Using Computers in the Translation of Literary Style. Challenges and Opportunities, de Roy Youdale

Lunes, 14 de septiembre de 2020.

Using Computers in the Translation of Literary Style. Challenges and Opportunities, de Roy Youdale, Londres y Nueva York, Routledge, 2020. 242 páginas.

Noemí Jiménez Furquet

Conocí a Roy Youdale en 2019, sin imaginar que la ponencia de aquel hombre amable con quien conversaba sería el plato fuerte del congreso que la Universidad de Swansea había organizado sobre traducción literaria asistida por ordenador. En aquella época yo estaba ultimando mi trabajo de fin de postgrado, en el que de manera algo rudimentaria había empleado la lingüística de corpus para comparar traducciones literarias, por lo que el tema del congreso parecía diseñado específicamente para mí. Sin embargo, cuando el doctor Youdale tomó la palabra y yo me descubrí rodeada no de otros traductores, sino de investigadores y expertos del mundo universitario, no pude evitar sentirme un poco intrusa.

Una sensación similar es la que causan las primeras páginas de Using Computers in the Translation of Literary Style. Challenges and Opportunities, libro basado en la tesis doctoral de Youdale y presentado en el marco de aquel congreso. No es un ensayo de divulgación y, pese a que el propio autor afirma que está dirigido a estudiantes, investigadores y profesionales de la traducción, por estructura y estilo, resultará especialmente familiar a los miembros de la comunidad académica. Pero ¿y el contenido?

Aunque la lectura pueda parecer árida en algunos momentos, el contenido plantea una serie de procedimientos eminentemente prácticos que pueden ser de ayuda para el traductor profesional. En palabras del autor, «no se trata de un libro sobre teoría de la traducción, sino de la propuesta de un método para traducir» (p. 73). En efecto, si bien la primera parte del libro se dedica a ofrecer una amplia base teórica y a desmontar ideas preconcebidas sobre el uso de ordenadores en la traducción literaria, así como a presentar someramente el uso de herramientas de traducción asistida y de traducción automática, la clave del libro se nos revela ya en la página 25. Se trata de un método que combina la lectura cercana (close reading), atenta y consciente de la obra original, con la lectura distante (distant reading), es decir, su análisis a nivel macrotextual. Consta de cuatro pasos:

    1. Análisis del texto de origen tras una lectura atenta inicial
    2. Primer borrador de la traducción
    3. Análisis del borrador y comparación con el texto de origen
    4. Análisis del estilo del traductor

El análisis del texto de origen puede abarcar elementos narratológicos (estructura, tipo de narración, tratamiento del tiempo y el espacio), léxicos (vocabulario, colocaciones, repeticiones), gramaticales (longitud y complejidad de las oraciones, puntuación) y de contexto y coherencia (prosodia, conjunciones, tipografía, etc.). A partir de los resultados de este análisis se establecen criterios y estrategias de traducción que, una vez acabado el primer borrador, facilitarían la comparación entre el texto de origen y el texto meta, desde la obra en su conjunto hasta la última coma. Además, el análisis del texto meta podría llegar a poner de manifiesto características del estilo propio del traductor.

Admite el autor que no es un método válido para cualquier traducción literaria, pero que puede resultar útil en traducciones exotizantes de prosa que busquen acercarse lo máximo posible al texto de origen, tanto en contenido como en forma. Y para demostrarlo, dedica el grueso del libro (capítulos 4 a 7) a aplicar este método de manera exhaustiva, valiéndose de la lingüística de corpus para hacer un análisis pormenorizado de los elementos estilísticos, conscientes o inconscientes, partiendo de la premisa de que cuanto mejor sea el análisis del texto original, mejor será la traducción.

La obra escogida para ilustrar la teoría es Gracias por el fuego, de Mario Benedetti, que Youdale descompone hasta el último detalle utilizando herramientas como CATMA, Voyant Tools, Sketch Engine o AntConc, en su mayor parte gratuitas y de libre acceso. Como lectora, ha sido revelador —y divertido— seguir los procesos mentales que han llevado al autor a definir criterios, modelos y procedimientos, y no he podido evitar seguir sus pasos en ocasiones y analizar otros textos siguiendo el método propuesto. También ha sido curioso ver algunos de los retos que supone verter nuestro idioma al inglés: el libro, al fin y al cabo, no ofrece solo una guía, también es el cuaderno de viaje de un traductor enfrentado al original.

