Óscar Palmer: Raíces de ginseng, Craig Thompson

Lunes, 31 de marzo de 2025.

Óscar Palmer ha traducido del inglés la novela gráfica Raíces de ginseng, de Craig Thompson, publicada por Astiberri Ediciones en abril de 2024.

 Finalista del Premio Sophie Castille a la Mejor Traducción.

Sinopsis

Criado en una familia humilde y muy religiosa, Craig Thompson trabajó de los diez a los veinte años en los campos de ginseng, una raíz medicinal que durante décadas fue el motor económico de su pequeño pueblo de Wisconsin. El dinero que obtuvo desbrozando y cosechando financió su obsesión juvenil por los tebeos, una obsesión que le acabaría brindando a su vez una manera de salir de su entorno rural y obrero. Treinta años más tarde, el Craig adulto regresa al fin a casa para entremezclar la historia de esta exótica raíz con su propio legado, recopilando los recuerdos de sus padres, su hermano Phil, su hermana Sarah y numerosos amigos y vecinos de su pueblo natal, cuya economía sigue girando en torno al ginseng. Sirviéndose de la memoria personal para trazar un retrato global, las pesquisas de Craig acabarán desenterrando sus verdaderas raíces… raíces que a veces, al igual que el ginseng, contienen el secreto para curar todos los males.

Comentario del traductor sobre la traducción

Raíces de ginseng es uno de esos encargos que, dependiendo del momento y el ánimo mental en que se encuentre uno, bien podría suponer un regalo o una condena. Craig Thompson es un autor célebre por la cantidad de tiempo y documentación que invierte en cada uno de sus proyectos y este es, probablemente, el más ambicioso y prolijo de su carrera. Alentado por el ejemplo de las historietas periodísticas de Joe Sacco, Craig decidió abandonar en gran medida la perspectiva memorialista que tan buen resultado le dio en su obra más famosa, Blankets, para abordar su propia vida como una pequeña parte de un reportaje mucho más amplio. De este modo, su experiencia infantil como jornalero en los cultivos de ginseng viene a ser el ovillo del que va extrayendo diversos hilos narrativos que dan pie a un continuo baile de referencias, contextos y escenarios, cada uno de ellos con sus propias jergas y léxicos.

Naturalmente, una de las terminologías más presentes es la agrícola, que abarca desde diversas técnicas de cultivo y recolección hasta la morfología de las plantas, pasando por todo tipo de maquinaria e incluso enfermedades de aliento delibesiano como el tizón y la roya. Sin embargo, tan pronto como uno se ha acostumbrado a enhebrar términos como plántulas, umbelas o pudrición radicular, Craig aprovecha que otra de sus labores infantiles fue la de despejar los sembrados de piedras para explorar las características geológicas de Wisconsin, dando así paso a los diques anulares ígneos, las rocas metamórficas como la cuarcita y las plutónicas como la sienita. ¿Sabías que el punto máximo de avance de un glaciar se denomina morrena terminal? ¡Yo desde luego no! Ignoro si Craig conocía el dato antes de empezar esta obra, pero lo dudo.

De hecho, creo que es esa voluntad de aprender y descubrir, unida quizás a cierto temor propio del ensayista bisoño a no dejar ni un solo cabo suelto, la que da gran parte de su estructura al cómic. Raíces de ginseng se editó originalmente como doce tebeos de grapa publicados por entregas entre julio de 2019 y septiembre de 2023, y Craig fue descubriendo la historia más o menos al mismo tiempo que la iba creando. De ahí que bastantes de sus capítulos estén muy focalizados en temas en gran medida autoconclusivos. Por ejemplo: el fenómeno de la exportación de ginseng americano a Oriente, que sustenta la economía del pueblo en el que creció el autor, da pie a un extenso repaso no solo a la historia de las relaciones entre Estados Unidos y China, sino también a la de la fundación del estado de Wisconsin a costa de esquilmar sus recursos naturales y de desplazar a pueblos nativos como los potawatomi o los iroqueses (ambas cosas están más relacionadas de lo que podría parecer en un principio), expresado todo ello en un lenguaje más académico y discursivo que el empleado en otras partes de la obra. De igual modo, la aparición de refugiados hmong como laboreros tras la derrota de Estados Unidos en Vietnam, desemboca en dos capítulos dedicados a la historia y la cultura de este pueblo, lo que una vez más abre la puerta a todo un nuevo abanico de referencias que van de lo militar a lo artístico. Por último, la aparición de una enfermedad degenerativa en sus manos debido al trabajo con pesticidas, impulsa a Craig a explorar toda una panoplia de soluciones curativas, que van desde la medicina oriental (arrastrando al traductor a explorar la curiosa poesía de la acupuntura, con sus «rutas del espíritu» y sus «palacios del trabajo») hasta los últimos avances científicos en el uso de las saponinas como agentes quimiopreventivos, pasando por terapias completamente desconocidas para mí como la de desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares.

Aunque afortunadamente he podido desarrollar una carrera bastante variada como traductor, de unos años a esta parte me he especializado en biografías y ensayos culturales muy «de nicho», y una de las cosas en las que procuro volcarme siempre es en reproducir adecuadamente la lengua vernácula de cada «subcultura» que decido abordar, pues nada me decepcionaría más que acabar produciendo en el lector versado en una materia concreta la misma reacción que me suscita a mí, pongamos por caso, una película mal citada en un libro de cine o un completo desconocimiento del argot musical en una biografía roquera. En el caso de Raíces de ginseng, esto me ha obligado a buscar continuamente textos de referencia sobre cuestiones tan ajenas a mi experiencia como la agricultura, el cristianismo evangélico, la mitología china o la biotecnología, pero lo que quizá en otro momento podría haber supuesto, como decía al principio, una condena (¡quién tiene tiempo para repasarse los 360 puntos acupunturales!), me ha resultado en este caso una experiencia de lo más enriquecedora que en cierto modo me ha llevado a replicar, si no el viaje creativo de Craig, al menos parte de su proceso de documentación y aprendizaje (respaldado por las abundantes notas y bibliografía incluidas en las páginas finales del libro). Todo ello, engalanado por su incontestable talento visual y bien hilvanado por un subtexto personal cercano y emotivo que consigue que uno acabe bebiéndose casi sin darse cuenta más de cuatrocientas páginas sobre cuestiones en las que ni siquiera se había parado a pensar y que acaban resultando (a pesar de la impresión que pueda haber dado este artículo) cualquier cosa menos áridas.

Aquí se puede leer un adelanto de la obra.

La sección de NOVEDADES TRADUCIDAS ofrece a los traductores un espacio donde analizar las dificultades a las que han tenido que enfrentarse al traducir una obra concreta. Animamos a todos los traductores a colaborar: véase la plantilla en este enlace.

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