Carta abierta a la comunidad académica. Por una formación en traducción En defensa de la profesión, por Dora Sales Salvador

Lunes, 8 de julio de 2024.

Hoy, más que nunca desde que se implantaron las primeras licenciaturas en Traducción e Interpretación en los años noventa, la universidad y el colectivo profesional necesitan fortalecer el vínculo entre la formación y la profesión.

Urge hacerlo, para generar espacios de diálogo y debate constructivos, éticos y honestos, nutridos por el conocimiento aplicado de quienes conocen, de primera mano, este contexto profesional cambiante que necesita de un esfuerzo común para que la precarización en el sector no avance más.

 

El canard digérateur de Jacques de Vaucanson, aclamado en 1739 como el primer autómata capaz de hacer la digestión. Fuente: Wikimedia.

Precisamente en un momento en el que en muchas universidades se van a revisar los planes de estudios de grado, a corto o medio plazo, me atreví a lanzar una carta abierta a la comunidad académica con el humilde propósito de invitar a la reflexión propia y compartida. En apenas una semana, nos hemos sumado a ella 740 colegas de absolutamente todas las especialidades traductoras, también de interpretación, así como docentes y estudiantes de varias universidades.1

Muchas gracias a Vasos Comunicantes por reproducirla aquí, para visibilizar esta preocupación que nos interpela.

 

Carta abierta a la comunidad académica

En el actual momento de revisión de planes de estudios en Traducción en muchas universidades españolas, y ante la creciente brecha entre el mundo profesional y el académico como resultado del blanqueamiento de la automatización y la «inteligencia» artificial como opciones formativas presuntamente imprescindibles en los planes de estudios de grado, quienes firmamos esta carta deseamos manifestar nuestra disconformidad.

En la formación de grado el estudiantado necesita aprender a traducir, y eso significa de manera esencial aprender a leer con capacidad crítica, a escribir y revisar, a documentarse, a conocer las convenciones de los géneros textuales o multimodales con los que se trabaja, y sí, también, a usar las tecnologías que puedan ayudarte en tu labor. Partir de un texto traducido por IA para luego poseditarlo no es traducir.

Justificar la inclusión de asignaturas de grado exclusivamente dedicadas a la automatización con el argumento espurio que hace uso de frases como «No se le pueden poner puertas al campo», «Es la realidad del mercado», o «La IA es el presente y el futuro» es perverso porque olvida preguntarse: ¿quién está creando ese campo, mercado, presente y presunto futuro? Ciertamente no el colectivo profesional, cada vez más alarmado y precarizado por el abaratamiento de costes, que es lo único que interesa a las plataformas y empresas que ofrecen poseditar en lugar de traducir. Resulta vergonzante para quienes ejercen la profesión y pretenden seguir haciéndolo que este blanqueamiento sea avalado e incluso promovido desde las universidades por parte de profesorado sin experiencia profesional vigente en traducción (si es que alguna vez la tuvo), que puede que vea en la IA un tema de moda sobre el que investigar, conseguir proyectos, sexenios o acreditaciones, por un interés en provecho propio.

Es preocupante y descorazonador que se justifique esta formación como necesaria para la inserción laboral a cientos de estudiantes en lugar de prepararlos en las competencias básicas para traducir (lingüísticas, culturales, documentales, tecnológicas, profesionales, etc.), las que, de manera integrada, pueden ayudarlos pase lo que pase, para fortalecer su capacidad de resiliencia en un contexto cambiante en el que su única ayuda será eso y su trabajo de calidad.

  1. Agradezco las aportaciones de colegas de distintas especialidades y perfiles, durante estos días. Gracias a Núria Molines Galarza, Javier Pérez Alarcón, Robert Martínez Carrasco, Roser Sánchez Castañ, Oliver Carreira, Iris Permuy, Nieves Gamonal y Ana Muñoz Miquel.

Dora Sales Salvador es doctora en Traducción, catedrática de Documentación en el Departamento de Traducción y Comunicación de la Universitat Jaume I y socia de ACE Traductores. Ha traducido obras de Vikram Chandra, Manju Kapur, Vandana Singh, Kalpana Swaminathan, Alison Wong, Ruskin Bond, Christie Watson, Richard Crompton y Chigozie Obioma, entre otros nombres, para editoriales como Espasa, Siruela, Random-House Mondadori o Altaïr. Ha sido directora del Instituto de Investigación Feminista y de Género Purificación Escribano de la Universitat Jaume I, del que actualmente es secretaria. Es autora de literatura infantil y juvenil.