VASOS COMUNICANTES – NÚMERO EXTRAORDINARIO 2023

Diseño de cubierta de María Ramos Salgado

Con motivo del cuarenta aniversario de ACE Traductores y el treinta de VASOS COMUNICANTES, publicamos este número extraordinario en papel, descargable también en este enlace.

Índice

Un año cumpliendo años, junta de ACE Traductores

Diálogos y memoria, equipo de VASOS COMUNICANTES

Anuncio por palabras, Mario Merlino

Conversación I: Miguel Sáenz, Carlos Fortea y Claudia Toda

Conversación II: Enrique Murillo, Olivia de Miguel, Neila García Salgado y Elías Ortigosa

Conversación III: Vicente Fernández, Ismael Attrache y Julia Osuna

Muy breve historia de ACE Traductores

Conversación IV: Mariano Antolín Rato, Celia Filipetto y María Ramos Salgado

Conversación V: Dolors Udina, Irene Oliva y Juan Arranz

Conversación VI: María Teresa Gallego Urrutia, Rita da Costa y Mateo Pierre Avit Ferrero

Receta para ampliar el mundo, Eva Gallud

Ilustraciones, Ana Flecha

Ilustraciones de Ana Flecha

Un año cumpliendo años

 El 5 de octubre de 2023, con motivo del Día Internacional de la Traducción, nos reunimos en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga para escuchar la conferencia de Belén Ruiz Molina sobre Esther Benítez, su relación con los textos traducidos y su militancia asociativa. Fue este el segundo de los tres actos con los que los miembros de ACE Traductores hemos celebrado los cuarenta años transcurridos desde que un grupo de traductoras y traductores de libros firmaron, en la sala de reuniones del entonces Instituto Nacional del Libro, el acta fundacional de nuestra asociación.

Las palabras de Belén actuaron como un bálsamo para nuestros espíritus traductoriles (a veces minados por el cansancio y la precariedad o, mejor dicho, por el cansancio de la precariedad) y nos recordaron algunas enseñanzas del pasado que conviene tener muy en cuenta si queremos mejorar el presente y construir un futuro lo más prometedor posible. Belén y Esther a través de ella nos recordaron que esa primera persona del plural que tantas veces empleamos (nuestra asociación, nuestra profesión, nuestras reivindicaciones…) nunca constituye un plural mayestático: detrás de ese pronombre se hacen más fuertes todos y cada uno de los yoes que lo conforman, de modo que cada vez que un «yo» dice «nosotros» se está haciendo cargo de las luchas y vivencias de sus compañeras y compañeros. También nos recordaron —Belén y Esther, Esther y Belén— que traducir no es un acto frívolo o inocente: que vamos con nuestra mochila (la de todas y todos) a cuestas, que pese a ser autónomos sin autonomía, empresarios sin empresa, negociadores sin poder de negociación, tenemos derechos pero también responsabilidades. Y nos recordaron que el arte de los bordados, que tanta paciencia requiere, no es ni mucho menos incompatible con las respuestas ásperas y tajantes a las editoriales que no respeten nuestro trabajo (y por respeto léase: buenas tarifas, contratos justos, pagos puntuales).

Ahora que el Diccionario en línea de la Real Academia Española incluye sinónimos y antónimos en sus entradas, puede resultar útil volver a la palabra que nos une: «asociación». A las dos primeras acepciones —«Acción y efecto de asociar o asociarse» (esto es, una asociación la haces y la vives al mismo tiempo) y «Conjunto de los asociados para un mismo fin»—, sigue una larga lista de sinónimos, cada cual más esclarecedor: «alianza», «colaboración», «comunidad», «sociedad» (que sí existe tal cosa), «círculo», «hermandad» (y mucha, mucha sororidad), «gremio», «sindicato» (mira tú por dónde), «compañía», «firma» (autoral), «liga» (extraordinaria), «grupo», «cuerpo» (manos que teclean, ojos que leen entre líneas, cabezas que interpretan y toman decisiones, espaldas que sufren…).