¿Sabemos cuáles son los rasgos estilísticos de la obra que tenemos entre manos antes de abordar su traducción? Y aún más importante, ¿sabemos cómo trasladarlos al texto meta? Según Youdale, la combinación de lectura cercana y lectura distante permite revelar posibles patrones y formular hipótesis de estilo que luego podrán confirmarse tras la fase de traducción. Los ejemplos son abundantísimos y detallados, algunos tan insospechados como el uso de la conjunción «y» y los cuarenta y un cambios que la comparación entre el texto de origen y el primer borrador del texto meta le llevó a aplicar en un solo capítulo (p. 176). La forma de afrontar este y otros problemas, como la longitud de las oraciones, el tono, el registro o los culturemas, nos permite conocer a fondo la forma de trabajar, puntillosa y sistemática, de este traductor, y hará que el libro resuene a quien ha de tomar a diario decisiones similares.

Dadas las limitaciones habituales de nuestro trabajo, sin embargo, ha habido momentos en que he dudado de la aplicación práctica del método propuesto, a pesar de que, como se afirma en la última parte del libro, los diferentes tipos de análisis son rápidos y podrían adaptarse sin problemas a las necesidades específicas de cada caso. También es cierto que hay que estar familiarizado con la lingüística de corpus, saber qué se busca y tener cierta habilidad para extraer conclusiones a partir de meros datos estadísticos. Además, personalmente creo que habría sido interesante combinar el método de lectura cercana-distante con el uso de herramientas de traducción asistida, que algunos compañeros ya utilizan cotidianamente con los mismos objetivos que el autor plantea.

En cualquier caso, el libro no solo presenta un método concreto, sino que invita a una reflexión más general. Desde el punto de vista de la utilidad, lo exhaustivo del trabajo que Youdale ha llevado a cabo y los numerosos ejemplos servirán a quienes, lejos de conformarse con leer el texto original antes de acometer la traducción, desean sacarle todo el jugo posible y llevar a cabo una especie de «superlectura» para obtener una perspectiva amplia del conjunto y disponer de fundamentos sólidos antes de tomar decisiones translativas. Además, la lectura del libro permite incluso desarrollar cierta intuición para detectar elementos que normalmente pasarían inadvertidos y hacernos preguntas sobre nuestro propio trabajo.

En términos generales, el libro apuntala la idea de que la informática —ya sea traducción asistida, traducción automática o lingüística de corpus—, ha llegado al mundo de la traducción literaria para quedarse. A quienes trabajan normalmente con este tipo de tecnologías les ofrece aplicaciones complementarias. A quienes aún no se han lanzado, les propone argumentos para perder el miedo y software que puede utilizarse de forma sencilla y sin un gran desembolso económico. Y, aun cuando las herramientas concretas que se emplean en el libro estén llamadas a evolucionar o a verse sustituidas por otras, la utilidad del método parece evidente, al agilizar y sistematizar procesos que hasta ahora —en el mejor de los casos— hemos llevado a cabo de manera intuitiva. Como profesionales, no solo tomaremos conciencia de nuestro trabajo, sino que con casi doscientas cincuenta páginas, hay material de sobra para ahondar en lo que se podría perfilar como el futuro de nuestro oficio. A la espera de un nuevo congreso en el que poder charlar con el autor, es una lectura que bien merece la pena.

 

Noemí Jiménez Furquet (Barcelona, 1978) estudió Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y la Technische Hochschule Köln, y lleva veinte años trabajando como traductora científico-técnica de inglés, alemán y francés. En la actualidad vive a caballo entre el Reino Unido y España, y desde 2019, tras concluir el postgrado en Traducción Literaria de la Universidad Pompeu Fabra, compagina la traducción técnica con los servicios editoriales. Durante el primer semestre de 2020 participó como mentoranda en el Programa de Mentorías de ACE Traductores, acompañada por la traductora veterana Noemí Risco Mateo.