Primer premio del V Premio de Traducción Universitaria «Valentín García Yebra», Susana Schoer Granado

Lunes, 10 de julio de 2023.

El jurado de los Premios Complutenses de Traducción, organizados por la Facultad de Filología de la UCM en colaboración con ACE Traductores para fomentar la traducción literaria entre los estudiantes universitarios y reconocer la labor realizada por un traductor a lo largo de su vida, decidió por unanimidad otorgar los tres premios a las siguientes traducciones:

  • Primer premio: Susana Schoer Granado por la traducción del libro tercero de Gods and Fighting Men: The Story of the Tuatha de Danaan and of the Fianna of Ireland (1904) de Isabella Augusta Gregory (Lady Gregory).
  • Segundo premio: Sofía Lacasta Millera por la traducción de dos fragmentos de Les Onze Mille Verges ou les Amours d’un hospodar de Guillaume Apollinaire.
  • Tercer premio: Marina García Pardavila por la traducción de dos cuentos del escritor Francisco Álvarez de Nóvoa (1873-1936) «Turuleque» y «A horta embruxada».

 

Fragmento de Gods and Fighting Men: The Story of the Tuatha de Danaan and of the Fianna of Ireland, de Isabella Augusta Gregory, traducción de Susana Schoer Granado.

(Texto original)

TERCER LIBRO: LA LLEGADA DE LOS GAEL

CAPÍTULO 1. EL DESEMBARCO

No es sabido, a fecha de hoy, cuánto tiempo los Tuatha de Danaan mantuvieron el control sobre Irlanda, y aunque es probable que lo hicieran durante muchos años, acabaron arrebatándoselo al final.

Fue en Inver Slane, al norte de Leinster, donde los hijos de Gaedhal el de la Brillante Armadura, el Muy Amable, llamados después los Hijos de los Gael, realizaron su primer intento de desembarcar en Irlanda para vengar a Ith, uno de los suyos que había estado allí una vez y había encontrado la muerte.

Hallábanse bajo el liderazgo de los hijos de Miled y vinieron del sur y sus druidas les habían vaticinado que no habría ninguna tierra en la cual pudieran asentarse hasta que llegaran a aquella isla en el oeste.

—Y si no la tomáis vosotros mismos —les dijeron—, vuestros hijos la tomarán.

Empero, cuando los Tuatha de Danaan atisbaron las naves, corrieron a la costa y conjuraron, con sus encantamientos, una nube sobre toda la isla que confundió de tal manera a los hijos de Miled que no podían sino ver una forma gigante con la apariencia de un cerdo.

Y cuando los encantamientos les impidieron desembarcar, navegaron por la costa hasta lograrlo al fin en el delta de Inver Sceine, al oeste de Munster.

Marcharon entonces en orden hasta las montañas de Slieve Mis. Y encontráronse allí con una de las reinas de los Tuatha de Danaan y una hilera de hermosas doncellas que la asistían y sus druidas y hombres sabios que la seguían. Amergin, uno de los hijos de Miled, habló pues con ella y le preguntó por su nombre y ella respondiole que era Banba, la esposa de Mac Cuill, hijo de la Avellana.

Prosiguieron entonces su camino hasta llegar a las montañas de Slieve Eibhline y hallaron allí a otra reina de los Tuatha de Danaa, con su cortejo de doncellas y druidas a la zaga, y preguntáronle su nombre y ella les contestó que era Fodhla, la esposa de Cecht, hijo del Arado.

Los hijos de Miled continuaron pues hasta alcanzar la colina de Uisnech y allí fue que vieron a otra mujer que caminaba hacia ellos. Y se asombraron mucho al observarla, ya que ora era la más hermosa de las reinas de grandes ojos, ora era un cuervo de pico afilado y matices níveos y grisáceos. Se acercó hasta donde se encontraba Eremon, uno de los hijos de Miled, y se sentó ante él y él inquirió quién era ella y ella le contestó así:

—Soy Eriu, la esposa de Mac Greine, hijo del Sol.

