Lunes, 10 de noviembre de 2025.

Fotografía de Carmen Trias
Helena Aguilà Ruzola, traductora de libros del italiano al español y al catalán y del español al catalán y viceversa con más de 340 títulos publicados. Ganadora del Premio Internacional de Traducción de Poesía IT>ES M’illumino / d’immenso 2024. Entre 2017 y 2022 fue vicepresidenta de ACE Traductores. También es correctora de obras y textos. Doctora en Filología Italiana por la Universitat Autònoma de Barcelona, donde ha enseñado traducción, lengua, literatura y cultura italianas. También fue docente en la Universidad Pablo de Olavide y la Universitat de Barcelona y profesora visitante en la Università di Palermo y la Università di Messina. Sus líneas de investigación se centran sobre todo en el estudio y la edición de traducciones españolas de obras literarias italianas. En total son veintisiete años de experiencia en el ámbito universitario y otros tantos en el mundo de la traducción editorial.
Un libro sobre traducción
El último libro sobre traducción que he leído no es exactamente un ensayo, pues tiene mucho de memorialístico: Traduir com transhumar, de Mireille Gansel, en la magnífica traducción al catalán de Dolors Udina. En sus páginas, la autora recrea experiencias traductoras que evocan con inspiradora eficacia el sentir y las reflexiones de quienes nos dedicamos a este oficio, como ese acercamiento a la traslación desde la infancia con un primer plano de los silencios que necesitamos para buscar la palabra adecuada, para transitar de un texto al otro y corregirnos y armar la frase idónea. Una actividad que describe «como arcilla en la que modelar mi propia lengua interior» y dentro de la cual asegura que «nada de lo que es humano es intraducible». Comulgo con esta afirmación, pues nuestra labor diaria como traductoras consiste en desplegar nuestros recursos para reproducir del mejor modo posible en el texto meta el contenido y el continente del original. Al fin y al cabo, como dice Udina en el epílogo, «[q]uè és traduir sinó portar a casa l’aliment que trobes pel camí per construir un nou text on habitar?».
Una traducción favorita
Siempre he sido incapaz de hacer listas de favoritos, así es que me limitaré a compartir con los lectores un título de feliz recuerdo: Los ladrones de bicicletas, de Luigi Bartolini, en la primorosa traducción de Pepa Linares. Una obra poco conocida, eclipsada por la gran película basada en ella que realizó Vittorio De Sica. El caso es que tuve el placer de impartir varios años un curso de Cine y literatura italianos en la UAB, y tanto el largometraje como la novela, debidamente contextualizados, tuvieron muy buena acogida entre los estudiantes. Parte del éxito se debía, sin duda, a la pericia de la traductora, que tan bien supo trasladar la ironía del autor al narrar las miserias humanas y el espíritu, por así decirlo, antipopulista del libro, cuya trama se muestra en la adaptación cinematográfica con una mirada muy distinta.
Un diccionario
Como memoria de mis años de formación, no puedo dejar de nombrar Il Nuovo Zingarelli que ahora languidece en la estantería con el lomo roto de tanto usarlo. Sin embargo, hace ya tiempo que, por razones —literales— de peso, me decanto por los recursos digitales. Utilizo mucho el diccionario en línea de Treccani y, para los textos no contemporáneos, las herramientas que ofrece La Crusca. En español, además del DLE por normativo, es fundamental manejar el CORDE y los diccionarios históricos para determinados trabajos. Poseo un ejemplar del Tesoro de la lengua castellana de Covarrubias, imprescindible para mis estudios sobre traducciones del Siglo de Oro. En cuanto a los diccionarios de uso, mi favorito es el Seco (pido disculpas al resto de autores, pero siempre lo he llamado así), del que afortunadamente existe ahora una versión digital. Por otra parte, tengo una querencia especial por el de sinónimos —en papel— de Corripio (quizá porque no pesa). En fin, me dejo muchos (y no entro en el ámbito catalán por no ser prolija), pero ninguno bilingüe, porque nunca me han resuelto nada. Siempre trabajo exclusivamente con monolingües.
La búsqueda más rara que he hecho en mi vida
No sé si decir que todas las búsquedas son raras o lo contrario: que ninguna lo es. En cualquier caso, suele haber varios momentos en el proceso de traducción que me hacen sentir como una «solucionadora de problemas» impelida a buscar información sobre asuntos unas veces insólitos o ajenos y otras celebrados o afines. Además, a diferencia de cuanto ocurre en las investigaciones y los trabajos académicos, sé bien que no reflejaré en mi traducción las fases del proceso indagatorio y que no ofreceré los pormenores de este, sino que todo ello me conducirá a trasladar de un modo determinado una frase, un vocablo, un ritmo, un concepto… Y ese resultado encierra la verdadera rareza, la singularidad, la maravilla de esta profesión nuestra.


