Joaquín Garrigós: El experimento Piteşti, o sobre el poder omnímodo, de Virgil Ierunca

Joaquín Garrigós ha traducido del rumano la obra de Virgil Ierunca El experimento Piteşti, o sobre el poder omnímodo, editada por la editorial Xorki,  Madrid.

Sinopsis

El tema del libro es un hecho histórico. El experimento que se analiza fue puesto en práctica por el coronel ruso Nikolski, jefe de la Securitate rumana en 1949, impuesto por los ocupantes soviéticos en tal cargo pues, al parecer, no se fiaban de los rumanos. En síntesis, era un proceso de «reeducación» para que, a través de la tortura física y psíquica, el detenido (preso político) se convenciera de su propia culpabilidad, denunciara a sus familiares, amigos, camaradas, etc., y pasara luego a ser torturador de otros presos, generalmente sus mejores amigos. De esta manera se iba contando con una fuente inagotable de fieles torturadores que se distribuían por todas las cárceles del país. Para ello, Nikolski organizó un grupo de presos en la cárcel de Piteşti que organizaron el experimento bajo la promesa de reducirles la condena. Los torturadores no eran, pues, los guardianes, sino los propios presos, contando, por supuesto, con la connivencia y apoyo de la dirección de la cárcel.

En 1952, se empiezan a filtrar las noticias de lo que ocurre en Piteşti, ya que una de las víctimas es un reputado político —miembro de un gobierno de antes de la guerra— y hombre de ciencia cuya fama profesional traspasaba las fronteras rumanas. Así las cosas, convenía liquidar el experimento y, para evitar que el grupo originario que lo llevó a cabo hablase, se les condenó, junto con otros «reeducados» que se habían convertido en eficaces torturadores, como traidores vendidos al imperialismo que torturaban a los compañeros para desacreditar al PC y todos acabaron ante un pelotón de fusilamiento.

Este ensayo se escribió a finales de los años 70 y se publicó por primera vez en 1981 en una editorial rumana de la diáspora.

Comentario sobre la traducción

La traducción no presentó grandes dificultades. Es un ensayo, por tanto, el lenguaje es más conciso; por otro lado, el autor salió de Rumania en 1945 y conservó el estilo y lengua propios de la época de entreguerras, que era de una belleza extraordinaria, lo que hace de la traducción un placer.

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