Viernes, 4 de julio de 2025

La lagartija equilibrista. Marco Gomes (São Paulo, Brasil), CC BY 2.0, via Wikimedia Commons
VASOS COMUNICANTES empieza hoy su número de verano de 2025, en el que, como todos los veranos, además de nuevos textos, recuperaremos artículos de la hemeroteca que traigan de nuevo a la actualidad lo que constituye nuestra historia y la historia de la revista.
Pero el verano solo es un paréntesis: seguimos mirando hacia un otoño que traerá, como todos los otoños, el reinicio de la actividad y de la rueda interminable de la lucha por unas condiciones dignas de trabajo. Y también nuevos proyectos, ideas y la actividad que suele venir tras la pausa vacacional.
Dejamos atrás, en el número 73, una primavera de autoconciencia, reflexiva, combativa, aglutinadora. Y también cargada de actividad. En este número hemos hablado, entre otras cosas, del Día Mundial del Libro y el Derecho de Autoría, del IV Encuentro Profesional de ACE Traductores celebrado en Palencia, del festival de Angulema, donde los traductores han ocupado un lugar importante. Y, como es habitual, hemos celebrado, junto con nuestros compañeros, merecidos premios que llenan de felicidad, no solo a los premiados, sino a toda la profesión.
Pero, sobre todo, esta primavera ha sido la de La Tarifadora. Esta herramienta que pone números muy concretos a la precariedad, nos ha llevado a muchas de nosotras a colocarnos frente al espejo para averiguar cuánto ganamos en realidad. Lo que el espejo nos ha devuelto no es sorprendente, nadie se llamaba a engaño: la dificultad para salir adelante traduciendo solo libros es la que es cuando la vives en tus carnes, pero no está mal ponerle cara, números concretos y compararla con otros colectivos similares, como el del personal editorial contratado por cuenta ajena.
El coste de la vida galopa y el precio de los libros también, pero las tarifas son las mismas que hace diez años, si no más bajas. Además, y no nos cansaremos de repetirlo, la diferencia entre el bruto y el neto nos da una perspectiva muy diferente del precio por página (solo el régimen general de autónomos se lleva alrededor del 30 % de lo que cobramos), lo que hace que una «rumbosa» tarifa de 15 euros por página se quede en apenas 10 euros, a menudo antes de haberla cobrado.
Todo esto se puede ver en más en detalle en el Centón que hemos preparado alrededor de La Tarifadora, con los comentarios de profesionales de a pie, todos ellos socios de ACE Traductores, que, calculadora en mano, certifican que, en realidad, poquísimos profesionales dedicados en exclusiva a la traducción editorial llegan al salario mínimo en condiciones de jornada y de cotización similares a las de cualquier persona que trabaje por cuenta ajena. En una legislatura en la que la subida del salario mínimo ha simbolizado la mejora de las condiciones de trabajo, resulta escandaloso que tanta gente se esté quedando atrás.
Estos datos (que no pueden ser sorprendentes para nadie) se ven avalados por el informe CONCA 2024, sobre el sector cultural en Cataluña, según el cual, el 23 % de los profesionales de la cultura ingresan menos del salario mínimo y solo el 35 % obtiene ingresos superiores al salario medio.
No debe olvidarlo el Gobierno, y muy específicamente el ministerio de Trabajo, ni tampoco las editoriales que echan las campanas al vuelo reivindicando la salud del sector, en una algazara que es casi obscena cuando las personas que colaboran en esta creación de riqueza no tienen derecho ni siquiera a las migajas del festín.
Porque, como dice Remedios Zafra,
[…] me parece que cuando el triunfo individual implica el fracaso de los demás es en gran medida un fracaso colectivo.
Remedios Zafra, El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital, Anagrama, 2017.
La vocación, la entrega y el «entusiasmo» con el que todas nosotras ejercemos esta profesión nunca podrán justificar esta situación. Por esta razón nuestra revista, la revista de ACE Traductores, siempre estará abierta a hablar de condiciones, contratos y remuneraciones, una realidad sin la que es imposible entender nuestro trabajo.
Para terminar, dejaremos que nos sobrevuele todo el verano (que esperamos descansado y fructífero para todas y todos) esta otra cita de Remedios Zafra sobre el valor y el precio de la cultura:
Reivindicar el valor de la cultura y, por tanto, la necesidad de recuperar su sentido y libertad extremos no solo ayuda a los trabajadores que escriben, crean, investigan y construyen conocimiento, imaginario y simbólico; hacerlo activa la cultura como herramienta social. Porque dejarnos vencer implicaría ceder sin un «ay» a la opresión simbólica del capital y la tecnología.
Remedios Zafra, El informe. Trabajo intelectual y tristeza burocrática, Anagrama 2024.
Codirectora de VASOS COMUNICANTES