Y aún mucho tiempo después han seguido usándose los nombres de esas tres reinas para designar a la isla de Irlanda.

Los hijos de los Gael acudieron después de estos encuentros a Teamhair, la Colina de Tara, donde los tres hijos de Cermait el de la Voz Melosa, hijo de Dagda, que compartían la corona en aquellos tiempos, presidían la corte. Y los tres nombrados discutían los unos con los otros sobre el reparto de los tesoros que su padre les había dejado y el pleito era tal que parecía que acabarían batallando por ellos.

Y los Hijos de los Gael sorprendiéronse al verlos discutir sobre cuestiones así, teniendo una isla tan fértil donde el aire era tan sano y el sol no azotaba con demasiada fuerza y el frío no helaba con tanta crueldad y donde había suficiente miel y semillas y leche y pescado y trigo y sitio de sobra para todos ellos.

Y era grande el esplendor en que vivían y que poseían sus druidas en el palacio de Teamhair. Y Amergin fue a hablar con ellos y bien oiréis lo que les dijo: debían renunciar a la corona en aquel mismo instante y lugar o dejarlo en manos del azar y enfrentarse a ellos en el campo de batalla. Era tal lo que pedía, dijo, como reparación por la muerte de Ith, de la estirpe de los Gael, quien había acudido a dicha corte tiempo atrás y había sido asesinado con alevosía.

Cuando los hijos de Cearmait, el de la Voz Melosa, oyeron a Amergin proferir tales y fieras palabras, sorprendiéronse, y respondieron que no estaban dispuestos a batallar en aquel momento, pues su ejército no estaba preparado.

—Hacednos, ahora bien, una propuesta —dijeron—, pues vemos que poseéis buen criterio y sabiduría. Pero si nos proponéis un trato injusto —añadieron—, os destruiremos con nuestros hechizos.

Y con estas palabras Amergin instó a sus hombres a regresar a Inver Sceine y a apresurarse hasta unirse con sus naves al resto de los Hijos de los Gael y a alejarse una distancia de nueve olas de la orilla. Y fue entonces cuando propuso su trato a los Tuatha de Danaan: si estos podían impedir que sus hombres desembarcaran en la isla, entonces él y todas sus naves habrían de regresar a sus propias tierras para nunca jamás volver; pero si los hijos de los Gael lograban desembarcar pese a todo, entonces los Tuatha de Danaan renunciarían a su reinado y se rendirían ante ellos.

Ese trato les plugo inmensamente a los Tuatha de Dannan, pues pensaban que mediante los poderes de sus encantamientos sobre los vientos y el mar y mediante sus artes podrían impedirles poner pie nunca jamás en estas tierras.

Los Hijos de Gael obraron pues como Amergin les pidió y regresaron a sus naves y levaron anclas y se alejaron nueve olas de distancia de las orillas. Y en cuanto los Hombres de Dea vieron que habían abandonado tierra firme, recurrieron a sus encantamientos y hechizos y alzaron un potente viento que dispersó las naves de los Gael y separó a unos de los otros. Pero Amergin sabía que esa tormenta en que se hallaban no era natural y Arranan, hijo de Miled, también lo sabía y subió pues al mástil de su barco para mirar a su alrededor. No obstante, una gran ráfaga de viento lo golpeó y Arranan cayó de nuevo sobre la nave y murió en el acto. Hallábanse muy confundidos los Gael, pues sus naves fueron sacudidas de un lado a otro y parecían perdidas. Y el barco que Donn, hijo de Miled, comandaba, fue alejado de los otros por la fuerza de la tormenta y roto en pedazos y él mismo y todos los suyos murieron ahogados, veinticuatro en total, entre hombres y mujeres. E Ir, hijo de Miled, dio con la muerte de la misma forma y su

cuerpo fue a parar a la orilla y enterrado en una pequeña isla llamada hoy Sceilg Michill o Roca de (San) Miguel. Ir fue un hombre valiente, lideró a los Hijos de los Gael al frente de todas las batallas, los ayudó y protegió en las contiendas y todos los enemigos temían su nombre.

