bien y el mal es fundamental. Y me parece de una gran honestidad consigo mismo, porque se escapa por completo de lo moralizador.

Y otro aspecto interesante para mí fue que se trató de una propuesta que hice a los editores de Males Herbes, que les gustó y salió adelante. Una cosa que he visto en Looren es que hay bastantes traductores, creo que sobre todo de países del Este, quizá porque el sistema editorial allí es distinto, que son quienes que ofrecen una obra al editor.

 

Carlos Mayor: En estos años que llevas en el oficio has traducido mucho tanto del italiano como del inglés. Entrando un poco en la vertiente práctica del trabajo, me gustaría saber cómo te organizas, cómo afrontas el texto. ¿Lees el libro antes de empezar? ¿Tienes algún diccionario preferido?

David Nel·lo: Aunque me parece que quizá no debería ser así, reconozco que muchas veces no me leo el libro antes. En Looren en una ocasión me encontré a un traductor un tanto pagado de sí mismo que decía: «No, por descontado que no me lo leo antes, porque me aburriría». Yo jamás diría eso, pero es cierto que depende mucho de la complejidad de la obra. Si traduzco a Dino Buzzati, evidentemente antes tengo que leerme el libro.

 

Carlos Mayor: Y tal vez en el caso de una serie para niños sea distinto. Tu trayectoria como traductor está marcada por varias series infantiles de éxito: Geronimo Stilton, Diari del Greg y Bat Pat.

David Nel·lo: Sí, exacto, depende un poco de eso. En una serie infantil, en la que conoces la fórmula, no te hace falta esa lectura previa. Además, en las series hay una diferencia brutal de rapidez en la traducción, porque tienes un conjunto de recursos que ya conoces. Lo de Buzzati fue un proceso de traducción muy lento, por ejemplo, y con Diari del Greg, del que va a aparecer el volumen número quince, voy mucho más deprisa.

En cuanto a lo que decías de los diccionarios, siempre hay que ser consciente de que llegan hasta donde llegan. No sé si te pasa a ti, pero yo prefiero buscar los términos en su idioma original, en su contexto, y ver ejemplos y ejemplos. Porque hay muchos casos en los que me surge una duda y ya sé de antemano que el diccionario bilingüe no me la resolverá. La clave de la traducción es saber detectar esos puntos negros, que se te encienda una alarma cuando puedes tropezar con una dificultad. Esa alarma es la herramienta más útil del traductor.

 

Carlos Mayor: Ya para acabar, y siguiendo con la literatura infantil, tú todavía tienes una tercera novedad editorial en este momento, porque un mes después de ganar el Sant Jordi te dieron por segunda vez el Premio Edebé de Literatura Infantil, en este caso por La crònica de l’Iu Eskar [en castellano, La crónica de Ivo Cukar, en traducción de Gemma Domingo Carvajal]. Los dos premios, con el libro de Buzzati a medio camino, quizá explican un poco tu trayectoria, entre la literatura infantil y juvenil y la literatura para adultos. Háblame un poco de esos dos mundos. ¿Sigues encontrándote a gente que se sorprenda porque te muevas en dos esferas distintas, que quiera encasillarte?

David Nel·lo: Sí, bastante, me pasa bastante. Y me atrevería a decir, aunque quizá me equivoco, que el hecho de que yo ganara el Sant Jordi provocó algunas suspicacias. Es una simple especulación. Pero sí, es cierto que hay quien todavía no acaba de asimilarlo, quien ve dos mundos independientes. Y yo, de hecho, me siento a gusto en los dos campos, hasta el punto de que me aburriría mucho vivir solo en el mundo de los adultos y también me aburriría, hoy en día quizá más, hacer solo cosas para niños. Y eso me permite explorar campos diferentes, aunque quizá, en el fondo, no tan diferentes como la gente cree. Cualquier escritor que cultive distintos géneros siempre será él mismo; habrá ciertos intereses, ciertas formas de ver el mundo que se plasmarán en una realidad y en otra. Eso es esencial. Además, creo que haber escrito tanto para niños me ha permitido, al ponerme con Amistades traicionadas, ser muy juguetón, jugar mucho con el lector y llevarlo de la mano adonde quiero que vaya.

 

 

 

Fotografía de Wit McKay

Carlos Mayor es traductor, periodista y profesor. Traduce narrativa, novela gráfica, catálogos de exposición y libros ilustrados y ha publicado más de 300 títulos, entre ellos clásicos de Rudyard Kipling, Carlo Collodi, Oscar Wilde, Vita Sackville-West, Saki, Emilio Salgari o John Steinbeck y obras de autores contemporáneos como Andrea Camilleri, Doris Lessing, Alan Moore, Gianni Rodari, Tom Wolfe o Toni Morrison, con cuya novela La noche de los niños ganó el XII Premio Esther Benítez.

Escribe sobre traducción e imparte charlas y talleres sobre distintos aspectos de la profesión. Desde el 2012 da clases en el Máster de Traducción Literaria y Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra. Es también miembro del colectivo de traductores Barcelona Kontext, especializado en proyectos expositivos y libros de arte. Es socio de ACE Traductores y en la actualidad forma parte de la junta de APTIC.

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