José Gabriel Rodríguez Pazos: El paso siguiente en el baile, de Tim Gautreaux

José Gabriel Rodríguez Pazos ha traducido del inglés la obra de Tim Gautreaux El paso siguiente en el baile, editada por La Huerta Grande en noviembre de 2019

Sinopsis

Como los buenos escritores, Tim Gautreaux es un agudo observador de cuanto acontece a su alrededor, y consigue crear personajes que nos interpelan. Paul y Colette Thibodeaux forman una joven pareja que atraviesa una crisis matrimonial en un pueblo de Luisiana afectado por otra crisis: la que padeció la industria del petróleo en ese estado sureño, durante los años ochenta del siglo pasado. Gautreaux, que vivió aquel momento histórico en primera persona, quiso ser cronista de unos años durísimos sobre los que nadie estaba escribiendo. Y quiso hacerlo en esta que es su primera novela —publicada en Estados Unidos en 1998—, poniéndose en el pellejo de los personajes, ya que, como él mismo señaló en una entrevista, «una cosa es decir que se han perdido veinte mil puestos de trabajo, y otra cosa es meter al lector en la casa de una de las personas que se han quedado sin trabajo».

Gautreaux consigue hilvanar un magistral relato en el que suceden muchas cosas en el devenir de las vidas de personas normales, afectadas por un contexto de dureza extraordinaria. Trabajo, aficiones, relaciones familiares, envidias, luchas, tristezas, alegrías, anhelos… Todo ello es el telón de fondo de la relación entre Paul y Colette, una relación a la que las circunstancias obligan a madurar, a dar el paso siguiente en el baile de la convivencia entre un hombre y una mujer.

Comentario sobre la traducción

Al igual que en la colección de relatos El mismo sitio, las mismas cosas —que tuve el placer de traducir y que también publicó La Huerta Grande, en 2018—, Gautreaux pone de manifiesto en esta novela sus grandes dotes de escritor, con pasajes de un notable lirismo y diálogos de una gran viveza, permeados por una visión profunda de los sucesos y las personas, no exenta de un agudo sentido del humor. Todo ello supone un reto para el traductor.

En primer lugar, el lirismo en las descripciones —abundan las de paisajes de los bayous de Luisiana—, el ritmo de la prosa o los finales de capítulo —muy medidos— requieren dar muchas vueltas al texto en búsqueda de los términos precisos, así como dejar reposar el texto el tiempo necesario para volver a él con perspectiva.

Los diálogos tienen una enorme fuerza, porque Gautreaux se recrea en el modo de hablar y los localismos de los personajes de clase trabajadora y los cajunes que pueblan la novela. Se requieren, por tanto, estrategias de compensación que mantengan el sabor y la viveza de los diálogos.

La ironía es frecuente, y el traductor debe estar muy atento para detectarla y reproducirla. Los chistes, en algún caso, han requerido una cierta adaptación, ya que se basaban en referencias muy específicas, solo conocidas por los habitantes de Luisiana.

No ha faltado, por último, la marca de la casa Gautreaux, una especie de hiperrealismo literario que el escritor consigue mediante la minuciosa descripción de la maquinaria con la que trabajan sus personajes: tuercas, émbolos, llaves grifas de treinta y seis pulgadas…, cada pieza en su sitio, una especie de metáfora de su narrativa, que consigue en esta novela un relato muy bien engranado. Esta ha sido quizás la parte más complicada y, desde luego, la que más investigación ha requerido, porque Paul, uno de los protagonistas, es un mecánico experto en la reparación de maquinaria antigua. Así pues, he tenido que dedicar mucho tiempo a la consulta de diccionarios técnicos, vídeos, fotografías, artículos y dibujos sobre el funcionamiento de motores, calderas, locomotoras, barcos, etc.

Entrevista a Tim Gautreaux.

Reseña en el ABC

Reseña en El Cultural

Reseña en El País

Primer capítulo