Heremon, otro de los hijos de Miled, y sus naves fueron conducidos al costado izquierdo de la isla y llegaron a tierra a duras penas sanos y salvos. El lugar en que desembarcaron se llamó Inver Colpa, pues Colpa el de la Espada, otro de los hijos de Miled, murió ahogado en aquella desembocadura intentando alcanzar la orilla. Cinco de los hijos de Miled fueron destruidos por la tormenta y los vientos que los Hombres de Dea habían conjurado con sus encantamientos, y ya solo quedaban tres de ellos: Heber, Heremon y Amergin.

Otro de ellos, Donn, antes de ser engullido por el mar, gritó así:

—¡Traición ha de ser lo que nuestros hombres sabios cometen al no detener este viento!

—Traición no es —replicó Amergin, su hermano. Se puso pues en pie ante ellos y, cualquiera que fuera el encantamiento que tejiera sobre el viento, bien oiréis las palabras que lo acompañaron—. Que lleguen ahora aquellos que se hallan luchando en el mar, vasto y grande y que nos alimenta, a tierra firme en la isla.

»Que encuentren un hogar sobre sus llanuras, sus montañas y sus valles; en sus bosques llenos de frutos y de todas las frutas; en sus ríos y arroyos, en sus lagos y sus grandes aguas.

»Que podamos reunirnos y forjar nuestras estirpes en estas tierras, que haya un rey de los nuestros en Teamhair; que la colina pertenezca a muchos de nuestros reyes.

»Que los hijos de Miled sean vistos en esta isla, que sus naves y sus barcos encuentren un hogar en ella.

»Estas tierras se hallan ahora sumidas en la oscuridad, supliquemos pues: pedimos que nuestros guerreros, que nuestras sabias mujeres puedan llegar a la noble señora, la gran isla de Eriu.

Y dicho esto, el viento amainó y el mar calmose de nuevo al instante.

Y aquellos que quedaban de los hijos de Miled y de los hijos de los Gael desembarcaron pues en Inver Sceine.

Amergin fue el primero en pisar tierra firme y cuando se halló sobre la costa de Irlanda, bien oiréis lo que dijo:

—Soy el viento en el mar;
Soy la ola en el mar;
Soy el toro de las siete batallas;
Soy el águila en la roca;
Soy un destello del sol;
Soy la más hermosa de las plantas;
Soy un fuerte jabalí salvaje;
Soy un salmón en el agua;
Soy un lago en el llano;
Soy la palabra del conocimiento;
Soy la punta de la lanza en la batalla;
Soy el dios que llena de fuego la cabeza;
¿Quién reparte luz en los encuentros en las colinas?
¿Quién conoce las fases de la luna?
¿Quién puede decir el lugar en que descansa el sol?

CAPÍTULO 2. LA BATALLA DE TAILLTIN

Tres días tras el desembarco de los Gael, los atacó Eriu, la esposa de Mac Greine, hijo del Sol, acompañada por un buen número de hombres. La batalla que libraron fue ardua y muchos perecieron en ambos bandos. Esta fue la primera contienda por el reinado de Irlanda entre los Hijos de los Gael y los Hombres de Dea.

Fue en esa batalla que dieron muerte a Fais, la esposa de Un, en un valle al pie de la montaña y este fue llamado en su honor el Valle de Fais. Y Scota, la esposa de Miled, encontró su muerte en la batalla y fue enterrada en un valle en la ladera norte de la montaña próxima al mar. Pero los hijos de los Gael perdieron a no más de trescientos guerreros y se defendieron contra los Hombres de Dea y dieron muerte a miles de ellos. Y Eriu hubo de retirarse hasta Tailltin con todos los hombres que aún podía mantener unidos; fue allí, al llegar, cuando le contó a las gentes que había sido vencida en batalla y que sus mejores hombres yacían muertos. Pero los Gael se detuvieron en el campo de batalla y enterraron a sus muertos y celebraron grandes funerales por dos de sus druidas, Aer y Eithis, que habían sido muertos en la contienda.

