Jaime Valero, La reina de nada, de Holly Black

Lunes, 22 de febrero de 2021.

Jaime Valero ha traducido del inglés la obra de Holly Black La reina de nada, editada por Editorial Hidra, septiembre de 2020.

Sinopsis

Última entrega de la trilogía Los habitantes del aire, protagonizada por Jude Duarte, una adolescente que vive en el mundo mágico y cruento de Faerie. Allí llegó después de que un gorro rojo llamado Madoc asesinara a sus padres para luego tomarla bajo su protección. En este tercer libro, Jude regresa de un exilio forzado y hace uso de toda su fuerza y astucia para cambiar las tornas de la guerra que amenaza con destruir el mundo de los feéricos.

 

Comentario sobre la traducción

Traducir esta trilogía ha sido como participar en un cursillo intensivo de folclore, principalmente anglosajón. Por sus páginas desfilan criaturas de todo tipo: clurichauns, grigs, sluaghs, selkies, junto con otras que sí cuentan con una equivalencia más o menos clara en castellano, como las harpías, las náyades, los trasgos y las sílfides. En total —sumando nombres de criaturas, lugares y objetos—, me quedó un glosario en Excel con 96 entradas al terminar el tercer libro. Una de las decisiones más meditadas en esta saga fue cómo traducir a esas criaturas. En un primer momento me planteé adaptarlas todas al imaginario español, buscando las criaturas más parecidas en nuestra mitología. Así, tal vez se habrían asomado meigas, gamusinos o tartalos a las aventuras de Jude Duarte. Pero, aunque tentador, el resultado podría haber desvirtuado el original. Así que en aquellos casos donde no había una traslación clara al castellano, opté por dejar el nombre de la criatura en versión original y cursiva. El lector curioso siempre podrá echar mano de la Wikipedia para saber más sobre estas singulares criaturas.

Después de tres libros, también he constatado que Holly Black y yo tenemos un oído muy diferente. En más de una ocasión me chirriaban algunas frases a la hora de corregir, y no sabía si era porque yo estaba un poco obtuso o si, sencillamente, la manera de escribir de la autora no terminaba de encajar conmigo. Al final, como es lógico, siempre he primado la fidelidad al original, aun a costa de que ciertas construcciones me sonaran un poco… forzadas, por decirlo de alguna manera. Pero es más cosa mía que algo que después pueda percibir el lector. Lo que sí me ha quedado, en este tercer libro, es una espinita con el título. Yo habría preferido una aproximación menos literal y haberlo titulado La reina sin reino, aunque me hubiera alejado un poco del The Queen of Nothing original.