Teresa Lanero Ladrón de Guevara: El clamor de los bosques, de Richard Powers

Teresa Lanero Ladrón de Guevara ha traducido del inglés la obra de Richard Powers El clamor de los bosques, editada por Alianza de Novelas (AdN).

Obra ganadora del Premio Esther Benítez en 2020.

Sinopsis

El clamor de los bosques, ganadora del Premio Pulitzer 2019, es una novela sobre la relación del ser humano con los árboles. A través de la historia de varios personajes, ambientada en distintas épocas, Richard Powers plantea una batalla para salvar los pocos bosques vírgenes que quedan en el planeta.

Comentario de la traductora

A las traductoras, a veces, nos gusta hablar de nuestras novedades traducidas y aprovechar el espacio que nos brinda ACE Traductores para ello. Lo habitual es que nos hayamos pasado varios meses con el libro entre manos (aunque un poco más de tiempo les habría venido muy bien a nuestras maltrechas cervicales, para qué negarlo). Y un día por fin sale publicado. Ya está aquí El clamor de los bosques, con sus seiscientas paginitas; menudo parto, Richard Powers.

Algunas traductoras, cuando hablamos de nuestro libro, tendemos a centrarnos en los retos que esa traducción nos ha supuesto, en los quebraderos de cabeza que hemos conseguido resolver con mayor o menor tino. Queremos que la gente sepa que la traducción, como la ciencia, no se hace sola, hay que hacerla. Y explicamos entonces lo mucho o poco que nos ha costado captar el tono, plasmar el ritmo, trasladar tal o cual juego de palabras o reproducir la manera de hablar de algún personaje de la Iowa profunda que a ver qué hago yo con esto ahora, Ricardito.

Sin embargo, y sin que sirva de precedente, esta traductora no va a comentar nada de eso. No voy a hacer referencia a los más de ochenta nombres comunes de especies de árboles que aparecen en el texto, aunque para su traducción dedicara horas y horas de búsqueda en páginas de botánica. Eso sí, gracias, Carlos Linneo, por tanto.

Tampoco voy a detenerme en la documentación necesaria para traducir la jerga profesional de cada uno los personajes. Ya se dará cuenta la lectora por sí misma de que Richard Powers se caracteriza por introducir en sus novelas, a través de la profesión de sus personajes, una gran cantidad de datos de diversas ramas del conocimiento: psicología, biología, informática… Si el autor sabe de todo, la traductora debe saber también o, al menos, aparentarlo.

Por otra parte, me podría permitir el pequeño lujo de quejarme de las descripciones extremadamente minuciosas que al autor tanto le gustan, pero no voy a caer en semejante victimismo. Tendría que recordar entonces aquel pasaje en el que Powers explica, con pelos y señales, todos y cada uno de los movimientos de un personaje paralítico para levantarse de una cama articulada. Cuatro páginas, un día y medio de trabajo, cinco minutos de lectura final. Preferiría no hacerlo.

A punto estoy de mencionar a algunos de los autores que aparecen en el libro, tanto de manera explícita como encubierta — Shakespeare, Ovidio, Thoreau, Yeats…— pero me voy a contener. En tal caso, me vería obligada a analizar ese instinto traductor, aguzado con los años, según el cual lees una frase y piensas: «Ay, julai, que esto no es tuyo, que aquí estás citando a alguien». Qué placer encontrar la referencia; diez puntos para Hufflepuff.

En definitiva, esta vez no voy a hablar de dificultades, ya que dificultades hay siempre, sino que voy a incidir, con mucha brevedad —porque no tienen ustedes todo el día—, en otros aspectos fundamentales que me facilitaron enormemente este trabajo y que sin duda están reflejados en la traducción: que el libro estuviera muy bien escrito, lo bastante como para salvar con dignidad, espero, los escollos que se iban presentando al cambiar de un idioma a otro; que la relación con la editorial fuera cordial y el contrato justo; que la correctora trabajara con maestría, con intervenciones y sugerencias acertadísimas, y que me brindaran la posibilidad de comunicarme con ella. Eso —para recordar el término empleado por Salvador Peña en el II Encuentro Profesional del año pasado en Málaga— también es autoetnografía.

Si os han entrado ganas de saber más cosas, en este enlace se pueden leer las primeras páginas. Además, aquí, aquí y aquí tenéis varias reseñas.