Retrato del traductor con cabeza de perro, Adalber Salas Rodríguez

Lunes, 4 de marzo de 2024.

Retrato del traductor con cabeza de perro. Para una traducción calibánica, Adalber Salas Rodríguez, Libros de la resistencia, 2023, 246 páginas

María Aroa Masa Corral

«Las palabras nunca son inocentes. Las pronunciamos: por el camino de nuestra lengua trafican su carga turbia, su larga reminiscencia. En las palabras queda el timbre, el tono, el sentido de quienes las han pronunciado. Su peso secreto.La lengua contrabandea la historia.» (p. 93)

Como nos recuerda la cita que da comienzo a esta reseña, cuando pronunciamos la palabra «caribe» lo más probable es que a nuestra mente acuda una imagen de un lugar alejado, remoto, lleno de vegetación e incluso salvaje que han creado clásicos como Robinson Crusoe, películas o incluso toda la literatura de viajes que se lleva publicando desde hace siglos.

En Retrato del traductor con cabeza de perro, un ensayo que podríamos describir como mixto e híbrido, al igual que todo lo relacionado con la traducción, Adalber Salas, poeta y traductor, emprende un viaje en el que muestra todo lo relacionado con la etimología de las palabras Caribe y Caníbal, así como la idea de la antropofagia que tantos temores ha desatado a lo largo de la historia. También enfrenta esta palabra «caníbal» con «Caliban», uno de los personajes de la obra The Tempest de William Shakespeare, de la misma forma que Roger Chartier en el ensayo Editar y traducir. De esta forma, Salas relaciona con la traducción las imágenes que sobre este espacio geográfico han llegado hasta Occidente, con el fin de presentar el concepto que él denomina «traducción antropófaga».

Ese viaje trata muchos temas que suscitan un debate dentro del mundo traductológico en general, pero en especial en el ámbito de la traducción literaria, por ejemplo, la otredad, las ilusiones, los espejos, el proceso de traducción, los mitos, la identidad, la equivalencia, la duplicidad, la lengua o los prejuicios. Destacaremos aquí los siguientes temas que Adalber Salas menciona en su ensayo y que harán reflexionar a cualquier persona que se acerque a este libro:

  • La traducción puede romper barreras, estereotipos o todo lo contrario, crearlos. En el ensayo, Adalber Salas relaciona el argumento con los zombis y y la imagen que de ellos nos ha llegado. Los zombis representan una pérdida de identidad que asocia con una forma de miedo hacia la traducción y hacia lo que puede descubrir de un texto original en el momento en que se vierte, se traslada a otra lengua.
  • La tensión entre el original y la copia. En el caso de la traducción, la complicada relación que a veces se establece entre el original y la traducción puede dar lugar a una serie de prejuicios, una situación que se ejemplifica con el relato El Ale, o en el caso de la película The Thing.
  • La traducción y la equivalencia, ya que el autor nos habla del dinero, de la moneda y de como el concepto de equivalencia en traducción está relacionado con el vocabulario comercial, así como de todo lo que conlleva el control, la circulación o incluso la falsificación.
  • La traducción como transfusión, es decir, como si fuera un fácil trasvase de un envase a otro en el que no se deben apreciar cambios visibles. Lo que llamaríamos un concepto instrumentalista de la traducción: «como si todas las lenguas compartieran un mismo sustrato o un mismo horizonte temporal y espacial; como si cada palabra tuviera su equivalente exacto en toda otra lengua humana, pasada o por venir» (p. 235) . Todo ello se opone a la traducción calibánica, un tema que da título al ensayo y que el autor describe como «un ejercicio de producción de diferencias, no de similitudes forzosas. Una traducción que cultive la no semejanza, que explote la discrepancia entre las lenguas —incluso la discordia, el equívoco» (p. 236).
  • La traducción antropémica vs la traducción antropófaga. Los traductores antropémicos «consumen el original y lo regurgitan entero […] sin cultivarlo realmente, sin metabolizarlo» (p. 237), lo que quiere decir que no se ha interpretado el texto original, sino que solo se ha reproducido; mientras que las traducciones antropófagas «consumen y asimilan la obra ajena, para producir con ella un texto nuevo, con acento […] con su necesaria carga de formas y tradiciones que el original no conoce pero que el traductor sí» (pp. 237-238).

Retrato del traductor con cabeza de perro aborda numerosos temas y, en particular, anima a explotar sin complejos las diferencias entre lenguas, así como a promover la reflexión sobre la no fidelidad tanto al original como al autor. Es un ensayo que nos llevará a plantearnos la imagen que difundimos a través de las traducciones no solo de un texto, sino de una cultura concreta, que como bien sabemos, puede exotizarse o incluso casi diluirse en la traducción, a la vez que nos muestra cómo la traducción bebe de muchas otras disciplinas, en especialde la historia y del contexto sociocultural. Más aún de la relación entre Europa y los territorios que consideramos alejados o remotos, como en el caso del Caribe. Merece la pena concluir esta reseña con una cita que reflexiona sobre el papel del traductor«El traductor debe volverse una criatura mítica, un híbrido. Una quimera. Un hijo de Sycorax, un adorador de Setebos. Un monstruo, un zombi, un cínico, un falsificador de monedas. Trocar su cabeza por una de perro» (p. 239).

 

Aroa Masa CorralAroa Masa Corral. Polifacética al igual que toda traductora, Lectora con Rayos X, como se titula un artículo de la revista Librújula. Firme defensora del asociacionismo, forma parte de ACE Traductores, ASETRAD y ATRAE. Ha obtenido una mentoría en la cuarta edición del programa en ACE Traductores. Le interesan la traducción literaria, la científica, la gastronómica o la de moda, entre otras. Se acercó a la traducción a través de la carrera de Filología Inglesa, estudió un Máster en Traducción y Mediación intercultural, para compaginar ahora su Doctorado en Traducción de cómic con la traducción y la lectura.