Diario de traducción: La invasión del mar, de Jules Verne, I, Alicia Martorell

Lunes, 2 de junio de 2025.

 

L’invasion de la mer es la última novela que publicó Verne en vida. En un principio, se iba a llamar «El mar sahariano». Se inspira en un proyecto real de conversión de los lagos salados de Argelia y Túnez en un inmenso mar interior abierto a la navegación, algo que ronda la imaginación de locales e invasores desde tiempos de Heródoto. La acción se sitúa en 1930, lo que la convierte en una novela de anticipación. No deja por ello de ser una novela de aventuras verniana con incursiones, cabalgadas, batallas, fugas y grandes cataclismos, en el marco habitual de la dualidad del progreso: lo que crea y lo que destruye.

La ingeniería, como es habitual en muchas novelas vernianas, es la protagonista principal, en este caso en el contexto de la colonización. También hay una importante reflexión sobre la capacidad del hombre para modificar la Tierra y las consecuencias que ello puede tener.

Este texto (que se publica en dos entregas) está redactado a medida que iba avanzando la traducción. Se propone, sobre todo, dejar constancia del largo y tortuoso proceso de documentación que ha ido dando forma al texto tal y como se ha publicado. Quisiera dar las gracias a todas las personas que me han ayudado a reflexionar y a resolver problemas, así como a mi editora Marta Barrio.

10/4/2024

Mientras espero que me llegue el contrato, he preparado el original, estoy recopilando artículos en las revistas vernianas (Mundo Verne y Verniana) y estudiando ediciones. De momento no he encontrado ninguna anotada, lo que me da un poco de vértigo. Tampoco tengo más que una traducción al español, anónima.

Estoy buscando más sitios web de sociedades vernianas y similares y catalogándolos. Y, de paso, me he inscrito en la Sociedad Hispánica Jules Verne y me he apuntado en su foro de Google, que parece una mina.

Dice Miguel que lo que tengo que hacer es escudriñar las sociedades geográficas españolas. Me menciona a García Figueras, Iradier y Joaquín Costa. Dice que la fuente de Verne eran las sociedades geográficas francesas, de las que bebían también las españolas.

23/4/24

He empezado una base de datos de topónimos y también voy haciendo fichas de vocabulario.

De momento, veo muchos diálogos y muchas descripciones de la naturaleza.

También he creado un mapa. Seguro que me hará falta, es una novela muy geográfica.

Captura de pantalla propia (Google Maps)

26/4/24

He estado repasando los dos tomos de Graphiclassics sobre Verne. Desde luego, parecen muy interesantes, pero ni siquiera mencionan L’invasion de la mer. Es curioso. He dado con una obra totalmente desconocida.

También me he comprado La tierra de Jules Verne, de Martínez de Pisón, en Fórcola. Y estoy leyendo ahora mismo la biografía de Verne de Miguel Salabert, que está en casa criando polvo desde hace por lo menos treinta años. Es muy interesante; Salabert también debía de ser una persona curiosa.

En cambio, la traducción no avanza, me veo interrumpida por otras cosas, en parte porque desde el principio lo estoy compaginando con otro libro que me trae de cabeza y me interesa la mitad.

16/6/24

Casi he terminado el segundo capítulo. Sigo con sentimientos encontrados sobre temas como racismo o colonialismo. Ya veré cómo lo resuelvo. Supongo que con notas.

Sigo amontonando fichas digitales en Notion con términos o artículos sobre el protectorado francés de Túnez. También he abierto una carpeta en Zotero para bibliografía general y archivos PDF. Ahora mismo mi problema principal son los topónimos. Mira que me gustan, pero esto es bastante enrevesado: topónimos franceses que vienen del árabe, o a veces del amazig, que han cambiado desde la descolonización y que a saber qué podrían haber dado en español, si es que han dado algo.

La base de datos está quedando estupenda. Por un lado, tengo una de artículos, apuntes, conceptos y demás y por otra parte tengo un glosario en forma de tabla, pero con vínculos a las fichas para ampliar. Estoy muy contenta de cómo va avanzando todo eso.

Ahora estoy metiendo en Iedra las diferentes palabras del glosario, para tener una panorámica más general: si están en el CORPES, en el María Moliner… Es lo más rápido. Por ejemplo, no había dado con nada para spahi, pero una búsqueda en Iedra me ha dado enseguida «espahí» (con tilde) en el DEL y «espahi» (sin tilde) en el Seco. El DUE también da «espay», que no lo había visto nunca. Me quedo con la primera opción. Supongo que el plural es «espahíes». Hay que ver qué dudas más raras tengo.

Captura de pantalla propia (Notion).

30/7/2024

Me estoy bajando boletines de la sociedad geográfica y me los estoy repasando a mano, porque están escaneados, pero no digitalizados.