Sea cual sea el sinónimo que sintamos más cerca, lo importante —creemos— es tener claro que sin ese «mismo fin» de la segunda acepción, sin un propósito en común, no hay asociación posible. Dicho fin va tomando distintas formas, claro —en 1987 se llamó «Ley de Propiedad Intelectual», luego pasó a llamarse «contrato tipo», «visibilidad» o «presencia institucional», hoy quizá toca hacer hincapié en las demandas del Estatuto del Artista, en nuestra «irremplazable humanidad» y en las condiciones económicas y materiales («tarifas y contratos») en las que nos movemos—, pero el fondo no cambia: vivir y trabajar dignamente, trabajar para vivir dignamente, y sin perder a nadie (ni la alegría) por el camino.

Feliz lectura, y a por otros treinta y cuarenta más.

Junta rectora de ACE Traductores

Diálogos y memoria

Como bien saben los historiadores, ese relato que llamamos Historia no se construye únicamente con documentos y actas. Al esqueleto de los hechos y las fechas hay que sumarle la carne de la vida cotidiana, los recuerdos y las impresiones de quienes vivieron esos momentos. Esa intrahistoria, si bien no siempre es exacta y rigurosa, es verdadera en la medida en que así se percibe.

Así pues, cuando nos propusimos celebrar el cuarenta aniversario de ACE Traductores y los treinta años de la creación de VASOS COMUNICANTES con un número extraordinario, decidimos reflejar no solo la cronología de los hechos sino también la subjetividad de las percepciones, y pedir a los socios que evocaran sus recuerdos de estos años. Enlazamos así con la línea de autoetnografía que tan esclarecedoramente nos mostró Salvador Peña en la conferencia inaugural del II Encuentro Profesional de la Traducción Editorial celebrado en Málaga en 2018 y que ha caracterizado a VASOS COMUNICANTES desde sus orígenes.

Nos guiaba también la voluntad de que esta historia (tal vez con minúscula inicial, pero sin duda importante) siga fluyendo de generación en generación; por ello, en la concepción de este número especial de aniversario hemos pretendido plantearlo como un diálogo entre distintas generaciones. Hay pocas cosas peores cuando se intenta avanzar que el adanismo constante y el olvido del trayecto recorrido por quienes estuvieron antes que nosotros.

Con esa intención, hemos solicitado la ayuda de numerosos socios para formar pequeñas células de conversación destinadas a rememorar lo vivido. Habría sido nuestro deseo que participaran absolutamente todos los acetéteros —ya que todos los recuerdos y percepciones aportan algo vivo y real—, cosa obviamente imposible. Sin embargo, creemos que la muestra obtenida es razonablemente representativa del conjunto y, dado lo ameno del resultado, no renunciamos a seguir publicando diálogos similares en la versión digital de la revista.

Las reflexiones de nuestros colegas, que han colaborado con tanta generosidad como entusiasmo, no solo pintan una evocación del pasado: también plasman la inquietud por la fragilidad creciente del oficio, debida principalmente a unas tarifas que, si ya eran bajas, ahora resultan escandalosamente escasas y abocan a la más absoluta precariedad. No es tampoco menor la inquietud por el riesgo de que el mal uso de la inteligencia artificial aplicada a la traducción pueda convertir nuestra tarea en un mero apéndice de la edición o corrección de textos. En conjunto, los socios dibujan un panorama sombrío en el que solo la unidad y la combatividad lograrán evitar que la traducción de libros siga deteriorándose como actividad intelectual y como profesión.

No nos cabe duda de que en los próximos años sabremos hacer frente a esas dificultades y que, de un modo u otro, nuestros colegas más jóvenes seguirán adelante y tendrán mucho que celebrar dentro de otras tres o cuatro décadas.

Equipo de redacción de VASOS COMUNICANTES: José Luis Aja, Juan Arranz Muñoz, Carmen Francí Ventosa, Carlos Gumpert Melgosa, Bruno Mattiussi, Arturo Peral Santamaría, María Ramos Salgado, Alberto Sesmero.