Y después de descansar fueron hacia Inver Colpa, en Leinster, y allí Heremon y sus hombres se unieron a ellos. Y enviaron entonces emisarios a los tres reyes de Irlanda, los hijos de Cermait el de la Voz Melosa, instándoles a salir y enfrentarse a ellos en una batalla que decidiera el futuro de las tierras de una vez por todas.

Así obraron y con ellos acudieron los mejores guerreros de los Tuatha de Danaan a Tailltin. Y allí se enfrentaron los unos a los otros, y los Hijos de los Gael recordaron la muerte de Ith y aquello les llenó de cólera y cayeron sobre los Hombres de Dea para vengarlo y la batalla librada fue muy reñida. Y durante un tiempo ninguno de los bandos parecía vencer, pero finalmente los Gael se impusieron al ejército de los hombres de Dea y los derrotaron en una gran masacre y estos se batieron en retirada. Sus tres reyes se encontraron con la muerte en la huida y así sucedió también con las tres reinas de Irlanda, Eriu, Fodhla y Banba. Y cuando los Tuatha de Danaan vieron que sus líderes habían sido muertos, huyeron despavoridos y los Hijos de los Gael fueron tras ellos. Pero en la persecución perdieron a dos de sus mejores caudillos: a Cuailgne, hijo de Breagan, en las montañas de Slieve Cuailgne, y a Fuad, su hermano, en las montañas de Slieve Fuad. Pero no cayeron en el desánimo y siguieron a los Hombres de Dea tan de cerca que estos no fueron capaces de reorganizar su ejército y hubieron de admitir su derrota y rendir las tierras a los Gael.

Los líderes, los hijos de Miled, divieron entre ellos las provincias de Irlanda. Heber tomó para sí las dos provincias de Munster y entregó una parte de ellas a Amergin; a Heremon le correspondieron Leinster y Connacht; y Ulster fue dividido entre Eimhir, hijo de Ir, hijo de Miled, y algunos otros de sus capitanes. Y fueron los hijos de Eimhir, llamados los Hijos de Rudraighe, los que ocuparon el Fuerte de Emain Macha durante novecientos años y de los que descienden algunos de los mejores hombres de Irlanda: Fergus, hijo de Rogh, fue uno de ellos, y Conall Cearnach, del Linaje Rojo de Ulster, fue otro.

Y de los hijos de Ith, el primero de los Gael en encontrar la muerte en Irlanda, nació tiempo después Fathadh Canaan, quien conquistó el mundo entero desde donde el sol nace hasta donde se pone y secuestró los arroyos y los pájaros y las lenguas.

Y bien oiréis ahora lo que los poetas de Irlanda solían decir: cada hombre valiente y buen guerrero, cada hombre capaz de grandes hazañas sin jactarse demasiado de ellas descendía de los Hijos de los Gael; asimismo, cada hombre con dotes musicales y capaz de urdir encantamientos en secreto era uno de los Tuatha de Danaan. Dieron, empero, mala fama a los Firbolg y a los hombres de Domnand y a los Gaileoin, pues los tildaban de mentirosos y charlatanes y de injustos. Pero, a pesar de todo esto, había buenos guerreros entre ellos y Ferdiad, que tan bien se defendió contra Cuchulain en la guerra por el Toro de Cuailgne, fue uno de ellos. Y los Gaileoin lucharon bien en la misma guerra, pero no gustaron a los hombres de Irlanda y sus druidas los echaron del país cuando aquella terminó.

 

 

Susana Schoer Granado (Heppenheim, Alemania, 1998) es graduada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Como estudiante del programa AEL, pasó un año en la Universidad de Limerick, en Irlanda. Fue entonces cuando descubrió la literatura irlandesa. Tras graduarse en 2020 cursó un Máster en Traducción Especializada y Mediación Intercultural con las Universidades de Heidelberg y Salamanca. En esta última está realizando, actualmente, un doctorado: sus principales líneas de investigación son la traducción de poesía, en particular desde el alemán, la historia de la traducción, así como la teoría y práctica de la traducción literaria. Quiere dedicarse también a la traducción literaria.