Hay varias alusiones a la creación del mar interior en Túnez y todas son bastante interesantes. Una de ellas habla de «xot» en lugar de «chott», lo que me ha llevado a Termcat, que tiene entrada para varios de los términos geográficos que me aparecen. Algunas me valen y otras no tanto.

Para el capítulo 4, que es básicamente el acta de una reunión geográfica, tengo material a montones. Por ejemplo, yo estaba poniendo los nombres sin tratamiento, pero observo que las actas de alrededor de 1880 utilizan siempre el tratamiento «Sr.». Qué felicidad tan grande tener un trabajo que te pide que leas montones de boletines de la Real Sociedad Geográfica Española. Para empezar, en el número 1 he encontrado un montón de reglas sobre toponimia y exonimia, que voy a trasladar inmediatamente al fichero. Esto es una mina.

Vamos, que Miguel tenía toda la razón (como siempre).

Acabo de encontrar un informe que transcribe una de las memorias que, muy probablemente, manejó Verne para el capítulo 4. Es un mundo de papel que de repente se encarna en la realidad.

1/8/2024

De hecho ya he encontrado tres informes. He preguntado a la editorial si no querrían publicarlos como anexo. Sería una resignificación de todo el conjunto.

Acabo de encontrar también un diccionario militar de época que me servirá de mucho. Llevo un par de horas volviéndome loca con grados y uniformes. Me complica la vida sobre todo «maréchal des logis-chef». Al final, provisionalmente, se quedará como «sargento furriel», aunque en español existe un sorprendente «mariscal de logis», que corresponde más o menos a lo mismo (está en el DLE, pero cosas raras, las justas).

Acabo de pasar media hora con Miguel hablando de reglamentos y gritos de juegos de cartas, para cuadrar el nombre del perro. Tengo media página describiendo una partida de cartas de un juego que no conozco de nada, que termina con un «Coupe à Coeur», que será finalmente el nombre del perro. Al final, después de dar muchas vueltas, casi nos quedamos con «Arraso a Corazones», pero lo hemos fijado en «As de Corazones». Queda absolutamente perfecto.

Me falta el nombre del caballo, que tiene que ser algo así como «Alacarga» (ese es de momento el nombre provisional).

Todavía me queda repasar las revistas de las sociedades vernianas, que las tengo abandonadas, aunque hay poco sobre esta novela. He pedido a Francia un estudio hecho en Túnez, pero no sé si me van a anular el pedido, porque parece que está agotado en todas partes. La librería me lo ha dado como bueno, cruzo los dedos.

2/8/2024

Estoy intentando dar con mapas de Túnez de la época. De momento, miro en la Biblioteca Digital Hispánica y el Instituto Geográfico Nacional. Con un poco de suerte, daré con algo relacionado con el proyecto de mar interior.

En cambio, los Estudios saharianos de Caro Baroja que rescaté con tanta expectación me han servido mucho menos de lo que pensaba. La primera vez que usé este libro no había Internet y no tenía nada de lo que tirar. Le saqué muchísimo partido, leyéndolo laboriosamente (está todo subrayado), pero ahora me parece que ya no merece la pena tanto esfuerzo cuando hay mucho más material. Por ejemplo, con el boletín de la Real Sociedad Geográfica he sacado diez veces más en un segundo de lo que podré extraer tras horas de trabajo con el libro de Caro Baroja. Es un buen ejemplo de lo que supone la abundancia y la escasez en lo que a documentación se refiere.

3/8/2024

Acabo de encontrar todos los textos, memorias e informes de Roudaire.

Lo increíble de todo esto es que puedo ver con total claridad cómo trabajaba Verne. Por ejemplo, la alusión a la isla de los lotófagos, que suena rarísima en este contexto, es un alusión de Roudaire, que Verne ha tomado de su informe tal cual, sin darse cuenta de que había salido del campo geográfico para entrar en el campo mitológico. El caso es que, como la cita con tanto aplomo, me había tirado un buen rato buscando la dichosa isla, por si, ignorante de mí, existiera de verdad o pudiera asimilarse a alguna existente, pero no hay más que lo que ya se sabe: que podría ser la isla de Yerba. He puesto una nota.

También he encontrado (por fin) todos los mapas de la época, que buscaba a primeros de semana. Están en Gallica. Son los auténticos mapas del proyecto original. Muy pequeños y con poca resolución, pero preciosos. Si encuentro alguno que dé para eso, lo mandaré imprimir para colgarlo en la pared.

5/8/2024

Sigo leyendo el informe Roudaire (va para largo, tiene 125 páginas). Me está colocando en contexto un montón de elementos que tenía aparcados, con los que no sabía bien qué hacer ni cómo traducirlos.

