María Teresa Gallego Urrutia ha traducido del francés la obra de Amin Maalouf en octubre de 2019.
Sinopsis de la editorial: Cuando los espectaculares avances tecnológicos de nuestros días nos han facilitado el acceso al conocimiento como nunca hasta ahora, que vivamos más y mejor, que el «tercer mundo» se desarrolle…, cuando por primera vez se podría conducir a la humanidad hacia una era de libertad y progreso, el mundo parece ir en dirección opuesta, hacia la destrucción de todo lo conseguido. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Hace unos años, Amin Maalouf nos hablaba de que «nuestras civilizaciones se agotan» en «El desajuste de mundo» y en «Identidades asesinas», y aportaba las razones: la desconfianza hacia el «Otro», la xenofobia, la intolerancia política y religiosa, el populismo, el individualismo y la insolidaridad del nacionalismo, el racismo… Hoy en día ya nos habla directamente de «naufragio inminente». No hay añoranza de un pasado mejor en sus palabras, solo le preocupa el futuro de esta «época desconcertante», el porvenir de las nuevas generaciones, que pueda desaparecer lo que ha dado sentido a la aventura humana. Tampoco se deja llevar por el pesimismo ni quiere predicar el desaliento, solo hace una llamada lúcida a la responsabilidad colectiva, dejando entreabierta la puerta de la esperanza a que el mundo vuelva a orientarse, ya que como escribió en su novela Los desorientados: «Más vale equivocarse en la esperanza que acertar en la desesperación».
Sinopsis de la traductora: Podemos considerar este ensayo como la tercera entrega del autor (después de Identidades asesinas [1](1999) y El desajuste del mundo[2] (2009) en que reflexiona sobre su perspectiva, con el paso de los años, de las circunstancias sociales y políticas, perspectiva que tiene el interés de ser al tiempo la de un heredero entusiasta y desconsolado a la vez de las pasadas civilizaciones de Oriente próximo y la de un ciudadano de Europa, un libanés afincado en Francia en la juventud (tan afincado que es miembro de la Academia Francesa, cuya historia ha glosado en 2016 en un libro muy bonito en mi opinión: Un sillón que mira al Sena[3]]. En realidad se podría considerar en cierto aspecto como una cuarta entrega si tomamos en cuenta el epílogo de Las cruzadas vistas por los árabes[4] (1989). Por lo demás, esa incertidumbre de los ensayos late en la novela Los desorientados [5](2012) que siempre me ha parecido más un auto sacramental que una novela. Y, finalmente, creo que se puede decir que cuando habla Maalouf habla un hombre «en el mejor sentido de la palabra, bueno», que diría D. Antonio Machado.
Amin Maalouf tiene un francés meridiano y transparente donde quizá se intuye, por su lisura, que no escribe en su lengua materna, sino en una lengua muy bien enseñada y aprendida, convertida en una segunda lengua propia en la infancia y juventud (enseñanza de que son primorosos artífices los Liceos Franceses del mundo). Hay que velar, por tanto, por conservar en castellano esa misma melodía.
Y, como anécdota referida a este libro en particular, diré que siempre le he tenido manía a la palabra «deriva» en el sentido de la segunda acepción del DRA:
«Evolución que se produce en una determinada dirección, especialmente si esta se considera negativa. La deriva burocrática del régimen.»
En el Diccionario de la Academia no aparece aún esta acepción en la edición de 2006. Y siempre me ha sonado a calco del francés (donde empezó a ponerse de moda a partir de la década de 1970 en ambientes literarios un tanto redichos). Así que siempre que me topo con la palabra en cuestión me paro a pensar si la uso o no (y tiendo a decirlo de otra manera incluso si el texto es ya del siglo XXI o de muy finales del pasado siglo. Aunque ya sabemos que todo depende, y por eso me paro a pensarlo. Y, por supuesto, la descarto si el texto es anterior).
Pero, en fin, ahora mismo existe con esa acepción, manías mías aparte. Y en este libro. un libro que se llama El naufragio de las civilizaciones y habla del Titanic y recurre a otros símiles náuticos ha sido muy oportuno usar la palabra «deriva». Lo dicho, es que todo depende…
Enlaces:
¿Es la felicidad verdugo de la libertad?, reseña de Juan Luis Cebrián en El País
Encuentro con el escritor Amin Maalouf en Casa Árabe (ESPAÑOL)
[1] Alianza Editorial. Traducción de Fernando Villaverde.
[2] Alianza Editorial. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia.
[3] Alianza Editorial. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego
[4] Alianza Editorial. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia e Isabel Reverte Cejudo.
[5] Alianza Editorial. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia.