Viernes, 3 de octubre de 2025.
En fechas recientes hemos leído en la prensa que Albania ha decidido nombrar ministra a Diella, una entidad generada por inteligencia artificial:
El 11 de septiembre de 2025, el primer ministro de Albania, Edi Rama, dio un paso sin precedentes al designar a Diella, una inteligencia artificial, como ministra virtual responsable de las contrataciones públicas. Diella (que significa «sol» en albanés) no es una persona física, sino un sistema creado por la Agencia Nacional de la Sociedad de la Información (AKSHI).
El objetivo no es solo que gestione una ingente cantidad de datos, sino que corrija las debilidades humanas: en calidad de ministra de Contrataciones Públicas, deberá supervisar los procesos de licitación estatal y garantizar que desaparezca la corrupción de las adjudicaciones de contratos, así como conseguir la total transparencia en el uso de fondos públicos. Es decir, la supuesta ventaja de Diella no es tanto su superioridad en el uso de complejos algoritmos sino de orden moral: la fe ciega en los procesos por los que se rige la IA hace creer que no es víctima de las bajas pasiones humanas. No roba, no favorece a los amigos, no es posible corromperla.
A la sensación de estupor se suceden otras muy complejas: el futuro ya está aquí y no sabemos cómo interpretarlo. Tal vez, mientras debatimos pros y contras del uso de la IA generativa, esta ya nos ha pasado por encima como una apisonadora. Y nos preguntamos si falta mucho tiempo para que esta misma revista la idee, gestione y edite una inteligencia artificial.
Con sus errores y aciertos humanos, lo cierto es que VASOS COMUNICANTES acaba de terminar el número 74, el correspondiente a la temporada de verano, y con él se han cumplido los 1 000 textos publicados en la página web que en 2019 sustituyó a la revista en formato de papel. No nos cabe duda de que WordPress, una herramienta que los socios creadores de la revista en 1993 no podían ni imaginar que llegaría a existir algún día, ha permitido que esta siga publicándose gracias a una reducción enorme de costes, si bien con el mismo grado de entusiasmo y voluntariado.
Ambas cosas —entusiasmo y voluntariado— son los ingredientes (humanos) básicos de las asociaciones pequeñas como la nuestra. Sin ellos, están condenadas a la desaparición. En este momento, la junta que lleva las riendas de ACE Traductores está ya en periodo de prórroga forzosa debido a que en el periodo reglamentario no se presentó ningún equipo deseoso de tomar el relevo. Formar parte de la junta de una asociación como la nuestra exige grandes dosis de dedicación y esfuerzo (no remunerado, tal como fijan los estatutos), y la creciente precarización de la traducción editorial impide a la gran mayoría de los traductores de libros encontrar unas pocas horas libres semanales para destinarlas a fines asociativos. Solo a costa del tiempo libre, de las horas de sueño y de una reducción inquietante de los ingresos, los voluntarios que se entregan a las tareas asociativas en los diversos equipos consiguen sacarlas adelante. Deseamos, pues, expresarles una vez más nuestro agradecimiento a todas esas personas voluntarias, nuestras Diellas —nuestros soles—, por ahora, humanas.

Una huelga de obreros en Vizcaya (1892), Vicente Cutanda y Toraya (Wikipedia, dominio público).
Codirectora de VASOS COMUNICANTES