Por ejemplo, ahora sé que muy probablemente el marabout del capítulo 1 es una especie de ermita, no un mausoleo (es lo que había usado en la primera versión), y podría ser el trasunto de uno que todavía existe y que se cita en el informe. He visto fotos y todo, cuando me había pasado una mañana entera buscándolas sin ningún resultado. Se ha quedado como «morabito» (acepción 2 del DLE), pero no estoy demasiado conforme, porque en realidad la acepción 1 («ermitaño») parece muchísimo más frecuente y no sé si va a quedar claro de qué estoy hablando.

También veo que la expresión «le seuil de Gabès», que corresponde más o menos a la entrada del canal o al punto en el que deberían entrar las aguas, viene también de la memoria de Roudaire. Buscando en artículos de ingeniería de canales (me he leído más de veinte) he encontrado que «umbral» se usa en español de la misma forma: es algo que marca la entrada, que también puede limitar el paso del agua y puede exigir a los ingenieros complicadas decisiones.

También está claro que el viaje del capitán Hardigan y el ingeniero sigue, probablemente paso por paso, el viaje del que Roudaire da cuenta en su informe.

Pero, sobre todo, empiezo a entender de qué estamos hablando. Y eso tiene otro efecto curioso, que es darle realidad a algo que estaba empezando a ser un delirio colonialista sin más. Ahora es un problema de ingeniería y, justamente, ahí está todo su interés. En realidad el contexto colonialista no es más que un barniz irrelevante (como suele suceder en Verne, mujer de poca fe…).

Si pudiera convencer a la editorial de que publique alguno de estos documentos, la situación sería muy diferente. Si no, quizá podría escribir un artículo sobre el contexto de la obra (¿y publicarlo en alguna revista verniana?).

17/8/2024

Me acaba de llegar el libro de Jean-Pierre Picot que había pedido. En realidad, parece que retoma los documentos de Roudaire (más o menos). También incluye todos los textos históricos citados por Roudaire (Heródoto, Pomponio Melo…) y algunos ensayos sobre el mar interior. Estaba pensado para servir de prólogo a una edición tunecina del centenario de la publicación.

He pedido otro libro (que me he encontrado en la bibliografía de este), también sobre el mar interior, esta vez de un fotógrafo y periodista. Se van sumando referencias, aunque voy tan atrasada que no sé si me va a dar tiempo a darles el lugar que se merecen.

Y acabo de pedir un tercero. Nunca me he podido resistir a completar mi biblioteca verniana. Quizá no me haga falta tanta bibliografía para la traducción propiamente dicha, pero es verdad que no me quiero contentar con la traducción, si algún día quiero escribir algo sobre este texto, necesito saber que podría hacerlo.

El Picot ya me ha permitido trazar el itinerario real en el mapa y sacar algunas conclusiones sobre varios niveles diferentes de toponimia: la verniana, la francesa (colonial, en este caso), que no se superpone exactamente con la anterior porque Verne hace pequeñas modificaciones, la tunecina actual, a partir del árabe, y la española que debo construir sobre esas tres capas sucesivas. Tendré que poner notas, está claro, al menos en los casos en los que Verne retocó o modificó el topónimo original.

También, de la mano de Picot, acabo de añadir a Élisée Reclus a mi lista. Con lo que me gusta Reclus y no se me había ocurrido. Parece que era una fuente habitual de Verne. Esto es interminable.

Este libro me ha metido en un delirio del que me costará salir. Se me aparecen viajeros africanos, uno tras otro, fantasmagorías geográficas, topologías imposibles por encima y por debajo del nivel del mar, los atlas de mi infancia, las siestas de verano, los libros de viajes y el descubrimiento del mundo, del siglo XIX a esta parte, llenándome de fiebre la cabeza.

Prosigue en la segunda parte.

Alicia Martorell Linares es traductora desde hace más de 30 años. Sus campos de especialización son las ciencias humanas y sociales, la comunicación financiera y empresarial y los textos institucionales. Es socia de ACE traductores y Asetrad. Ha traducido, entre otros autores, a Roland Barthes, Judith Butler, Simone de Beauvoir y Cioran.

2 Comentarios

  1. Concha Responder

    Me he quedado patidifusa. Ojalá hubiera tenido tiempo alguna vez para escribir un diario del trabajo tan completo del proceso mismo de la traducción. Admirada estoy.

  2. María José Responder

    Enhorabuena, Alicia. Hay niveles y niveles, y luego está el NIVELAZO. He disfrutado del relato y por una vez no siento culpabilidad al ver a otras colegas sufrir en su búsqueda de datos, referencias, bibliografía, confirmaciones de acepciones, etc. etc.

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